La historia del alemán que recorre el mundo en velero y quedó varado en San Pedro por la bajante del río
Michelle tiene 63 años y hace alrededor de dos semanas atracó en Náutico su embarcación con la que navega por el planeta desde mayo de 2017. Aunque tenía previsto zarpar al otro día, el caudal de agua cesó y no puede salir de la dársena. En su viaje, salió desde el Mar Báltico en su país y pasó por diferentes lugares de Europa, Cabo Verde en África, Brasil y Uruguay. Su travesía seguirá en Rosario y la Patagonia antes de cruzar hacia el océano Pacífico.
Michelle se sienta en un banco de un quincho de Náutico, abre su notebook y muestra fotos de la travesía que está realizando por el mundo en su velero que no puede sacar de la dársena del club para seguir su viaje a raíz de la bajante del río Paraná.
Aunque hace alrededor de dos semanas que ancló en San Pedro y no se puede ir, el alemán de 63 años no tiene preocupación alguna más que contar su odisea y mostrar las imágenes que capturó desde que partió desde un puerto del mar Báltico en su país en mayo de 2017.
Desde que zarpó, el europeo tuvo en mente llegar a América. Su primer gran escollo fue el Canal de la Mancha que separa Francia de Gran Bretaña, porque debió cruzarlo yendo de una costa a otra por el viento y las corrientes marinas con olas de hasta ocho metros de alto. "Es una zona complicada", le explicó a La Opinión, en una mezcla de portugués con alemán, mientras señalaba el mapa que tenía dibujado en la pantalla.
Superado ese tramo, estuvo en Galicia (España), la isla Madeira de Portugal, nuevamente en territorio español en Gran Canaria y Cabo Verde, país insular africano desde el que cruzó, en 16 días, a la Isla Fernando de Noronha ubicada en el Atlántico y que es territorio de Brasil.
Desde el norte comenzó a bajar en el mapa, siempre pegado a la costa brasileña y pasó por Río de Janeiro, Santos y Florianópolis, entre otros puertos. Una vez en Uruguay, se introdujo en el río de La Plata y después en el Paraná, hasta que llegó a San Pedro, donde permanecerá hasta que al agua suba y pueda salir de la dársena del Celeste sin que la quilla toque en el fondo del canal que desemboca al riacho.
Michelle pasa sus días en la zona de Punta Panza del predio de Náutico y, en ocasiones, pedalea en su pequeña bicicleta hasta el centro de la ciudad. Con ese mismo rodado recorrió cada uno de los puntos del planeta en los que estuvo gracias a su velero, al que no le falta ninguna comodidad y está preparado para las circunstancias. EEl alemán no sabe cuándo volverá a su Berlín natal, pero sí por dónde continuará su viaje una vez que el río se lo permita.
Desde San Pedro irá a Rosario y, después, a los Esteros del Iberá, en Corrientes. Acto seguido, regresará y navegará la Patagonia con el objetivo de llegar a Ushuaia y cruzar por el Canal de Beagle al océano Pacífico para estar en Chile e ir nuevamente hacia el norte con el Caribe como anhelo, según estimó, en mayo de 2020.
Mientras tanto, el veterano de edad pero joven de alma que lleva una vida diferente utiliza su tiempo para contar sus anécdotas en mares y tierras y disfrutar su forzada estadía en la ciudad, una más de las tantas que conoció en su aventura por el mundo que comenzó hace poco más de dos años y no sabe cuándo terminará.