La muerte de Tiara no quedará impune
El crimen de Tiara Lozano, la bebé que murió tras ser salvajemente golpeada, será elevado a juicio. Se trata de uno de los asesinatos más crueles que se recuerden en la historia policial de la ciudad. El caso va camino a tener una condena ejemplar y para ello el Fiscal Marcelo Manso pidió la pena máxima. El imputado Mariano Casas podría recibir hasta 25 años de prisión.
A pocos días de cumplirse un año del brutal homicidio de Tiara Lozano, la niña de solo un año y cuatro meses que fue asesinada a golpes, la justicia dio un paso fundamental en busca de condenar con la mayor pena posible al único acusado, el ex futbolista Mariano “Pulguita” Casas, de 25 años.
La víctima falleció el 16 de mayo de 2014 luego de constatar que se trataba de una muerte traumática generada por los castigos que le propinó quien había quedado a su cuidado. Está claro que por más condena que reciba será muy difícil digerir un caso aberrante, donde la víctima, inocente e indefensa, quedó en manos del instinto asesino de su padrastro. La situación de Casas es sumamente comprometida y prácticamente, en base a lo actuado, esta historia tiene un final anunciado con todas las de la ley en su contra. El imputado permanece alojado en una Unidad Penitenciaria de la localidad de Junín y pesa sobre él una causa caratulada como “Homicidio”.
Las pruebas en contra del acusado son determinantes, las mismas que llevaron al Fiscal Marcelo Manso a solicitar la elevación a juicio con una sanción estimada en los 25 años de prisión. La misma ni siquiera le otorgaría el derecho de acudir al sistema de juicio abreviado, directamente será sometido a un debate oral y público.
“El que calla otorga”, dice el dicho, y a lo largo de todo el proceso, Casas se negó a declarar, haciendo lugar a que la justicia vaya aprobando cada dato que fue registrando para entender que el único culpable ya está tras las rejas. Y peor aun cuando el Fiscal terminó de recibir los resultados de todas las pericias efectuadas con respecto al hecho. Los estudios médicos finales que convergieron en un solo informe coincidieron en todo. Cada uno de los peritajes confirmó las sospechas de los investigadores comprometiendo aún más al acusado.
Los exámenes finales revalidaron que Tiara Lozano murió debido a los traumas sufridos. La niña presentaba graves lesiones internas como fractura de cadera y pelvis, lesiones en el hígado, en el riñón derecho, diafragma y la presión ejercida sobre la zona abdominal en forma de aplastamiento generó el desplazamiento de las vísceras huecas, de abajo hacia arriba. También se detectó mucosidad y líquido en los pulmones, hematomas en el cuerpo de al menos cinco días de antigüedad, en los brazos y en la pelvis, como así también pellizcos sobre la piel a la altura del hígado. El silencio del imputado quizás haga que nunca se pueda determinar con certeza qué mecanismo fue el practicado para ocasionarle la muerte, pero sí queda establecido que la niña sufrió horrores hasta fallecer.
Todas en contra
No solo las pericias arrojaron resultados desfavorables para Casas sino también cada una de las coartadas que practicó en el momento de entrevistarse con los médicos que los recibieron en el Hospital esa noche del 16 de mayo.
El exjugador de fútbol estaba en pareja con la madre de la víctima, quien en el momento previo a dirigirse al nosocomio se encontraba trabajando en la parrilla de un familiar, ubicada en 25 de Mayo y Ayacucho. Por eso Casas había quedado al cuidado de los hijos de María Lozano, la progenitora.
En un determinado momento el joven arribó con Tiara envuelta en una frazada a bordo de una moto, ya que la niña se habría desvanecido, y desde allí partieron raudamente hacia la guardia del Hospital. En un primer momento hablaron de un ahogo o algo parecido pero las sospechas sobre algo aún pero comenzaron a tomar fuerzas cuando tanto el Fiscal como el médico de policía advirtieron otras características sobre el cuerpo de la niña y que no coincidían con lo apuntado por los progenitores.
A partir de allí se fue construyendo uno de los capítulos más tristes e indignantes del historial policial que está a punto de cerrarse y con una dura condena que no alcanzará para sanar semejante dolor.