“La persona que me denunció es la que quiso sacarme a la nena”
Mabel Moyano rompió el silencio. La única implicada en la supuesta compra de una beba de siete meses, habló y culpó a un funcionario actual.
Mucho se dijo y se dirá sobre la supuesta compra de una bebé en Santa Lucía. Se trata de un caso de supresión de identidad que la Justicia Federal investiga. Una historia donde se cruzan el poder, la pobreza y, por qué no, la ingenuidad. La única implicada hasta el momento es Alicia Mabel Moyano, una mujer de 47 años, trabajadora rural y humilde.
Fue necesario llegar hasta ella para que algunos de los hilos sueltos de la causa se unieran. Dos periodistas de este medio estuvieron sentados frente a frente con la acusada y pudieron recoger otras aristas totalmente distintas con respecto a lo sucedido. De poder comprobarse los dichos de la mujer, quizás la causa tome otros caminos y sean otros los implicados.
En su casa de material y techo de chapas, en la intersección de las calles O’ Farrel y Dr. Obaid, Mabel Moyano se animó a contar con detalles el caso del que aún hoy habla toda la comunidad y en el que una menor de siete meses aguarda que la Justicia decida sobre su futuro.
Temerosa al principio, respetuosa y algo confusa al momento de narrar su versión, Mabel Moyano afirmó sin dudar: “Yo sé que esta madre no me denunció”. “La persona que me denunció a mí es la que quiso sacarme a la nena, y como yo me negué a dársela, entonces fue y me denunció”. Así de contundente relató Moyano el desencadenante de la situación.
“Ustedes me sabrán entender, yo sé cómo viene la mano, pero mucho no puedo contar”, aclaró y con la vista perdida detrás de la mirada de los cronistas agregó. “Más allá de mi ignorancia, cuando pedí ayuda nadie me escuchó”.
Sin dudar, su rostro se desdibuja en una mueca sobre la que aseguró: “Yo creo que he frenado un negocio. La mamá de la nena es inocente, pobrecita, porque me contó una historia muy triste y todo lo que se dijo es mentira. Es mentira de quienes me denunciaron”. Con firmeza y el dedo levantado espetó: “La misma persona que a mí me denunció el 31 de Diciembre, un día antes, el 30, vino con otras personas a pedirme la nena y me dijo que si se la daba se callaba. Las otras personas que el 5 de Enero me denunciaron, se basaron en lo que dijo esa persona”.
Sin atreverse a nombrar a “esa persona”, la imputada agregó: “No sé si quería venderla, pero pienso que era para dársela a un familiar suyo”. “Yo soy pobre y lamentablemente no tengo dinero para taparle la boca a nadie, pero se va a hacer justicia”, opinó.
Las palabras veloces y certeras de Moyano la muestran molesta y a la vez temerosa por la actitud de quien, según ella, había concurrido en varias oportunidades a pedirle la bebé. Con las manos temblorosas y la mirada encendida, venció la barrera del miedo y confesó: “Es un Concejal de Santa Lucía, acá todos lo saben”.
“La mamá de la nena es muy pobre y le querían sacar los cuatro chicos, porque acá hay gente de alto poder. Se comenta, parece, que algo pasó con otro hijo”, relató. “Yo la conocí porque andaba pidiendo y pasó por acá. Las cosas que contaban eran muy desgarradoras, muy tristes. Pero esto no fue premeditado. Vino durante dos semanas, cinco ó seis veces. De lo poquito que tengo y lo humilde que tengo, ayudo a todos. Yo soy muy pobre, trabajo en el campo, adonde me necesiten voy”, describió Moyano tirando de los puños de su campera de polar negro.
“Un día, hablando, me contó todo, ‘he tomado una decisión’, me dijo… y me planteó el problema de un día para el otro. Ya estaba para tener. Todo fue de buena voluntad”, se defendió. Cuando las preguntas llegaron a la supuesta compra por una cierta cantidad de dinero, Mabel Moyano recorrió con la mirada las paredes despintadas de su vivienda de trabajadora rural: “Con qué la voy comprar yo. Se dijo de todo, hasta que me habían pagado con una casa en 75.000 pesos. Todo fue inventado por el denunciante. El me dijo: ‘Dame la nena, porque yo sé que vos no me vas a denunciar”. Pero en la causa yo lo nombré y lo va a tener que contar delante de la Justicia”, aseveró, a la vez que manifestó un profundo temor por sus declaraciones ante la Justicia Federal: “Yo tengo miedo de que me pase algo. No sé si del que me denunció, pero de su entorno sí”.
En un primer momento también fue detenida la pareja de la mujer, pero en su relato no se olvidó del joven, destacando: “A mi esposo lo desvinculé de todo, el no sabía nada y se comió ocho días detenido”.
“Yo le salvé la vida a María del Rosario (el nombre de la bebé), por eso no creo que la madre me haya denunciado, y si no me va a tener que decir por qué hizo eso, quién la hizo mentir”.
“Acá no hubo robo”
Moyano habló sin pausas y aunque en su relato se mostraba segura y tranquila algunos pasajes dejaban lagunas, vericuetos inaccesibles, aspectos que se ensombrecían a medida que algunas contradicciones empantanaban el recorrido que los cronistas hacían en su cabeza.
“Quédense tranquilos, acá no hubo robo, nadie sabía nada, los médicos no sabían nada. La bebé nació en la Clínica San Martín y yo la ayudé con 2000 pesos para el parto”, dijo refiriéndose a la mamá. “No fue al hospital, porque si iba le sacaban la criatura, y eso fue lo que más me conmovió. La estaban siguiendo”, explicó.
“Un día antes de que llegara la Justicia a mi casa, me iba presentar en San Nicolás para denunciar a esta persona”, volvió a remarcar la imputada sobre el funcionario del poder deliberativo que según ella le quería sacar a la bebé. “Venía con las mujeres y unos papeles que nunca me mostraban, sólo veía un sello grandote”. “¿¡En donde están los derechos del niño!? ¡Cuándo que esta persona se la pasó haciendo política en los medios de acá, agarrándose de mí y la criatura!”, dijo con vehemencia la mujer.
“Yo le compraba las leches, porque ella tomaba una leche especial”, recordó sobre la menor. “La mujer se fue de Santa Lucía porque le querían sacar a los otros cuatro chicos. Todos los vecinos pusimos plata para ayudarla, todos los vecinos colaboramos y yo quiero saber quién la hizo mentir. Yo a la bebé la considero mi hija, porque la madre me la dio, y yo la considero mi hija. Es más, puede ser que me den la tenencia a mí, pero sé que hay varias familias pidiendo que se la den también”, contó Moyano demostrando cariño y un sentimiento profundo hacia la bebé.
En ese tramo de su relato deslizó algunos datos acerca de cómo se inició la historia: “Ella llega a Santa Lucía porque la trae otra persona de acá. Había una persona de mucho poder que la trajo una madrugada en una combi. No puedo decir su nombre, pero vive acá. Pero no tiene nada que ver con la otra persona que venía a pedírmela. Es más, le habían ofrecido una casa, pero no se quería quedar porque ella cartonéa y se quería volver a su ciudad”, narró.
“Todos sus hijos se criaron en hogares, de donde ellos vivían. Ella siempre me decía que la última que había tenido la escondió para que no se la sacaran, porque ya le habían sacado un hijo. Durante ese embarazo andaba con ropa grande para que no se dieran cuenta que estaba embarazada. ¡Me decía que pasó unos calores!”, describió con las manos en la falda y la cabeza oscilante que irguió al recordar: “¡Todo esto yo se lo conté a la Justicia!”.
Una historia de dudas y certezas
Alicia Mabel Moyano fue detenida junto a su pareja el Viernes 26 de Junio. La Justicia Federal intervino de inmediato y el propio Juez Villafuerte Ruzo se presentó en el domicilio en Santa Lucía para encabezar los operativos.
“En la Federal me atendieron muy bien, todos son buena gente. Además yo no tenía nada que ver, por eso yo estoy acá”, aseguró aliviada Moyano. “Después que volví, este hombre (por el Concejal) vino una sola vez y me dijo si yo podía hablar con él, pero le cerré le puerta sin contestarle”, relató
Siempre se dijo que todo lo que respecta a la menor había sucedido bajo el apellido Moyano, y que así se había logrado sortear los escollos legales que la hubieran complicado, aunque tarde o temprano iba a caer.
“A la nena le puse mi apellido. Todo se hizo a nombre mío, para todos ella (por la mamá de la nena) era yo. Los médicos no sabían nada, para todos era Mabel Moyano”, aseguró la imputada respecto a cómo se planteó la situación que le permitió tener consigo a la menor.
Aún así, sigue sin ser clara la desaparición de la historia clínica suya desde el interior del hospital. “A mí me van a tener que dar una explicación, yo no sabía que me habían operado de lo que se dijo. Yo puedo seguir teniendo familia y por eso desapareció la historia clínica del Hospital. Yo tuve una operación de apéndice y cesárea, pero nada que ver, además me pusieron que fue en el 2002 y son todas mentiras”, subrayó la mujer sin dudarlo y ofuscada. De inmediato, agregó más confusión al tema:“Yo me enteré que estaba operada en el Hospital San Martín de La Plata, donde me hicieron un despegamiento de intestino, la operación que tengo fue hace muchos años. Ahí me enteré que me habían sacado el útero como dicen”.
“Ahora no voy a parar porque algo raro pasó, por algo desapareció todo.
Hace muchos años yo estaba embarazada de mellizos y cuando los fui a tener me dijeron que habían nacido muertos. Con el tiempo me di cuenta que jamás me los habían mostrado ni había firmado nada. Es por eso que dudo de todo”, concluyó Moyano sobre un capítulo de su vida que podría transformarse en otra historia dolorosa aunque mucho más común para los días en que vivimos.
Con un dejo de tristeza reflejado en sus redondos ojos marrones que brillaron con la presencia de una lágrima retenida, Mabel Moyano mostró a La Opinión fotos de María del Rosario en las pocas imágenes que logró retener luego del allanamiento que sufrió en su casa. En las imágenes, guardadas en el interior de una revista de cosméticos, una hermosa bebé de ojos oscuros sonríe en los brazos de la mujer, unos días antes de que la Justicia interviniera ante esta situación irregular cuyo final es tan abierto como el cielo de la siesta santalucense en la que la acusada rompió el silencio sobre su caso.
Ahora aguarda en libertad la hora en la que la Justicia la siente en el banquillo. Su pareja trabaja en el campo y ella juega al chin chón con un vecino entrado en años que aprieta la mano con firmeza para saludar a los cronistas. Desde la puerta de su casa, pide disculpas al negarse a ser fotografiada aunque más no sea de espaldas.
Los perros ladran a los fantasmas de la siesta que el viento arrastra junto al polvo de las calles que el turismo rural no pavimentará. Las ruedas del móvil de este semanario inician su andar. Mabel Moyano saluda con una sonrisa de pocos dientes y acomoda la cola de caballo con que sostiene su fino cabello negro. En la otra mano blande las fotos de la bebé. El televisor sin volumen está en canal 9. La puerta entornada se cierra. El resto, lo dirá la Justicia.