La violencia no cesa en el barrio San Miguel
Los vecinos se movilizaron en reclamo de seguridad y manifestaron su enojo con la Justicia. En veinte días hubo un muerto, dos heridos de arma de fuego y un apuñalado. El asesinato de Javier Lovello y la detención de Jonathan Luna resonó fuerte en la familia de Leonardo López, asesinado en 2009, que pidió ayuda para esclarecer el hecho que lleva más de tres años sin culpables.
Un nuevo hecho ocurrido durante el fin de semana ubica el eje de la discusión en la violencia desmedida con que se convive en los barrios marginados de la ciudad, producto del abandono total de políticas sociales y la falta de planificación que arrojó una gran cantidad de vecinos en situación de vulnerabilidad social al mismo sitio, caldo de cultivo de la delincuencia, donde unos pocos dominan el territorio o se pelean con otros pocos por ello.
Esta vez, un joven de 21 años recibió un disparo de arma de fuego en su pierna izquierda, a raíz de una disputa con otro de 17 y la familia de éste. De esa manera fueron a solucionar un conflicto que tiene antecedentes: un herido de arma blanca semanas antes.
Como La Opinión viene señalando desde hace tiempo, las problemáticas internas entre vecinos, familiares o amigos son resueltas así: un disparo, o una puñalada, para mostrar quién es el más fuerte, “quién manda”, y en medio de estos conflictos, otros vecinos que intentan no verse involucrados, no poner en riesgo su vida y que marchan pidiendo seguridad.
Son históricas las disputas entre familias de distintos barrios de la ciudad, las que se incrementaron cuando decidieron “ubicarlos” a pocos metros unos de otros. La diagramación de los barrios San Francisco, El Caserito, San Miguel y 291 viviendas, no tuvo en cuenta las diferentes realidades sociales de cada grupo de habitantes y provocó que sujetos que mantienen conflictos entre sí convivan a metros de distancia y, entre ellos, familias enteras que se exponen a quedar en medio de un enfrentamiento entre bandos donde hay que preguntar quién es “el comanda”.
Los más chicos son quienes sufren las peores consecuencias. Los padres pueden aconsejar a un pequeño, pero no pueden evitar que se exponga a la realidad y al contexto con el que convive: drogas, armas, disputas para ver quién es el “capo”, violencia cotidiana y muerte.
Mucho menos en familias donde los adultos pasan casi la totalidad del día fuera del domicilio por cuestiones laborales o familiares, y los más chicos recorren el barrio en soledad, siendo testigos de innumerables situaciones de violencia que lamentablemente, y en la mayoría de los casos, tomarán como ejemplo.
Otro herido,
otra situación evitable
Ezequiel Miño, el joven que recibió un disparo de arma de fuego en su pierna izquierda el pasado domingo, fue quien atacó con un arma blanca semanas atrás a Lucas, de 17 años, provocándole una grave herida en su brazo derecho que le comprometió la movilidad. Fue detenido, acusado por ocasionarle al menor “heridas graves” y puesto en libertad. Pero la violencia no cesó.
Vecinos del barrio San Miguel aseguraron a La Opinión que el agresor circuló en reiteradas oportunidades frente a la vivienda de la familia Barrios agrediéndolos verbalmente, incluso amenazando con que asesinará a su agresor e incendiará la casa.
El domingo, alrededor de las 17.00, la situación se repitió y esta vez la familia “no soportó”. Si bien la sucesión de hechos aún es motivo de investigación, los primeros testimonios dan cuenta que Lucas persiguió a Miño con un elemento contundente, incluso hasta el interior de la vivienda de su agresor.
Inmediatamente ingresó Rodolfo, su padre, quien corrió siguiendo a Lucas y detrás su madre. Cómo y qué pasó dentro de la vivienda aún no fue precisado, como así tampoco el autor del disparo que afectó y comprometió la pierna izquierda de Miño, quien fue intervenido quirúrgicamente en la ciudad de San Martín durante la madrugada del lunes.
Por el hecho, el Juzgado de Menores resolvió imputar a Rodolfo Barrios y su hijo Lucas por “tentativa de homicidio”. El hombre de 35 años permanece detenido en la Comisaría local, mientras que el menor fue trasladado a la ciudad de Junín. Este hecho provocó disconformidad en la Comisaría local. “Si Barrios no ponía el brazo cuando Miño lo apuñaló, lo mataba; pero para la Justicia fueron ‘heridas graves’ y salió en libertad. Ahora este le dispara en la pierna y es ‘tentativa de homicidio’, no se entiende”, se escuchó en los pasillos. Los detenidos se negaron a declarar a la espera de que Hugo Lima (hijo) tome la causa.
Tres movilizaciones en menos de una semana
Familiares, amigos y vecinos de Javier Lovello, asesinado en el barrio San Miguel el sábado 1° de junio marcharon a las puertas del Palacio Municipal el pasado miércoles para reclamar seguridad y pedir la expulsión de familias enteras, no sólo de los barrios sino de la ciudad, algo que no es potestad del Intendente ni de ningún otro funcionario.
El Secretario de Gobierno Javier Silva junto a otros miembros del Ejecutivo y el Comisario Dante Paolini recibió a los familiares y prometió la creación de un comedor que llevará el nombre de Javier, entre otras medidas a implementar en el barrio.
Jonathan Luna, señalado como el autor del disparo que terminó con la vida de Lovello, fue detenido esa misma tarde en San Nicolás. El intendente recibió a los familiares de la víctima el jueves, mientras otro enfrentamiento se daba en el barrio.
Domingo Moyental, de 62 años, se enfrentó a tiros con un joven y fue detenido por la policía. Su familia indicó que el joven fue quien disparó contra la casa del hombre, quien junto a su esposa sufre amenazas constantes, lo que motivó una nueva movilización el viernes, para exigir su liberación.
Este domingo, Rodolfo Barrios y su hijo Lucas fueron detenidos por el disparo que recibió Ezequiel Miño. Nuevamente un grupo de cuarenta personas se movilizó a las puertas de la Comisaría, donde fueron recibidos por el Jefe Distrital Dante Paolini, quien les explicó en reiteradas ocasiones que la decisión de liberarlos no depende de ellos sino de la Justicia.
Los vecinos no sólo agradecieron la respuesta de Paolini, sino que redactaron una carta en la que destacaron el trabajo que realiza en la ciudad.
La situación de los detenidos
Jonathan Luna, detenido el miércoles por el asesinato de Javier Lovello, no amplió su declaración.
Tras ser apresado se había negado a declarar. Tampoco presentó a quien será su abogado defensor, ya que rechazó a la Defensora oficial. Continúa detenido fuera de la jurisdicción San Nicolás de manera preventiva, debido a los hechos que se sucedieron mientras se reclamaba su detención y por temor a que los vecinos tomen represalias.
Rodolfo Barrios y Lucas fueron imputados por intento de homicidio y permanecen detenidos en la Comisaría y en la ciudad de Junín respectivamente, a la espera de que la Justicia defina su situación. Por el mismo caso, Ezequiel Miño continúa internado en el Hospital local, recuperándose de la herida que sufrió en su pierna izquierda.
Moyental, por su parte, fue detenido por intento de homicidio, aunque su situación no es tan compleja como la de la familia Barrios, ya que éste no hirió a nadie ni se comprobó aún que haya sido quien efectuó los disparos en el enfrentamiento que se dio Las Provincias y Bozzano.
Una familia que nunca bajó los brazos
El asesinato de Javier Lovello despertó un hecho olvidado por la sociedad, es que durante una de las movilizaciones una vecina del barrio San Miguel expresó en el aire de La Radio: “Ya son tres las muertes, hasta cuando va a continuar en libertad”, en referencia a Jonathan Luna, que aún no había sido capturado y agregó: “Ya mataron a Lezcano, a López y ahora a Lovello, a quién más va a asesinar esta familia”.
Estas declaraciones pegaron de lleno en el pecho de cada uno de los familiares y amigos de Leonardo Vicente López de 30 años. El hombre fue encontrado en una zanja de Las Provincias al 1.500 la madrugada del 13 de septiembre de 2009. El cuerpo fue hallado semidesnudo y brutalmente golpeado. Sobre la calle se encontró una piedra con la que lo habrían asesinado a golpes en la nuca y una enorme mancha de sangre.
La autopsia reveló que el joven permaneció boca abajo mientras era golpeado salvajemente. Una vez muerto, fue arrojado a la zanja. Varias semanas después, y por tenerse en cuenta el testimonio del testigo encubierto, se detuvo a Carlos Barboza, quien pasó dos años detenido por la causa y se enfrentó a un juicio oral, en el que fue absuelto por falta de pruebas. La familia de López siempre apuntó a Jonathan Luna.
Margarita, mamá de Leonardo, su tía Sandra y su hermana Perla, dialogaron con La Opinión y pidieron la solidaridad de los vecinos del barrio San Miguel: “Nosotros escuchamos La Radio y escuchamos a la señora que nombró a mi sobrino”, expresó Sandra con lágrimas en los ojos y agregó: “Nosotros entendemos el dolor de esa familia, porque nos tocó vivirlo hace cuatro años”.
La familia López se mostró agradecida por el trabajo de la Fiscal Gabriela Ates: “Si ella no hubiera intervenido, la causa estaría cerrada, porque el juicio que hicieron fue un gran circo y no hubo culpables”, aseguró Sandra, tía de López.
Entre lágrimas, hizo un llamado desesperado para esclarecer el asesinato de su sobrino: “Queremos pedirle a esa familia que si nombró a mi sobrino es porque quizá saben algo, que nos cuenten, que se presenten en la Fiscalía a declarar, que nosotros tenemos el mismo vacío y el mismo dolor que ellos y queremos que se haga justicia por Leonardo”.