“La intención es desprestigiar al boliche”
Tras la denuncia efectuada por un comerciante cercano, el propietario de Quillash hizo su descargo y relató que sólo tiene problemas con ese vecino.
Luego de que este particular caso tomara estado público se escucharon voces a favor y en contra. Dos conocidas familias mantienen un violento enfrentamiento que al parecer tiene unos cuantos años de antigüedad y explotó en los últimos días.
El grado de agresividad superó todos los parámetros y para las partes existe un solo camino, el de la Justicia. En sus apreciaciones, Fernando Picaso, propietario del local de alquiler de películas “Zona Libre DVD”, expuso su parecer y cuáles fueron los motivos que originaron este escándalo entre vecinos.
La única coincidencia entre las partes involucradas es la que originó la violenta reacción, debido a la permanencia de excremento en la vereda y la devolución de favores mutuos. El resto de la historia es muy diferente según qué versión se escuche.
“Desconfiando de lo que podía pasar, di la vuelta manzana y volví. Efectivamente, este señor había tirado la caca del perro otra vez en mi puerta. Entonces fui, agarré la palita y se la tiré otra vez para su lado. Allí fue cuando salió este hombre, nos gritamos un poco, hubo algunos empujones y ya está, yo me vine para mi negocio y él se fue”, relató en su momento Picaso.
“Se me acerca y me mete una piña. Cuando lo quiero enfrentar aparece otra vez el padre, me toma desde atrás por el cuello y me tira al piso, allí se suman todos sus amigos. En ese momento, Luciana (su esposa) lo agarra a Catriel para que no me sigan pegando pero este la empuja y la tira al piso varias veces, y además le aplica un golpe de puño en la cara, le deja el ojo en compota, le rompe la nariz y la amenaza”, contó la semana pasada uno de los involucrados.
En respuesta a los dichos del comerciante, el propietario de la disco Quillash, Catriel Liljesthröm, relató su versión (ver solicitada) acerca de cómo se desarrollaron los hechos y las denuncias que fueron registradas por su parte.
“La intención es desprestigiar al boliche”, aseguró el joven. En la denuncia radicada ante la policía se aprecian instancias totalmente distintas a las anteriormente conocidas. Allí se dejó asentado que quien ataca a Rubén Liljesthröm, padre de Catriel, es Picaso. Antes le habría gritado: “Este fuiste vos hijo de p…., ya te dije que te voy a matar”. Ingresó en su negocio y salió con un fierro en la mano, se dirigió directamente al hombre y comenzó a propinarle golpes. Al cubrirse con el brazo para evitar ser golpeado en la cabeza sufrió las lesiones denunciadas. Al arribar la policía, Picaso, habría vuelto a reaccionar, en este caso en contra de Catriel Liljesthröm, quien arribaba al lugar sin estar al tanto de lo que había pasado, siendo insultado y amenazado. Picaso esquivó al personal policial e intentó agredir al comerciante vecino, quien le propinó un golpe de puño en forma de defensa, según dice en la denuncia.
De larga data
Si bien esta historia tuvo su pico máximo hace pocos días atrás, se han producido otras situaciones que se fueron sumando para que llegue hasta el grado de violencia al que llegó. El propio Liljesthröm presentó una denuncia que en Diciembre de 2007 radicó en contra de Fernando Picaso. Su vehículo fue atacado con un elemento contundente y sufrió la rotura del parabrisas. En un primer momento se desconfió de dos personas con antecedentes, pero luego, al entrevistar a un empleado municipal que en su momento cuidaba la plaza Belgrano, confirmaron quién había sido el autor. El trabajador le confió que una persona salió del portón blanco que se encuentra al lado del boliche y con un fierro le pegó un golpe a la ventanilla, otro al techo y dos más al parabrisas hasta destruirlo. Además, pocos días antes había encontrado una nota que decía: “Nos cansamos de ir por derecha, estamos hartos de los ruidos, jugaremos como ustedes, prepárense. Los vecinos”.
En la denuncia consta que Lijesthröm mantuvo conversaciones con Picaso porque el dueño del DVD club se quejaba por molestias provocadas por el boliche. “Fuimos a la casa a medir el volumen y estaba dentro de los parámetros normales”, relató el dueño de Quillash y agregó “Hicimos lo mismo con otros vecinos y no tuvimos problemas. Es cierto que la gente que sale del boliche puede generar algunos problemas, pero eso ya no es problema mío; sin embargo he pagado vidrieras rotas del vecino de la esquina, porque tuve la voluntad de no provocarles problemas. No sé qué quiere este tipo (por Picaso). Me pidió que le abriera un Cyber, después que le dejara poner un negocio de comidas en el local. Incluso le ofrecí pagarle la diferencia para que alquilara en un lugar más tranquilo y me salió diciendo que además le pagara una niñera para que él pudiera atender su negocio y no dejar a las hijas solas”. “Nosotros tenemos todo legal en el boliche y tratamos de tener la mejor relación con los vecinos. Mis empleadas lavan toda la cuadra, porque sabemos que los que ensucian son nuestros clientes, pero la ordenanza dice que los boliches tienen que estar en el radio céntrico, así que estamos dentro de la ley”, explicó.