La Fiesta de la Ensaimada colmó el casco histórico
La edición XIV de la tradicional celebración mallorquina fue un éxito de público, que disfrutó de los shows sobre el escenario, los juegos y los puestos. La ciudad estuvo colmada de turistas durante el fin de semana largo. Por la cantidad de stands de venta, la recaudación fue importante para la Municipalidad. Como siempre, hay cosas por mejorar. Cultura y Turismo estuvieron al frente de la organización, junto a la Agrupación Mallorca.
La XIV edición de la Fiesta Nacional de la Ensaimada, que esta vez tuvo lugar en el casco histórico en lugar del Paseo Público, fue un éxito de público. Sampedrinos y turistas colmaron la zona, sobre todo durante sábado y domingo, para disfrutar de las actividades previstas.
El epicentro fue calle Pellegrini, desde la Municipalidadhasta Hipólito Yrigoyen. En la primera cuadra, en la intersección con Perón, estaba el escenario. Hacia la plaza, se disponían los puestos.
Había de todo: productos regionales sampedrinos y de otras provincias; artesanías de diverso tipo; un asador criollo y un patio de comidas; licuados; exprimidos; juguetes; remeras de reventa; sahumerios; miel; alpargatas artesanales; zapatillas réplica de grandes marcas; cerveza tirada; juegos infantiles como un simulador de “vuelo espacial”, entre otros atractivos para entretener a chicos y grandes.
También había puestos sanitarios del municipio y el “cerebro gigante” para prevenir ACV (ver aparte), mientras que sobre Mitre, como siempre, los artesanos locales de la agrupación Artesampedro quedaron con participación tangencial.
Frente al colegio Socorro, la carpa de la Ensaimada fue un atractivo, sobre todo para los turistas, que hicieron largas colas para llevarse el tradicional postre mallorquín, con una caja y algunas personas para la atención al público que no dieron abasto.
La gastronomía pastelera tuvo dos grandes momentos: cuando los maestros mallorquines prepararon ensaimadas ante una gran cantidad de turistas que filmaron el momento, y cuando el ganador del reality Masterchef Junior, Sebastián Flores, nacido en Mallorca, cocinó en la carpa.
Los espectáculos artísticos fueron convocantes y de buena calidad, a pesar de que no había nombres rutilantes. Todos los que pasaron por el escenario estuvieron a la altura de una fiesta nacional y recibieron el visto bueno del público.
Cuando hubo folclore, la calle frente al Palacio Municipal se transformó en pista para los bailarines. Las danzas tradicionales mallorquinas fueron celebradas, sobre todo por los turistas, gracias al colorido que expusieron los representantes de esa colectividad, de tanta relevancia en la ciudad.
El cierre del domingo, con la banda de rock de proyección nacional Ella es tan Cargosa fue el momento más convocante, con un set que conjugó los temas que la hicieron conocida en todo el país con un repaso por su extensa carrera y hasta versiones de Get Back y I saw her standing there, de The Beatles.
Los integrantes de la banda agradecieron la hospitalidad sampedrina, destacaron la tranquilidad de las calles y bromearon con alojamiento que les asignaron para pasar la noche: “Estuvieron Carlos Gardel, Hugo del Carril, y ahora La Cargosa”, dijeron desde el escenario para referirse a un antiguo y desvencijado hotel, lo que provocó risas entre el público sampedrino y gritos del tipo “Perdón, Rodri (por el cantante)” o “¿No había ni una casa disponible?”.
En el Salón Dorado municipal, la muestra pictórica de la artista Marilú Gayá tuvo muy buenas críticas de quienes pasaron ante las obras. También hubo fotos de la colectividad mallorquina y abrieron el patio de la Municipalidad al público para exponer obras del reconocido Pedro Suñer, con una exposición de material sobre su vida.
Aunque con algunos contratiempos como la escasez de cestos de basura o la poca cantidad de baños –había dos químicos para hombres y dos para mujeres, en un evento que fue realmente multitudinario–, algunos precios que estaban por encima de lo esperable o algunos productos que se terminaron muy rápido, la edición fue una fiesta convocante, popular y colorida, de la que disfrutaron sampedrinos y turistas.