La salida de Gamietea puso a Ramón Salazar en el centro de la escena
El exdirector de Personal le dijo a La Opinión que el secretario de Coordinación no tuvo “los testículos” de decirle en la cara que prescindían de sus servicios. Aunque la salida de Gamietea sonaba hace dos meses, dentro de Cambiemos nadie sabía que era una decisión tomada. El secretario de Economía, de quien dependía el funcionario, se enteró después de que lo expulsaran.
El secretario de Coordinación, Ramón Salazar, hijo del intendente y figura más prominente de su gabinete, quedó en el centro de la escena tras la expulsión del director de Personal, Rolando Gamietea.
El exfuncionario aseguró a La Opinión que nunca en el gobierno habían objetado su tarea, con excepción de Ramón Salazar, a quien le atribuyó la decisión de prescindir de sus servicios que le comunicó el secretario de Gobierno, Silvio Corti.
La difusión pública de la versión de Gamietea provocó un cimbronazo dentro del gobierno y, especialmente, dentro de la alianza Cambiemos que conforman el partido Fe, la UCR, el Pro con llegada a ministerios nacionales y el Pro local que armó Sergio Rosa, cuya figura más importante es, aunque él preferiría que así no fuera, el secretario interino de Economía, Hernán Abatángelo.
Como contó el propio Gamietea, el día que le informaron que se tenía que ir estaba tomando un café con el concejal Gerardo Pelletier, que pertenece al mismo grupo político. Cuando Corti le transmitió la decisión, el director de Personal saliente fue a la oficina de Abatángelo. Superior suyo en términos administrativos pero también políticos, no sabía que le sacaban a un miembro de su equipo.
Gamietea hizo referencia a un informe de gestión que elevó cuando a fines de junio se filtró que Cecilio y Ramón Salazar evaluaban su expulsión. Tanto el intendente como el secretario de Coordinación lo recibieron.
“Comentarios, ninguno. Objeciones, ninguna”, dijo el funcionario expulsado.
Entre los logros de su paso por la función, Rolando Gamietea enumeró la reducción del ausentismo a menos de la mitad, la contratación de un médico que cumplió a rajatablas con su cometido, la reubicación de personal que no tenía tareas asignadas, entre otras.
“Quizás no estuvieron bien”, ironizó y disparó: “Deben ser muchas, para que quien se ufana de haber estado evaluándome, llámese Ramón Salazar, no tuviera los testículos de decirme en la cara que prescindía de mis servicios”.
“Hace mucho tiempo, trabajando en Catamarca, alguien mayor que yo, me dijo: ‘Señor se nace, no se hace’. Me llevó algún tiempito entenderlo. Pero, ¿qué gran verdad, no?”, agregó al respecto, como quien echa leña al fuego.
Por su parte, Ramón Salazar no respondió públicamente. Tampoco dijo mucho internamente, según cuentan en Palacio, donde su influencia es importante, sobre todo en lo que respecta a la toma de decisiones del intendente.
En el resto de Cambiemos prefieren el silencio, aunque el malestar, por momentos parece evidente. El caso Gamietea hizo que se expusiera en público algo que puertas adentro se reclamó, sin demasiadas respuestas. En el Concejo Deliberante, por ejemplo, personas que supieron ser muy cercanas a Salazar ya no son de consulta diaria. El resto de los aliados, tampoco.
A un año de las elecciones, ese panorama resulta al menos extraño. El intendente prefiere no hablar de su reelección. En una oportunidad, hace unos meses, se refirió a que podría ser alguien más de su equipo el que se postule. Quienes transitan Palacio aseguran que Ramón tiene muchas posibilidades de ser el elegido. Quizás por eso el asunto Gamietea lo instala en escena y lo pone como objeto de debate interno. Detrás suyo hay varios que también aspiran al cargo de Cecilio.