La historia de “Hormiga” Sánchez, el viverista que venció al coronavirus: “Llegué en las últimas a la clínica”
Tiene 46 años y desde los 12 trabaja en el campo, donde espera volver cuando se recupere de las secuelas que le dejó el Covid-19. El relato en primera persona del hombre que estuvo internado en el Sanatorio Coopser con neumonía bilateral y pudo regresar a su casa con su familia.
Daniel Sánchez está en su casa. Hace tres días regresó tras la batalla más difícil de su vida en el Sanatorio Coopser, donde estuvo internado un mes porque se contagió coronavirus y desarrolló neumonía bilateral. Quedó con secuelas, pero eso no importa. Está con los suyos y de a poco se va a recuperar para volver a trabajar en el vivero, como lo hace desde que era un niño.
“Hormiga” debe su apodo a sus principios como viverista en la empresa de la familia Oilher: “Iba a cortar ramas para hacer plantines, cortaba muchas y las llevaba en la espalda. Como era chiquito, me veían con esa pila grande en la espalda y me pusieron hormiga. Son pocos los que me conocen por Daniel o Héctor”.
Daniel “Hormiga” Sánchez la pasó mal. El trajín empezó a mediados de mayo, relató a La Opinión: “Estaba acostado y me empecé a sentir mal. Tenía una molestia en el cuerpo, como cansancio, pero no tenía fiebre. Mi pareja llamó a la ambulancia, pero yo no quería ir. Me tuvieron que subir en silla de ruedas a la ambulancia”. En el Hospital lo asistieron y como la saturación de oxígeno en sangre era muy baja, lo internaron en Sanatorio Coopser.
“Un médico le dijo a mi pareja que estaba mal, llegué en las últimas a la clínica. Tuve neumonía bilateral y estuve un mes internado, diez días en terapia intensiva entubado y después me pasaron a sala común. Los primeros días no me acuerdo mucho, después estaba con oxígeno y a los dos días me puse tranquilo”, contó. Mientras permaneció en UTI, su único contacto fueron médicos y enfermeras. Cuando pasó a sala común sí recibió familiares porque se había recuperado del Covid-19, aunque no de las secuelas.
El hombre de 46 años no sabe dónde contrajo el virus, pero agradeció que sus padres, mayores de edad y con patologías de riesgo, no se contagiaron. Aunque ellos sí están vacunados, Daniel no y recientemente se inscribió, y está aguardando que lo convoquen.
Daniel Sánchez dejó sus estudios tras completar séptimo grado en escuela N° 13 y trabaja en el vivero Oilher desde los 12 años, cuando una jornada se presentó a “carpir batata” y el “patrón” le ofreció seguir. Incluso, un año estudió y trabajó en simultáneo: “En la escuela me iba bien, pero ya trabajaba y a uno le gusta tener la plata de uno y no estudié mas. Arranqué en el campo y no me arrepiento. Cuando llegué hacía plantines, trabajos que hacía un chico, que en ese momento podían trabajar”.
“Gracias a Dios, la estoy contando”
Daniel Sánchez
“Ahora ando en el tema de tractores, con herramientas de vivero en el campo, preparo pedidos para cargar camiones, a veces viajo a Buenos Aires a repartir, manejo la camioneta para llevar la gente y hago mandados”, contó al mismo tiempo en que se mostró agradecido con la familia Oilher: “Trabajo en el campo, en un vivero Oilher ruta 191. Los patrones son de fierro, me llaman para preguntar cómo estoy, me dijeron que me recupere tranquilo, que haga gimnasia y una vez que esté bien, que vaya a trabajar. Todavía falta mucho”.
Todavía con secuelas, Daniel, que es hincha de Independencia y supo colaborar como ayudante de campo en fútbol infantil y mayor, se recupera en su casa: “Ahora estoy sin oxígeno, pero tengo el tubo. Lo que me pasa es que cuando me levanto es como me canso. Los pies me duelen, no puedo caminar bien”.
“Hormiga” está agradecido con la clínica y los médicos y enfermeras que lo atendieron. “Gracias a Dios, la estoy contando”, esbozó. Varias de las personas que compartieron terapia intensiva con él, no sobrevivieron. “Las enfermeras me decían que que era un privilegiado, uno de los pocos que pudo volver a casa. Otros, que llegaron a mi misma situación, no volvieron”, admitió.
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