La interna y la rosca se llevaron a otro funcionario del Gobierno de Guacone
Verónica Mosteiro renunció la semana pasada a su cargo como Secretaria de Desarrollo Humano y ayer fue su último día de trabajo. Dentro del gabinete, su salida generó un cimbronazo al poner en evidencia las diferencias internas, que en medio de la crisis se exacerbaron.
La Secretaria de Desarrollo Humano Verónica Mosteiro dejó el cargo porque su proyecto era inviable en las condiciones actuales del Gobierno municipal. Así lo dio a entender en una entrevista telefónica que brindó a La Opinión (ver página 3) el lunes por la mañana, luego de renunciar el jueves, al otro día de haber viajado con el Intendente Guacone a firmar convenios con la Secretaría de Comercio de la Nación para que en San Pedro haya Precios Cuidados (ver página 10). La charla que mantuvieron allí fue determinante.
La interna del gabinete se llevó a una funcionaria que llegó a fines de noviembre del año pasado con el cartel de no pertenecer a las roscas y los “vicios” de la política. Esas roscas y esos vicios, presentes con fuerza en todos los gobiernos pero excluyentes en el de Guacone, arrastraron a Mosteiro a una disputa de la que yo no quiso formar parte.
Ya había advertido que se iría cuando en octubre pasado dijo que ponía a disposición su renuncia, en medio de las discusiones en el Comité de Crisis respecto del anunciado decreto de emergencia administrativa, cuyas prerrogativas resultaron entre difíciles e imposibles de cumplir.
En Desarrollo Humano, los empleados pusieron el grito en el cielo cuando la exsecretaria quiso ajustar las clavijas. Le hicieron saber que ellos no serían los únicos en todo el Municipio donde la “racionalización sería efectiva”.
El viernes la noticia de su renuncia ganó la calle. Su difusión generó un último entuerto, ya que sólo sabían los Secretarios de Gobierno Raúl Cheyllada –otro que todos los días piensa en su alejamiento- y de Economía Roberto Borgo. “Alguno de ellos lo filtró”, dijeron cerca de la docente. El segundo tenía una disputa sorda con ella, sobre todo por su condición de miembro del denominado “grupo del Hospital”, con quien Mosteiro se enfrentó públicamente para marcar diferencias.
Motivos de peso
El mismo viernes no faltó quien dijera que la Secretaria tenía “1200 litros de razones” para irse, en alusión a la presunta irregularidad en la distribución de vales de combustible con destino a vehículos particulares, una constante en el Ejecutivo, imposible de controlar por el volumen que significa y por la cantidad de empleados que deben poner su propia movilidad para hacer su trabajo.
Un problema de control que Borgo prometió solucionar con tarjetas magnéticas en agosto, pero que, como tantos otros anuncios, quedó en letra. Nadie sabe a ciencia cierta qué cantidad de combustible corresponde a lo que ciertamente se necesita para cumplir con las tareas y cuál es pasible de entrar en la categoría de “regalo”, “desvío” o “irregularidad”.
En el enfrentamiento interno entre “Divinas” y “Populares”, Mosteiro quedó alistada en la primera de las filas. Junto a Fabián Bianchi, Mosteiro fue de las más críticas respecto a la falta de inteligencia para el manejo de cuestiones muy sensibles que afectaron la gestión y las finanzas públicas.
Además de los “1200 litros de razones”, en su entorno señalan que habría unos “10 kilos diarios” de motivos de harina y agua para que se fuera. Haberse quejado por ciertas situaciones extrañas en la panadería del Envión, sin haber obtenido respuesta alguna al respecto, también habría influido en la decisión.
Como si fuera poco, el conocido puntero Gabriel Leiva, que supo prender el ventilador y destapar la olla del funcionamiento irregular de decretos de ayuda social, regresó al área para cumplir con “tareas comunitarias” una condena por agresión a su superior en el Hospital, donde se desempeñaba como camillero en el marco de un Programa de Inclusión Social con Contraprestación de Servicios, el mismo con el que Juancho Correa entró al Gobierno para cumplir tareas de “coordinador territorial”, que dejó por las dificultades para implementar cualquier proyecto.
En el área de mayores recursos del Municipio, el aprovechamiento político que siempre estuvo a la orden del día vio multiplicarse los actores. Los de mayor experiencia supieron sortear a “la Jefa”. Algunos para beneficio de otros sectores con aspiraciones de Gobierno y en ciertos casos, apenas si para su propio bolsillo.
Otros, incluso, aprovecharon recursos del Estado para la comisión de delitos cuyas investigaciones están lo suficientemente avanzadas como para que una División de la Policía Departamental de San Nicolás caiga sobre ellos con todo el peso de la ley.
La funcionaria también se va tras una gestión que fue observada por el Tribunal de Cuentas por la distribución de decretos de ayuda social sin la correspondiente confirmación de la necesidad de los beneficiarios; algunos entregados a personas registradas como monotributistas; otros a menores de edad, algo que está prohibido.
Mucho de ello tuvo que ver con cierta predisposición poco feliz por parte de algunos empleados. Basta recordar lo poco que trabajaron en todo el año aquellos que están encuadrados en la carrera médico hospitalaria, beneficiarios de un regalo histórico en el país por parte de Dalmi Butti, quien los pasó a planta y los incluyó en ese régimen.
Tras los pasos
de Mosteiro
El único secretario del Ejecutivo que tenía una relación fluida con la extitular de Desarrollo Humano era Fabián Bianchi. Su preocupación por la salida de la docente del gabinete fue importante y no faltó quien dijera que podría seguirle los pasos.
Ambos compartirían el diagnóstico del último año respecto del destino del Gobierno de Guacone, sobre todo del segundo semestre, cuando las dificultades económicas se profundizaron al punto de comenzar agosto sin poder cumplir con el salario de los trabajadores.
La palabra “aislamiento” se escuchó en muchas reuniones dentro del grupo de las “Divinas”. Su triunfo el año pasado, cuando lograron la salida de Javier Silva, cuyas roscas de bajo vuelo precipitaron la ruptura de las relaciones con el Concejo Deliberante y el resto de los actores políticos de relevancia en la ciudad, había sido visto como un punto de partida para la solución.
La pesada herencia de la gestión de Jorge Gil, un técnico “despolitizado” que profundizó la crisis, no permitió revertir las problemáticas. La trenza nunca dejó de estar presente y la puja interna se exacerbó cuando varios funcionarios observaron que “a río revuelto, ganancia de pescadores” y procuraron tejer su propia red de favores políticos, su propio equipo de “gestión”, su propio “kiosquito” político.
Todos pensaron en 2015 y hasta enviaron señales de que la propia Verónica Mosteiro trabajaba para su candidatura, que hacía reuniones en su casa y que el contacto con la comunidad a través de Desarrollo Humano la posicionaría. Nada que pudiera ser comprobado, a pesar de las múltiples operaciones para instalar la idea.
El poder “divino” está en crisis tras la salida de la funcionaria. En medio de todo ello, Bianchi ya les había advertido que su desacuerdo con la ruptura de relaciones con el Concejo Deliberante al salir del Comité de Crisis lo desactivaba en muchos frentes.
Luego, el estado de salud de su padre lo alejó del minuto a minuto de la gestión, y su “coordinación”, que por cierto nunca brilló, dejó de tener presencia, incluso en el área de Turismo, de la que nunca se supo desprender, lo que le valió diferencias con Yoyi Villafuerte. “Fabián está más cerca de irse que de quedarse, puede pasar cualquier cosa”, dijo un hombre con el que conversa a diario.
Verónica Mosteiro:
“Hay gente que vivió mucho tiempo de esto y obstaculiza”
La exsecretaria de Desarrollo Humano habló con La Opinión sobre su salida. Las diferencias con “el equipo del Hospital”. Su desacuerdo con la política de Recursos Humanos. Las dificultades para cumplir con los objetivos trazados en medio de la crisis. Los paros y la rosca. El balance y su futuro político.
El lunes por la mañana la exsecretaria de Desarrollo Humano atendió a La Opinión para hablar de su renuncia, que presentó el jueves e hizo efectiva ayer martes, cuando fue por última vez a su oficina.
La exfuncionaria aseguró que su decisión estaba tomada. “Mi tiempo límite era diciembre”, dijo. Lo era para la posibilidad de aplicación del decreto de emergencia administrativa, que encontró muchos escollos tanto en su área como en el resto del Municipio. “Era un fracaso”, aseguró Mosteiro al respecto.
“Los cambios no se han producido; al contrario, algunos sectores iban en desmedro, generaban desgaste”, reconoció la docente, que volverá a su tarea como Directora de escuela rural luego de unas semanas en las que se someterá a una serie de estudios médicos.
“Sentí que era el momento de irme”, señaló y confirmó que el viaje a Buenos Aires del miércoles con Guacone fue determinante. “Aprovechamos para hablar en los viajes. Pablo está limitado en acciones por la Comisión Investigadora. No está puesta su cabeza en la gestión”, sostuvo Mosteiro.
La política de Recursos Humanos que tanto le cuestiona la oposición al intendente fue parte de la decisión. “Siguen incorporando gente”, se quejó la extitular de Desarrollo Humano y apuntó sus dardos a un sector con el que tuvo diferencias y manifiesta enemistad: “No se logra armar equipos, estábamos distanciados de la gente del Hospital”.
“El desgaste mío también influyó”, reconoció. Su balance es positivo. Consideró que deja “una Secretaría bastante organizada” y aseguró que hay una serie de proyectos que quisiera que no quedaran truncos.
El fin de semana volvió a reunirse con Guacone, quien el viernes supo de su renuncia por un llamado de La Opinión. “Siempre se crean rumores en torno de la continuidad de Verónica”, le dijo ese día a este semanario. Eran las 9.02 de la mañana. La conversación duró 58 segundos. El Jefe Comunal cortó el teléfono y comenzó a llamar a Mosteiro. Sin suerte. Luego se reunieron.
“Me generó molestia que todos se enteren así”, dijo la exfuncionaria respecto a la difusión de su renuncia en los medios. “No quería que sea así; quería despedirme de mi gente”, agregó.
“En la Secretaría hay un porcentaje importante que trabaja y lamentaban que me vaya”, señaló. El resto es gente que no trabaja o vive de la rosca. “No me gusta que haya tanta rosca, muchos intereses creados. Hay gente que vivió mucho tiempo de esto y obstaculiza”, sostuvo.
“Lo de los paros fue determinante”, indicó y detalló: “Cuando sabía que estaba esta decisión hice un balance junto con dos personas de la cantidad de inasistencia, la gente de Cicop: en dos meses, seis días de trabajo. Muchas inasistencias y carpetas médicas. La crisis es muy compleja, algunos afectaron su salud, otros marcan rebeldías y no quieren colaborar. Es muy difícil”.
“El primer balance que hago, me gustó; estaré agradecida siempre a Pablo (Guacone) que puso la mirada en mí. Creo que se puede seguir profundizando un poco”, reflexionó para La Opinión y agregó: “Bien con los barrios. En La Tosquera empezaron a juntar firmas para que no me vaya. Pero esta es una decisión que necesitaba tomarla”.
Mosteiro confirmó que su salida de Desarrollo Humano no implica un portazo a la vida política: “No creo que me aleje de la política. Ya me llamaron de otras agrupaciones, voy a tratar de colaborar para que las cosas funcionen”.
Sobre su reemplazo, al menos temporario, por parte de Carlos García, Director de Comisiones de Fomento con quien trabajó codo a codo, Verónica Mosteiro señaló: “Yo fui una de las personas que sugerí su nombre, había muchos que querían el cargo. Por los valores que le logré descubrir, es una Secretaría donde llegan muchos reclamos y creo que él es la persona correcta”.