Libre, el Chino Villarruel apuntó contra Ates
El juicio por el asesinato de Hugo Evaristo “el Largo” Rodríguez tuvo lugar el lunes, contra César Villarruel y su sobrino Franco Flores. El Fiscal Marcelo Manso se hizo cargo de la causa por el jury que enfrenta la suspendida Ates y se encontró con un expediente carente de pruebas para acusar. En su casa del barrio El Amanecer, Villarruel recibió a La Opinión.
El 4 de agosto de 2014 fue asesinado en la Bajada de Chaves Hugo Evaristo “el Largo” Rodríguez, de 62 años. Su crimen quedará impune, porque la Justicia no pudo determinar quién lo mato. Pero no solo eso: además, las dos personas que la exfiscala Gabriela Ates acusó fueron absueltos por un Tribunal que asistió a un juicio carente de pruebas, algo que los imputados habían señalado desde el principio.
Esta semana tuvo lugar el Juicio oral y público en San Nicolás. Los acusados, César “Chino” Villarruel y Jonathan Franco Flores Villarruel, su sobrino, no pudieron ser acusados por el Fiscal Marcelo Manso, quien tuvo que llevar adelante el juicio por la suspensión de Ates, ya que no había elementos suficientes para vincularlos con el asesinato.
En el barrio El Amanecer, donde viven las familias Villarruel y Rodríguez, ayer por la tarde “El Chino” recibió a La Opinión, todavía con las marcas que le dejaron dos años preso. Su sobrino, en tanto, está con su familia, luego de haber padecido tuberculosis en la cárcel. Liberados, ambos serán absueltos.
La palabra del Chino
César Villarruel fue detenido el mismo 4 de agosto, el día en que tuvo lugar el crimen. Misma suerte corrió su sobrino. Desde que veinte días después decidió hablar con La Opinión antes que con la Justicia sostuvo lo mismo: “¿Cómo puede ser que dos personas disparen una escopeta a la vez?”. Y sostenía su inocencia.
“Esto fue una locura”, dijo ayer a este medio en el quincho del bar que había instalado, a metros de la parrilla donde ayer preparó el primer asado luego de dos años. Mientras él hablaba, sus familiares llegaban para escuchar la nota.
“Tuvimos que esperar todo este tiempo, con mi sobrino, para demostrar nuestra inocencia”, se quejó y recordó que la causa era “muy pesada, muy delicada”. El homicidio doblemente agravado y con alevosía del que los acusaban tenía como destino la pena máxima, prisión perpetua, 25 años de cárcel, si es que llegaban a condenarlos.
Todos los testigos que pasaron recibieron la misma pregunta: si sabían algo acerca de problemas que pudieran tener la familia Villarruel con la Rodríguez. “Sí, la bronca está, porque ellos fusilaron a mi hermano en 2007”, reconoció el Chino. Por supuesto: el hijo del “Largo” Rodríguez, el “Presi”, fue acusado y condenado por el asesinato del “Oso” Villarruel.
El futuro, la bronca y lo que viene
Tras dos años y un mes preso, el Chino no quiere salir a la calle. Dice que quiere estar con su familia, con su hija, “que es lo que deseaba”. “Salí con una mano atrás y otra adelante, no tengo nada, ni dónde dormir”, contó.
Hace dos años, desde el Penal, había dicho que hacía “una banda de años” que andaba tranquilo” y se preguntaba: “Ahora qué onda, me quiebran el ala, por qué”. En el mismo tenor, dijo ayer: “Ya pasé por esto en otras instancias y ahora hacía años que estaba en la calle, y esta señora, hace dos años atrás, yo estaba en la mejor etapa de mi vida y me cortó el mambo, yo me iba acomodando como persona, con muchos clientes y amistades y me salieron con esto”.
La “señora” a la que hace referencia es la extitular de la UFI 7. “Esa persona de la Justicia, que era una fiscal, Gabriela Ates, me inició esta causa pensando que estaba tratando con un ignorante. Tenía intenciones de no verme más en la calle, por eso caratuló así la causa, por eso me pedía todos esos años”, acusó Villarruel.
De acuerdo a lo que sucedió en el juicio, lo que el Chino le dijo a La Opinión hace dos años era cierto: “A mí me van a largar, me tienen que largar hermano, me vas a ver en la calle, porque no tienen pruebas”. Se demoró dos años, pero así fue.
“Yo me fui en libertad por falta de mérito, no había nada en concreto. Perdimos dos años de nuestra vida que nadie nos va a devolver; y en el penal la pasamos mal”, recordó.
Una causa sin pruebas
En el expediente ni siquiera estaban las pericias para determinar si había restos de pólvora en las manos del Chino. “La parafina va a llegar negativa, porque yo no tengo nada que ver”, sostenía. Esas pruebas, si llegaron de La Plata, nunca fueron agregadas a la causa.
En 25 meses, lo único que sostenía la acusación de Ates era el testimonio de una mujer que dice haber visto a dos personas que coincidirían con la descripción de Villarruel y su sobrino aquella mañana en el lugar del hecho.
Las sospechas, ahora, recaen una vez más sobre Ates. Este es el segundo juicio en el que se duda sobre los testigos que se presentan. La desconfianza respecto de las declaraciones inducidas sobrevuelan la carrera de la suspendida Fiscala.