La muerte de Tomy: “No hubo ninguna situación de juego”
La Fiscala Viviana Ramos está convencida de que el acto en el que murió Tomás Agustín Zubiete, de 16 años, no fue accidental. La sospecha es que, más allá de la intencionalidad, el homicida sabía muy bien lo que hacía. El hecho se produjo en la madrugada del domingo en una vivienda que el detenido cuidaba a pocos metros de su casa. Desde el entorno de la víctima aseguraron que el acusado lo hostigaba desde hace tiempo.
Una tragedia de características fatales se cobró la vida de un adolescente de 16 años que participaba de una reunión en la casa de un vecino junto a otros jóvenes el pasado domingo por la madrugada. Tomás Agustín Zubiete concurrió invitado por Brian Matías López, de 24 años, a una casa ubicada en la misma manzana en la que vive con su familia a compartir bebidas y cigarrillos.
Tomás y Brian eran vecinos desde siempre. Sus casas eran linderas en la esquina de Lavalle y 35 bis. Aunque los unía la historia en común, la relación no pasaba por un buen momento ni guardaba las características de otrora. Al menos así lo insinuaron sus vecinos.
La fatalidad les deparaba el peor desenlace. Un arma en el lugar menos indicado fue gatillada para terminar con la vida del más chico de los dos.
La Fiscala Viviana Ramos, titular de la UFI 11 es quien instruye la causa. Si bien escuchó el testimonio de los chicos que participaban de un típico encuentro de “previa”, entiende que el disparo letal no fue producto de un accidente.
“El autor esgrime un arma que estaba debajo de un colchón, la carga, la pone sobre la frente de la persona que resultó ser la víctima y dispara. No hay ningún forcejeo, ni ninguna situación de juego en el medio que prevea que fue un accidente”, dijo Ramos.
Para algunos es difícil entender que se trataba de una reunión de amigos, porque la diferencia de edad entre los presentes era bastante pronunciada, aunque todo es materia de investigación.
El desenlace se produjo en la habitación de una casa ubicada en Riobamba y 35 bis, donde predomina un pequeño pasillo de calle de tierra tomado por varias familias que desde hace algunos años se fueron adueñando de la manzana. En el lugar, además de Brian López y Tomás Zubiete, se encontraban su hermano de 14 años y otro menor de 13.
Vino, marihuana y un arma de fuego
Ese día, Tomás había estado en la clínica San Martín acompañando a su papá, que se encontraba internado. Regresó a su casa y fue a visitar a su novia. Por la noche, volvió con la promesa de que iba a permanecer en su hogar pero algo o alguien lo convenció para que en compañía de su hermano Rodrigo, de 14 años, se dirigiera a la casa de un albañil paraguayo que había viajado a Buenos Aires y dejó a Brian López al cuidado de su morada.
Según se desprende del expediente que se tramita en la Fiscalía N° 11, los menores y el victimario estuvieron charlando y tomando vino en el interior de la propiedad hasta que López los invitó a dirigirse a la pieza a escuchar un poco de música, porque ahí es donde tenía el minicomponente.
En determinado momento, metió la mano debajo del colchón y sacó un arma. Tras manipularla y exhibirla la cargó con una sola bala y comenzó a apuntar mientras decía: “Mirá que te tiro”. Apenas unos instantes, unas palabras entre los dos y el inconfundible sonido de un disparo, que fue lo último que escuchó Tomás.
La víctima recibió el impacto de esa única bala en la frente y murió en el acto. Los jóvenes que se hallaban en el lugar, incluido López, huyeron aterrados. La tranquilidad y el silencio de la noche se vieron alterados por los gritos y la tensión hasta que el arribo de la Policía y las ambulancias alertaban con sus sirenas sobre la gravedad de lo sucedido.
El personal de la Comisaría halló en la habitación el cuerpo sin vida del adolescente, restos de cigarrillos de marihuana, vino y, sobre la cama, un revolver calibre 32 sin marca y numeración visibles.
Brian López, de quien hasta ese momento nada se sabía, se presentó en la Comisaría junto a su madre y se puso a disposición de la Justicia. La causa fue caratulada como Homicidio y el imputado, quien no registra antecedentes delictivos, quedó detenido.
“No fue un accidente”
Tomás Agustín Zubiete era un chico muy querido en el barrio y los vecinos de su cuadra lamentan su prematura partida. Nacido y criado en el seno de una familia trabajadora, tradicional en ese sector de la ciudad, era hijo de Oscar, un conocido chofer de la empresa distribuidora de bebidas Quilmes, quien estaba internado en observación y con un estudio programado para el día lunes. Tras el crimen, fue dado de alta esa misma noche.
“Cuando la enfermera me avisó que algo grave había pasado nunca sospeché que podía haber pasado algo así. Pensé en mi estado de salud, pero no era por eso, era por Tomy”, contó Oscar desconsolado cuando recibió a La Opinión en su casa.
Esa noche, Tomás se encontró con su novia, comieron juntos y más tarde la acompañó a la casa y volvió. “Yo siempre le decía ‘Tomy, quedate en casa, portate bien, no vayas a salir’, y él siempre me respondía que me quedara tranquilo”.
El menor de 16 años cursó sus estudios en las escuelas 7 y 46 pero desde hace un tiempo tomó la decisión de no concurrir más a clases para comenzar a trabajar. Actualmente se desempeñaba en un comercio donde embolsaba carbón, a una cuadra y media de su casa. Aunque no jugaba al fútbol, le gustaba mirar los partidos y usaba la camiseta de Boca.
Desde su entorno no dudaron en apuntar que no fue un accidente y que fue un acto previsible. Según narraron, Brian López hostigaba a Tomás: “No fue un accidente, siempre le decía algo, le gritaba, lo chiflaba. Todo porque Tomy no se juntaba con ellos a tomar y drogarse”, dijeron y sostuvieron: “Lo venían verdugueando, le venían hinchando las bo…”.
Cuentan los vecinos que frente al pasaje 35 bis, sobre calle Lavalle, hay un amplio terreno en el que varias noches se juntan jóvenes que llegan de diversos barrios a tomar y fumar marihuana, y que siempre se molestaban cuando el papá de Tomás le pedía a sus hijos que ingresaran a la casa. Hace una semana había pasado algo parecido. “Andá a dormir vos”, le habían dicho a Oscar.