Las detenciones del padre Tulio y de Anselmo Ojeda profundizaron la división social en el caso del jardín Belén
Mientras la Justicia avanza en la investigación, las opiniones más o menos fundadas sobre el caso crecen y con ellas el tenor de los debates, sobre todo en las redes sociales. Fiscalía, abogados de los denunciantes y defensores de los imputados consideran que todavía “falta mucho” para llegar a la instancia de juicio. En la sociedad, la división es cada vez mayor y las discusiones más virulentas.
La causa que investiga las denuncias de abusos presuntamente cometidos en el interior del jardín Belén tuvo la semana pasada uno de los pasos procesales más importantes, a poco más de un año de la primera denuncia: la orden de detención de dos de los tres imputados, el sacerdote Tulio Mattiussi y el exportero Anselmo Ojeda.
La “grieta” que ya existía en torno al caso se profundizó en el transcurso de la última semana, en la que las redes sociales fueron escenario de múltiples debates, ataques personales, acusaciones nunca presentadas ante la Justicia, enojos diversos y discusiones interminables hasta en la misa oficiada por el Obispo.
Mientras tanto, en la ciudad hay cinco niños cuyos padres consideraron que sus relatos son compatibles con escenas relacionadas con abusos sexuales, por lo que decidieron radicar la denuncia con el objetivo de que la Justicia se expida al respecto.
Para ello, resta que corra mucha agua debajo del puente. Al fiscal Hernán Granda, a cargo de la investigación de la causa tras la unificación de las denuncias, le quedan todavía diversas medidas de prueba antes de considerar la instrucción terminada y lista para elevar a juicio oral y público.
Las declaraciones de las presuntas víctimas bajo el sistema de cámara Gesell, sobre todo las de dos de los niños que pasaron por esa instancia, contienen aspectos compatibles con el delito de abuso sexual que se investiga.
Antes de la declaración indagatoria como imputados, el fiscal Granda, basado en la expectativa de la pena y la gravedad del delito que tiene bajo investigación, decidió solicitar la detención de los acusados. El juez de Garantías Ricardo Prati, un reconocido “garantista” de firma difícil cuando se trata de detenciones, accedió a la solicitud.
Por ello la semana pasada el tema volvió a instalarse con fuerza en la ciudad. Con él, el debate, la grieta y las discusiones, algunas sin sentido y otras razonables.
A las 18.00 del martes de la semana pasada, efectivos de la DDI llegaron a la parroquia San Roque para detener al padre Tulio, a quien sacaron esposado del templo religioso. A esa hora, en el bajo, otra comisión policial detenía al exportero Anselmo Ojeda, que estaba pescando.
Ambos fueron trasladados a la sede local de la DDI, donde quedaron bajo la custodia del subcomisario Iván Vitullo, titular de la policía de investigaciones. Afuera, un grupo de padres denunciantes, junto a familiares, esperaba el momento en que salieran del edificio para subir esposados al patrullero que los trasladaría a San Nicolás, donde pasarían la noche antes de ir a Baradero, a prestar declaración indagatoria ante el fiscal.
Tras revisarlos, la médica forense consideró que estaban en condiciones de ser trasladados. Con la cabeza cubierta, esposados y con una custodia policial que incluyó hasta al Jefe Distrital Fabián Gallo, los imputados bajaron las escaleras para llegar al patrullero. Antes de subir, al padre Tulio se le cayó la prenda que cubría su rostro.
Mientras eso sucedía, más de 50 personas estaban afuera del jardín Belén, convocados para “apoyar a la institución” en un abrazo simbólico. Mientras La Opinión transmitía en vivo, prefirieron no hacer declaraciones. Luego, varios refirieron su descontento con el tratamiento de la noticia y expresaron apoyo incondicional al sacerdote.
Pusieron en duda las declaraciones de los niños bajo el sistema de cámara Gesell. En ese sentido, expresaron sus sospechas de que los relatos podrían ser “inducidos”. Muchos de ellos, informaron, declararon en el marco de la causa para aportar datos relacionados con el funcionamiento del jardín que permitan apoyar la versión del caso que indica que lo que fue denunciado no habría sucedido
A la vuelta, un grupo de fieles rezaba en la parroquia, cuya puerta principal estaba cerrada. “No lo esperábamos. Vinimos a rezar, a pedir por esto. Que la justicia determine y, para nosotros, la justicia de Dios también va a tener que ver”, dijo un hombre, consternado, y aseguró que Tulio “era un buen sacerdote, muy cercano, siempre trabajando por la comunidad”.
Al otro día, Tulio y Anselmo, acompañados de sus abogados defensores, declararon ante Granda. Aseguraron que son inocentes y que los hechos que les imputan nunca sucedieron.
Al sacerdote Tulio Matiussi lo defiende el abogado nicoleño Gustavo Moreno, quien sostuvo que en las declaraciones bajo el sistema de cámara Gesell “los chicos no han refrendado lo que decían los padres, no han dicho lo mismo”.
Cauto, el abogado expresó sus respetos por la tarea del fiscal Granda, y evitó cargar contra los padres denunciantes. “Yo no digo que ellos hayan inventado, por el contrario, es entendible la preocupación de un padre que tiene una duda, entiendo el accionar, entiendo todo, lo que no entiendo es la condena social” y agregó: “Todos quieren que paguen los culpables, pero no por eso podemos meter a todos en la misma bolsa”.
A Anselmo Ojeda lo representa el defensor oficial Alejandro Ares, en cuya Defensoría consideran que en las declaraciones bajo cámara Gesell no surgen con contundencia elementos que permitan establecer su responsabilidad en los hechos que se le imputan.
Para Moreno, la solicitud de detención que hizo Granda y la decisión al respecto que tomó el juez Prati están relacionadas con “la gravedad del delito denunciado, porque son autores posiblemente responsables, porque hay indicios vehementes de concluir que ellos pueden ser los autores y se los puede llamar a indagatoria”.
Tras la detención del padre Tulio el Obispado de San Nicolás decidió apartar de la Iglesia al sacerdote hasta que la Justicia se expida acerca de su culpabilidad o inocencia.
A través de un comunicado, el obispo Hugo Santiago informó que “con motivo de la detención” del titular de la parroquia San Roque, “mediante un decreto episcopal” firmado el mismo martes de la detención, “lo apartó del ejercicio público del ministerio sacerdotal como medida cautelar, mientras dure el proceso penal y se investigue la inocencia o culpabilidad del sacerdote”.
El Obispado había apartado al padre Tulio de sus labores como representante legal del jardín Belén apenas fue notificado de las denuncias por presuntos abusos sexuales que fueron radicadas en su contra. Ahora que el Juez negó la excarcelación también habrá que ver qué sucede con una tercera persona que está imputada en la causa.
“El obispo le brindó su total apoyo”, aseguró el abogado del padre Tulio a La Opinión. En efecto, el sábado, Monseñor Santiago ofició misa en San Pedro.
“En la procesión y misa de nuestra madre, la inmaculada, muy linda la explicación de Monseñor Hugo Santiago sobre Tulio Mattiussi. Muy correcta, que mereció el aplauso y respondió en el atrio de la iglesia a las preguntas que hizo la gente”, contaron fieles que presenciaron la situación.
“Hay que terminar con tanto odio”, señaló una mujer que apoya al sacerdote. En las redes sociales, lejos de ese deseo, la ira se acrecienta a cada paso. Lo peor es que aún falta mucho para el final.
Denegaron la excarcelación
El juez Prati resolvió no otorgar la excarcelación solicitada por el abogado del sacerdote Tulio Mattiussi, Gustavo Moreno. Así, los acusados seguirán tras las rejas, al menos hasta que se resuelva si atravesará lo que resta del proceso de investigación bajo prisión preventiva o en libertad.
Para ello hay que esperar ahora el plazo de ley,
establecido en 15 días desde la detención y que puede ser prorrogable, a solicitud del juez, por otros 15. Hasta entonces, el padre Tulio permanecerá detenido, a disposición de la Justicia. En la misma situación está el exportero, Anselmo Ojeda.