La Opinión ante las pantallas de las cámaras de seguridad
Un periodista de este medio estuvo en el Centro de Monitoreo junto a los responsables del lugar y los trabajadores que cumplen la tarea de observar todas y cada una de las imágenes que registran las cámaras instaladas en distintos puntos de la ciudad. Cómo funcionan, qué ven y en qué influyen a la hora de prevenir o esclarecer delitos o contravenciones.
Con albañiles que trabajan contrarreloj y un desorden propio del proceso de instalación que viene demorado, el Centro de Monitoreo ubicado en el Polo de Seguridad que Guacone soñó y Giovanettoni puso en marcha en Mitre al 1900 está en funcionamiento.
A sus monitores ya llegan las imágenes de 20 cámaras de seguridad instaladas en diversos puntos de la ciudad, entre las que se cuentan las 14 que ya funcionaban y los seis domos que dispuso el Ministerio de Seguridad de la Nación.
Allí llegarán también las que recojan las 20 que entregará el Gobierno provincial en las próximas semanas, de acuerdo a lo informado por el Director de Seguridad,
Tránsito y Nocturnidad Raúl Manchone, quien abrió las puertas del lugar para que este semanario pueda observar cómo trabajan.
El jueves pasado, La Opinión estuvo dos horas frente a las cámaras de seguridad, entre las 09.30 y las 11.30 de la mañana para dar cuenta en esta página qué es lo que ven los operadores, cómo trabajan y cuáles son las posibilidades reales de que el sistema contribuya a la prevención y esclarecimiento de delitos.
De la misma manera, quedó en evidencia que el monitoreo será una herramienta muy importante para el ordenamiento del tránsito, siempre y cuando el personal del área alcance para cubrir una demanda que es muy importante en una ciudad donde el “dejar hacer, dejar pasar” fue durante mucho tiempo moneda corriente, por lo que costará revertir esa cultura del “todo vale”.
Qué se ve en las pantallas
Al Centro de Monitoreo se accede por calle Mitre. Por ahora, y hasta que pongan las cortinas blackout previstas, quien pase por la vereda puede ver a los operadores en su tarea. De hecho, la noche anterior a la visita de La Opinión, un grupo de curiosos se detuvo durante varios minutos a ver cómo funcionaba todo. El plan es que no pueda verse a los empleados, para que sus identidades no sean reveladas.
El salón principal consta de tres monitores de 40 pulgadas. El primero de la izquierda dividido en cuatro; el del centro, según su leyenda, muestra lo que toma la cámara instalada en “Mitre y Balcarse” (sic); y el tercero muestra Belgrano y Balcarce, ahora con “c”. En el medio del cuarto hay dos monitores más chicos divididos en cuatro. En uno de ellos se ve los operadores; el otro es para monitorear lo que ellos tienen frente a sus ojos. Aquí se sienta el supervisor.
Los controladores serán tres por turno –todavía hay uno solo, hasta que finalice el proceso de selección– y habrá un cuarto, para las rotaciones. El que está frente a los monitores observa los movimientos durante 45 minutos y descansa quince.
Cada puesto tiene una serie de cámaras, por lo que cada operador es responsable de la cantidad de imágenes que ve y registra; tras el descanso de 15 minutos, vuelve al mismo puesto, por lo que el cuarto operador, el de reemplazo, pasa un cuarto de hora en cada lugar.
En el libro de actas deben quedar registrados todos los incidentes que puedan ser pasibles de análisis.
Ese jueves estaba en el Centro de Monitoreo el personal de Parques y Jardines porque hay que podar algunas plantas que impiden la visión en profundidad. Otro problema que tienen en ese sentido son los carteles del centro. “Ya pasó en un accidente en el que no podíamos cruzar con la cámara. Me reuní con los concejales, para legislar hacia adelante, porque no hay legislación”, señaló Manchone.
Las mejores cámaras son los domos, seis de alta definición, tienen 28 niveles de zoom y un acercamiento de 43 veces, que permiten ver todo pero absolutamente todo y pueden moverse a través de un joystick o con un mouse. Cuando el operario deja de manipularlo, tras 30 segundos la cámara trabaja sola y sigue los movimientos que hay en la calle; por sí misma, enfoca en zoom al cuerpo que haga mayor movimiento: autos que cruzan la esquina, motos que circulan por la peatonal, alguien que pasa corriendo.
En la Peatonal, por ejemplo, se puede ver a personas que se sientan en los canteros a la espera de un mensaje luego de conectarse al wi fi gratuito de algunos de los bares de la zona; a cuatro efectivos charlando en la esquina, dos sin gorra y uno rascándose las partes; a un automovilista hurgando en sus fosas nasales mientras espera el semáforo…
De noche, las cámaras tienen infrarrojo y permiten ver en blanco y negro todo lo que sucede, con nitidez, aunque a veces las luces de los autos “encandilan” la visión de los dispositivos.
Las cámaras graban de manera permanente, las 24 horas, todo lo que registran, que es conservado durante 30 días a disposición de la Justicia, que suele requerir sobre todo para el esclarecimiento de ilícitos y de accidentes.
“Fiscalía envía oficios habitualmente, por accidentes, por autos que pasan por una esquina en determinado horario, sospechosos de cometer ilícitos, sobre todo en las cámaras de los accesos”, señaló Manchone.
El tránsito, eterno problema
Pasar unas horas frente al sistema de monitoreo permite establecer que el comentario de la calle acerca de “lo mal que se maneja en San Pedro” no es un mito: motos por la vereda, con la mayoría de sus conductores sin casco; automóviles que estacionan en la línea amarilla; nadie pone luz de giro y encierran al que viene detrás como si estuvieran circulando por el medio del campo, solos; prácticamente no hay esquina donde se respete el paso peatonal, incluso allí donde la cebra está pintada.
Pueden verse autos en la vereda, concesionarias que los sacan para cumplir con el inspector pero persisten en su actitud a los pocos minutos; gente que se enoja con los cobradores del estacionamiento medido; frenadas con lo justo en cada esquina; y decenas, cientos, miles de ejemplos más.
El Centro de Monitoreo permite ver a todos los que están en infracción, por lo que Manchone tiene el plan de firmar un convenio con el Ministerio de Seguridad para homologar las cámaras ante el Inti, de manera tal que puedan hacer fotomultas gracias a los registros.
“Existe la posibilidad, pero hoy no podemos. Lo que sí podemos hacer ahora es llamar y enviar personal”, explicó Manchone, quien de hecho comunicó infracciones a Inspección para que fueran a labrar las multas correspondientes (ver recuadro). Eso sí, no dan abasto los empleados para la cantidad de infracciones que pueden observarse.
El funcionario se entusiasma respecto de la posibilidad que las cámaras brindan para el ordenamiento del tránsito: “Todo esto lo vamos a solucionar con la grúa, una vez que esté operativa podrá ir a cada lugar que registren las cámaras, labrar la infracción y levantar el vehículo”.
En ese sentido, Manchone cree que una vez en marcha el sistema la comunidad comenzará a prestar más atención y a respetar con mayor ahínco las normas. De la misma manera, las infracciones que sean multadas implicarán ingresos para las alicaídas arcas municipales.
Multas en vivo y en directo
Mientras La Opinión estuvo frente a las cámaras, el Director del área Raúl Manchone notificó a personal de Inspección para que labre dos multas a camionetas mal estacionadas en la esquina de Mitre y Obligado.
Una Peugeot Hoggan estaba obstruyendo la entrada de la Peatonal, frente al Butti, cuyo titular llegó, se bajó y se metió en el reconocido bar, hasta que salió y se encontró con las inspectoras en plena tarea, a quienes reclamó por la multa.
La otra era una Volkswagen Amarok que estaba en esa misma esquina, sobre la línea amarilla, cuyo dueño también se enojó porque le estaban haciendo el acta de infracción.
Gracias al zoom de las cámaras, se podía ver con precisión lo que la inspectora escribía en el acta que elevó al Juzgado de Faltas.
Controlar a los controladores
En un extremo están los monitores y en el otro hay un panóptico, una “ojo de pez” con cinco cámaras que graban permanentemente lo que sucede dentro de la sala; una de ellas permite, de manera manual y digital, ver lo que sucede en los alrededores del edificio.
El proceso de selección está en marcha y será entre el personal municipal, con los siguientes requisitos de base: legajo limpio; ningún antecedente policial ni de conflictos laborales; disponibilidad horaria para los cuatro turnos previstos y manejo de PC.
Cada uno, como hicieron los cuatro operadores del otro Centro de Monitoreo, firma una cláusula de confidencialidad que impide que cualquier tipo de información salga de las cuatro paredes de la sala donde trabajan. Si se prueba que lo hicieran, la sanción es el despido.
Botones antipánico
Un monitor instalado en la sala mostrará un mapa interactivo para las alarmas antipánico distribuidas en tiempos de Guacone y Silva. Además, el operador de turno registrará en el sistema los incidentes que lleguen al Centro, algo que hasta ahora se hacía en un cuaderno, a mano.
Los antipánico tienen dos botones, uno sonoro que dispara la alarma instalada en el barrio y otro mudo, que envía un mensaje de texto al controlador con la dirección donde se produjo la situación.
A veces hay falsas alarmas, por lo que periódicamente los empleados llaman a los números registrados para verificar el buen funcionamiento de los dispositivos.
Recorrida de concejales
Este miércoles, los concejales de la Comisión de Seguridad harán el mismo recorrido que la semana pasada hizo La Opinión. Allí recibirán además un informe de Manchone destinado al Consejo del Arbolado que coordina Liliana Adrover para dar cuentas de las necesidades de poda que tiene el sistema de monitoreo.