¡La soledad!
De un pueblo al que nadie tiene en cuenta, salvo para usarlo en beneficio de algunos o muchos políticos, de algunos o de muchos partidos políticos, pero nunca en beneficio sincero, real y efectivo. La torta siempre se la comen los que llegan al gobierno y reparten algunas tajadas entre los que le son más cercanos. La política del lobo genera soledad, tristeza y dolor de los pueblos marginados y olvidados. Al pueblo, sólo discursos de bonanzas, promesas, palabras y un montón de huesos; tiene que ser así, porque los necesitan tener como miserables rehenes y, si es posible, mejor muertos de hambre. La soledad en que se debate la vida de los pueblos saqueados por sus propios correligionarios es tan cruel y asfixiante que les quita todas las fuerzas necesarias para poder rebelarse de tanta injusticia. Es tanta la soledad de sentimientos, afectos, coberturas sociales, políticas, culturales, económicas, financieras y profesionales, que hace que se esté nadando en un mar de aguas muy agitadas, sin poder llegar nunca a la costa salvadora.
La soledad es como una mancha de aceite en el mar, se extiende, se extiende, hasta alcanzar a los que se creían lo mas protegidos.
Dios proteja a esta Nación de la insensibilidad, egoísmo y avaricia de quienes pudiendo hacer y dar lo niegan todo, guardándose para sí lo que en verdad le pertenece al pueblo.
Marcos Attias – DNI .4055724 casasytranqueras@yahoo.com.ar