Las injusticias duelen
Lili:
Te escribo esta nota, podrida de ver y oír como termina en un cesto sin fondo el esclarecimiento de las injusticias que pasan en San Pedro. Soy del Barrio Hermano Indio y me cuesta decirlo porque es un barrio como cualquier otro donde el 95 o el 98 % de la gente trabaja muy duro, aunque te cueste creer, y te digo esto porque por ahí, la gente “del centro” y lo digo con mucho respeto, cree que aquí, somos todos negros de mierda (disculpá la expresión).
Pero en este barrio, también somos padres que luchamos para darles a nuestros hijos lo mejor que podamos “darles”, excepto “algunos” pocos, que niegan la realidad que les toca vivir, creyendo, quizá que por no aceptar la realidad, las cosas no suceden y permiten que “alguno” de sus hijos fume marihuana y se alcoholice con sus amigos en su propia casa, estando en presencia de sus hermanitos (esto siempre y cuando los hermanitos hayan regresado de pedir en el centro). A esto sumale casi todas las menores que se fugan de “Los Naranjos”, inmediatamente tienen un lugar en ese domicilio de esta mujer, donde también permite dormir a su hijo con estas chicas y a dónde quiero llegar es que la policía aunque lo niegue sabe muy bien esto. Como también sabe que el que rompió los vidrios de la ambulancia con una botella, mientras esta esperaba que el médico atendiera a una señora que se encontraba descompuesta, es nada más y nada menos que el menor GM muy conocido por sus antecedentes. Te juro que me gustaría gritar el nombre a los cuatro vientos y la Policía estaba a pie, escondida dentro de los árboles en la esquina de Balcarce y Benefactora Sampedrina (que no hay luz) esperando a otra persona que había ocasionado disturbios un rato antes, y a raíz de que ellos (los Policías) estaban allí, pudieron ver muy claramente al menor, que luego de romper los vidrios de la ambulancia y cuando vio que vienen los patrulleros, corre. Luego los policías se van con la ambulancia toda rota y el menor vuelve a la esquina de Hermano Indio y Balcarce y en un gesto propio de él se golpeaba el pecho y gritaba «manga de p…, hijos de p…, ortibas, buchones y la c… de tu madre, soy yo y me la aguanto para cualquiera de este barrio, el que tenga huevos que salga!!! Y mil cosas más, mientras gritaba y tiraba ladrillos sobre las puertas y techos de todos los vecinos. Aparecieron dos policías corriendo, arma en mano y lo llegaron a tener a menos de 10 metros, entonces, conclusión: ¿por qué dice la policía que son “autores ignorados”? si lo vieron muy bien, como lo vimos todos los vecinos que estábamos afuera, mirando lo ocurrido. No podemos aguantar que este chico grite en la esquina, cosas como las que gritó.
Lili te escribo esta carta y quizás me equivoque, pero casi seguro que vas a sugerir que hagamos una denuncia, que por supuesto hay que firmarla y exponernos a ser la próxima víctima de este desalmado ya que, por lo que te dijo el Dr. Fiori, lo único que nos queda es meternos adentro de la casa y mordernos la bronca, la impotencia de que no haya “nadie” que se encargue de este tipo de personas. El Juzgado te pide que nosotros reclamemos a los legisladores y ¿por qué no lo hace el mismo juzgado que seguramente tiene más amplios recursos que nosotros como ciudadanos comunes? ¿Querés la respuesta? Si se lo proponemos al Juez de Menores que haga el reclamo, va a contestar “eso no me corresponde”.
Muchas gracias por leer mi carta y te juro que podría contarte muchas cosas más de este menor, como que al día siguiente de romper los vidrios, estaba otra vez drogado en la esquina de Benefactora Sampedrina y Pueyrredón queriendo pegarle a todos los que pasaban cerca de él.
Nos preguntamos ¿hasta cuando?
Muchas gracias, te saludo atte.
[hr]N. de la R.: La carta ha sido publicada con reserva de identidad, a raíz de las múltiples ocasiones en las que los vecinos que se animan a denunciar en los medios, son víctimas de represalias. El contenido de la misiva y las notas publicadas en esta edición nos eximen de comentarios.