La prostitución sampedrina está en la mira de la Justicia
El Fiscal Giagnorio allanó una casa que funcionaba como prostíbulo sobre calle Lavalle. Ya tiene en su poder datos de otros sitios similares. Dónde funcionan, quiénes los regentean y quiénes son los clientes. La distribución por barrio y por clase social. El trasfondo de un negocio en el que el sexo es la mercancía.
Las hay rubias naturales, teñidas, morochas, pelirrojas, altas, flacas, más gorditas, jóvenes, no tanto, bien perfumadas con mayor o menor calidad, amorosas, ardientes, inmutables… La prostitución, ese mal llamado “oficio” más antiguo del mundo existe y es una problemática que guarda relación con dos cuestiones fundamentales que la sociedad quiere combatir aunque a veces hace oídos sordos: la trata de personas por un lado, y la exclusión social y femenina por el otro.
En San Pedro, como en cualquier parte, claro, la prostitución existe. La oferta de sexo por parte de mujeres, hombres y travestis es un hecho insoslayable. La ley penal en Argentina no prohíbe la actividad aunque no permite el establecimiento de casas o locales donde se ejerza la prostitución o se incite a ella.
Por ello la ley no persigue ni pena a las prostitutas pero sí a los prostíbulos y especialmente a quienes los regentean, los proxenetas o “fiolos”, que son quienes lucran con los cuerpos al obtener pingües ganancias de los “servicios” ofrecidos.
La legislación que se utiliza para allanar lugares donde pueden funcionar las llamadas “casas de tolerancia” es la de profilaxis, una norma de 1937. Cada intervención de la Justicia está íntimamente ligada a dos cuestiones muy graves: la trata de personas y la explotación sexual de menores.
El burdel de la calle Lavalle
La semana pasada hubo un nuevo allanamiento en la ciudad. Sucedió en una casa ubicada en Lavalle 460, entre Bottaro y Miguel Porta, donde el Fiscal especializado en trata de personas Darío Giagnorio había ordenado una investigación que estuvo a cargo de la DDI.
Allí llegaron el miércoles de la semana pasada para el allanamiento, puesto que en este tipo de casos hay que encontrar el delito en flagrancia, es decir cometiéndose. Encontraron a dos mujeres ejerciendo la prostitución, a tres clientes y al proxeneta.
Todos fueron aprehendidos y trasladados por la policía para luego ser liberados. Las dos mujeres eran mayores de edad y oriundas de San Pedro. Los clientes también eran de la ciudad y todos superaban los 18 años. El que regenteaba el prostíbulo es el mismo que se dedicaba al sexo pago cuando allanaron ese lugar hace unos tres años.
La causa iniciada es por infracción a la ley de profilaxis, cuyo resultado judicial prevé como pena multas que tienen un mínimo de 12.500 pesos. Para Giagnorio, “el caso está cerrado” y tras la indagatoria al imputado sobrevendrá el juicio oral y público en el que los tres clientes serán citados como testigos. Sus nombres y apellidos aún no trascendieron.
Modalidades
de contratación
La DDI investigó durante un buen tiempo los movimientos del prostíbulo de Lavalle. Hay incluso escuchas telefónicas que dan cuenta de cómo se manejaba: los clientes llamaban por teléfono para pedir turnos con “las chicas” y luego, entre las 16.00 y las 23.00, horario en que funcionaba el lugar, se encontraban para mantener relaciones sexuales pagas.
Si bien tenía la particularidad de funcionar como uno de los llamados “privados”, con turnos previos, la sala de espera y la presencia del proxeneta dan cuentas de que también podía contratarse los servicios con sólo llegar y ver la disponibilidad.
La casa de Lavalle 460 utilizada como prostíbulo tenía dos habitaciones y una sala de espera. La investigación estableció que había proxenetismo, en la medida en que según explicó el Fiscal “el dueño de la vivienda cobraba un porcentaje por el servicio que se prestaba” allí. “Era el fiolo, en definitiva”, explicó Giagnorio. Por ello es el imputado y a quien le corresponderá la multa.
La causa tiene una larga investigación. Como se dijo, hay escuchas telefónicas y además la tarea investigativa hizo que personal de la DDI observara durante largas semanas quiénes entraban y salían de ese lugar.
Las dos mujeres que ejercían la prostitución aseguraron estar allí por voluntad propia, sin amenazas ni ningún tipo de violencia, más allá de estar de alguna manera sometidas a los designios de un prostituyente proxeneta y otros prostituyentes clientes.
Un negocio millonario
“A nivel mundial la prostitución es la segunda actividad ilegal que más recauda, detrás del tráfico de armas y más que la droga, así lo indican los informes internacionales del movimiento de lavado de dinero”, aseguró el Fiscal Giagnorio y detalló: “Una chica en un prostíbulo mantiene unas 10 relaciones sexuales por día, esos son al menos 1.000 pesos por día que le quedan al dueño”.
Esos datos surgen del análisis de un allanamiento realizado en la región por el propio Giagnorio, quien supo encabezar una investigación nada menos que en el famoso “Mundialito” de Ramallo.
El negocio es redondo porque se trata de una actividad libre de impuestos y mayores gastos. Argentina es un país al que le cuesta perseguir la evasión fiscal de los comercios habilitados, por lo que hasta eso favorece a la prostitución.
Además, para quienes son usuarios de este servicio no hay pena. “Acá el consumidor es tan responsable como el que pone el prostíbulo”, sostuvo sin titubear la Diputada Monzón.
Ello es parte de un debate internacional sobre la prostitución como oficio denigrante y el de las “trabajadoras sexuales”, que consideran libre la elección de prostituirse.
Sobre la primera postura, la exprostituta chaqueña y ahora activista por los derechos de la mujer Sonia Sánchez asegura que “la prostitución es violencia y humillación, no es trabajo” y que “el hambre y la vulnerabilidad fabrican putas y lo grave es que hoy la explotación sexual está organizada y globalizada”. Lo explica en el libro que escribió sobre el tema junto a la también feminista boliviana María Galindo: “Ninguna mujer nace para puta”.
Sánchez, quien se consideraba a sí misma como trabajadora sexual, contó cómo cambió de parecer para denunciar lo que llama el mecanismo social prostituyente: “Fue una ruptura drástica, luego de una golpiza en un hotel alojamiento. Me miré en el espejo y por primera vez pude verme como mujer. La prostitución me había robado mi identidad. Mis otras identidades: madre, tía, trabajadora. Lloré durante horas y tiré a la basura cuatro bolsas de consorcio de ropa estereotipada de puta”.
Al respecto, Giagnorio consideró que “este es un delito naturalizado” tanto por los que lo cometen como por la sociedad en general. “Acá hay un propietario que se hace rico a expensas del sexo que presta otra persona”. Explotación, básicamente.
El juicio del Luna
El local ubicado en Crucero General Belgrano y Ruta 1001 denominado “Luna Night” fue allanado por Giagnorio en abril pasado. Allí había mujeres de origen dominicano, paraguayo y argentino que ofrecían servicios sexuales, aunque desde el comercio sostuvieron que ellos no tenían nada que ver con ese intercambio comercial.
“Esa causa está por elevarse a juicio. Hay un montón de pruebas e intervenciones telefónicas”, informó el Fiscal. La noche del allanamiento, Giagnorio secuestró todo lo que había adentro, desde los muebles a las botellas, pasando por las sábanas, las tazas y hasta un mate.
Esa noche, además de las “cinco chicas mayores de edad ejerciendo la profesión”, había unas veinte personas, clientes del local, que según las palabras del Fiscal “esperaban por los servicios” de las señoritas, que en efecto ejercerían la prostitución, aunque la duda está en si la oferta de sexo se realizaba dentro del night club y con participación de los propietarios en las ganancias.
Todos ellos son testigos en la causa, que tiene cuatro imputados. Los titulares del Luna Night denunciaron al Fiscal por allanamiento ilegal, robo, abuso de autoridad y detención ilegal.
El mapa local de las “putas”
Este no es el único prostíbulo de San Pedro ni el único que funciona a pocas cuadras del centro. Mucho se dice, poco se prueba, y la Justicia posee datos de otros sitios donde más temprano que tarde caerán con el peso de la ley. Giagnorio ya lo había advertido en el verano de 2011, cuando vino a la ciudad a brindar una charla relacionada con el trabajo esclavo, que investigó: “Ya nos vamos a ocupar, pero esta es una ciudad muy especial”, había dicho.
De hecho, se ocupó y en abril pasado pidió un allanamiento que terminó con la clausura del reconocido cabaret Luna Night, cuya causa avanza en la Justicia (ver aparte). Ahora va por el resto, en la medida de lo posible.
San Pedro tiene prostíbulos y eso no lo niega nadie. Los hay en el centro, del tipo de los “privados”: son departamentos en vistosos edificios donde mujeres atienden a sus clientes como quien recibe a un amigo en su casa.
También están en los barrios, en disfrazados bares de copas, en casas de familia o en otras especialmente dispuestas para ello. La mayoría tiene la coincidencia de que hay alguien que hace la vista gorda y otro alguien que comanda el negocio de la explotación sexual.
San Pedro integra junto a Pergamino, Junín y San Nicolás el llamado “embudo” de la prostitución, que generó una investigación de la legisladora del Pro Nancy Monzón, oriunda de Exaltación de la Cruz, quien afirmó que “en los distritos chicos nos conocemos todos y sabemos dónde funcionan estos lugares, dónde está la lucecita roja donde funciona un prostíbulo, si lo sabemos los vecinos, cómo no lo sabe la policía”.