Las redes sociales en la mira por la venta de bicicletas robadas
San Pedro cuenta con varios grupos de Facebook e Instagram donde se ofrecen todo tipos de servicios y el delito está a la orden del día. Del otro lado existe un comprador que se transforma en cómplice seducido por los bajos precios. A través de seudónimos y nombres falsos, los delincuentes ofrecen los productos de mayor venta en el mercado ilegal. Las bicicletas pasaron a ser un nuevo atractivo, dependiendo la calidad y modelo del rodado.
Por estos tiempos ni los candados ni las cadenas ni las trabas más potentes resultan un impedimento para que los delincuentes perpetren los robos de bicicletas. A los casos más habituales como la sustracción en la vía pública, el arrebato, el corte de cadena o el candado, ahora se multiplican los casos de violación de domicilio.
La pregunta de todos es qué pasa con las bicicletas sustraídas, adónde van a parar. No todos los robos que se producen en la ciudad son denunciados, pero la cantidad de casos semanales es cada vez mayor.
Está claro que para que el negocio de la reventa funcione tiene que haber alguien del otro lado que las compre y los principales canales que existen desde hace ya un tiempo se generan a través de internet, donde la venta de bicicletas a costos sensiblemente menores de los del mercado legal es la seducción mayor, y el comercio de las "bicipartes" también, aunque inferior.
Los grupos de Facebook e Instagram que quizás fueron conformados con otros objetivos hoy son la vidriera exacta para que a través de seudónimos o identidades falsas se ofrezcan los productos sin siquiera saber cuál es la procedencia.
La Opinión pudo saber que ha habido casos en los que en algunos de los grupos de mayor cantidad de visitas de la ciudad se detectaron elementos de procedencia dudosa, pero las respuestas judiciales no fueron las esperadas.
En algún momento el robo de bicicletas disminuyó notablemente, pero la presencia de rodados de los denominados “de alta gama” la transformó en un nuevo atractivo para los ladrones y una opción más para el mercado negro, que ahora no es sólo de motos.
El promedio de sustracción de bicicletas es hoy en día muy alto y la cantidad de casos esclarecidos, bajo. A la vez, se ha originado una preocupante costumbre cada vez más común y es que las víctimas desistan de hacer la correspondiente denuncia policial, porque entienden que, al tratarse de un “robo menor”, no tendrán resolución.
Algo de razón tienen, pero sin quererlo termina siendo un factor de beneficio para el delincuente, que luego puede ubicar el rodado en donde se le plazca sin que el ilícito sea detectado.