La esposa de Giovanettoni se llama Patricia Velásquez
En una mañana complicada, la esposa del Intendente recibió a La Opinión. Había sido denunciada por un inspector municipal, una vecina se quejó por un tema de convivencia y sobre el mediodía asaltaron a su hijo. Patricia dijo “no estoy acostumbrada a esto”. La exposición pública, su vida sencilla y los avatares propios de una mujer que vería con agrado que su marido asuma como Intendente electo por el pueblo en las elecciones 2015.
El timbre sonó tres veces. La casa del Barrio 66 viviendas sobre calle Las Provincias está pintada de verde y allí, desde que dejaron de alquilar, armaron su hogar “el bombero” y “la sanguínea”, como se define a sí misma la mujer que estaba a punto de procurarse una ducha el martes por la mañana cuando atendió a La Opinión.
Desde la puerta entreabierta mira a las periodistas y con verborragia contundente se defiende de los hechos que se hicieron públicos esta semana: un inspector que la denunció por malos tratos por haber estacionado en un lugar que no corresponde y una vecina publicó en Facebook problemas de convivencia.
Cuesta convencerla, pero después de cinco o seis minutos de explicación abre la puerta y ofrece una silla mientras sigue hablando de lo que no se le fue a preguntar.
Tras la catarsis, afloja el tono y otorga permiso para grabar. Con un rosario negro al cuello, un poco despeinada y vestida “a las apuradas” por la visita inesperada, respondió.
Patricia Velásquez de Giovanettoni o la mujer del intendente, ¿cómo te gusta que te digan?
Eh, bueno en realidad hace 24 años que soy la señora de Fabio y bueno, eh… ahora pasé a ser la mujer del Intendente. Pero bueno en realidad mi nombre es Patricia Velásquez.
Por un lado te debe haber dado alguna alegría que él haya crecido políticamente y por otro lado te trae problemas… ¿Qué te gana: la alegría o los problemas?
Bueno, eh… como alegría: mucho orgullo, él fue avanzando muchísimo en su persona. Primero como bombero, que llegó a estar en un puesto a nivel nacional, que ningún bombero lo había logrado. Estaba en la academia de bomberos, como instructor. Después salió esto de ser concejal. Bueno, después de haber trabajado 25 años en Papel Prensa, y ahora esto, que le tocó ser Intendente.
¿Cómo lo conociste a Fabio?
A Fabio lo conocí ya siendo bombero voluntario. Nos conocimos a través de unos amigos en común.
¿Y fue flechazo?
Si, fue medio rápido, flechazo. Estuvimos un año de novios, y nos casamos. Así que sí, fue todo muy, muy, rápido, muy, muy flechazo.
¿Y después cómo vino la cosa?
Él trabajaba en Papel Prensa desde los 18 años, así que sí, él ya tenía su trabajo. Eh, bueno, yo era empleada doméstica. En ese momento yo tenía 17.
Una vida a paso firme
Desde su lugar de ama de casa, Patricia se suelta y entiende que la nota va más allá de los problemas que acarrea la exposición pública. La curiosidad hace que exponga “cómo es limpiar una casa que no le pertenece” y que, en su caso, tardaría más de10 años en llegar a ocupar. “No era muy lindo, pero bueno, era el trabajo, entre todos los que tuve, o atender un negocio. Uno cuando era adolescente buscaba ganar su platita. Mi papá era y sigue siendo un trabajador rural”, aclara y señala que la situación económica la llevó a trabajar a muy temprana edad. “En ese momento por ahí no podían darme todo lo que uno necesitaba o lo que uno quería en realidad, yo salía y hacía esos trabajos, de limpiar casas o de cuidar chicos. Y así me conoció Fabio, trabajando en una casa, desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, porque Marisa que en ese momento era mi patrona, fue la testigo de mi casamiento y bueno…”, comienza a titubear con nostalgia y prosigue: “Él me conoció ahí, después cuando nos casamos no quiso que trabajara más”.
Su relación con su antigua empleadora continúa y define: “En mi caso te soy sincera, yo no tengo vergüenza de dónde vengo. Fui nacida y criada en el barrio Obrero”.
Habla de su madre y refiere que también fue empleadda doméstica; que no es de una familia vinculada a la política pero que su papá “siempre fue peronista”. “Mi papá siempre trabajó para los políticos, no para que le dieran algo. Jamás recibió un peso por colaborar y siempre colaboró con todos los peronistas”.
Fabio Intendente
Cuando llegó el momento de las preguntas sobre las funciones de su marido y su decisión de participar en política, reconoce: “Jamás imaginé que iba a llegar a lo que llegó, la verdad que no. Nunca imaginé que iba a llegar tan alto. Y que fuese tan importante como lo es”. En relación a un cambio de vida, se preocupa: “Por ahí te pasa que alguien te dice que por ser la mujer de él o del Intendente uno vive de tal o cual manera. Ahora vos estás en mi casa. Yo no cambié la forma de vivir. Hace 15 años que vivo acá. Esta casa me la dio la Municipalidad. Estaba de Secretario de Gobierno Rotundo”. No recuerda si gobernaban Pángaro o Trelles.
Entonces, relata que alquilaban y fue a la municipalidad a anotarse “sin saber en qué plan me podía haber tocado”, con el sueño de la casa propia. “En ese momento Fabio no estaba de acuerdo”, contó. Llevó todos los documentos necesarios, a pesar de que “él decía ‘anda a saber dónde te toca la casa’”. Igual, ella fue mientras él estaba en la fábrica y a su regreso se lo contó.
Recordó que era una casa a pagar en cuotas, “pero como todas, después no fueron cobradas pero no porque uno no lo quiera pagar”. Paradójicamente, todavía espera por el proceso de escrituración.
Con hijos, nieta y el mismo marido
“Me casé embarazada, así que vino Jonathan que es mi hijo mayor, el cual me hizo abuela de Pilar, que hoy cumple 5 meses. Cayó en un momento muy especial”, dice Patricia sin saber que apenas una hora después de este encuentro, su hijo menor, Nicolás, “Chicho”, sería víctima de un asalto durante su jornada de repartidor de una conocida firma local.
“Nuestros hijos son nuestro orgullo. Jonathan siempre trabajó. Tuvo distintos trabajos: con su abuelo en el campo, después en una fábrica de dulces, después en un comercio cuatro años y ahora hace un tiempo que está en una fábrica automotriz muy importante”, relata.
Asegura que ser la “Primera Dama” local no le cambió de vida, ni la forma de vestir, a menos que tenga que “acompañar a Fabio” a alguna actividad oficial.
“Yo trato de que no me cambie, yo soy como soy. Salgo a hacer los mandados como cualquiera”, señala y dice que tiene “una relación bárbara” con los vecinos, aunque una de las que vive pegado a su vivienda se quejó por Facebook. En general, los conoce del barrio Obrero, como a la familia Galarza, que vive enfrente.
“Yo estoy orgullosa de donde vengo y quién soy. Que mi marido sea intendente no me cambia, yo sigo siendo ama de casa”, afirma.
Para Patricia, el orgullo mayor respecto al hombre que tiene a su lado es su condición de bombero, “por su vocación de servicio y por su solidaridad hacía la comunidad”. Ese orgullo se extiende con emoción hacia su hijo mayor y su nuera, ambos voluntarios.
De las labores actuales de su esposo, asegura que lo que la enorgullece es “que sea una persona importante, la mayor autoridad de la ciudad” y que esté “preocupado y ocupado te diría las 24 horas del día, pensando cómo sacar esto adelante”.
Una esposa con respuestas de dirigente política
¿Vos querés que siga siendo Intendente después?
Sí, yo creo que se lo merece. Él está trabajando muy duro todos estos meses. No sé qué va a lograr, creo que por lo que él trabaja va a lograr bastante. Me gustaría que siga.
¿Qué pasa si Fabio pierde las elecciones?
No sé. La verdad que nunca lo charlamos.
¿A quién vas a apoyar como presidente?
No lo tengo decidido.
¿Y de gobernador?
No, no; no tengo nada decidido.
¿En qué lista te gustaría que vaya Fabio?
En la que él elija.
Esa es una respuesta bien política…
Por ahí, algo voy aprendiendo.
El “problemita” con el inspector
Su nombre cobró estado público no sólo por ser la “Primera Dama”, sino porque el sábado por la mañana tuvo un altercado con un inspector municipal en la vía pública, que la acusó ante el sindicato que conduce César Parzon de abusar de su condición de esposa del intendente y “chapear” ante la situación generada por el auto mal estacionado que conducía uno de sus hijos.
“Él se acerca, le pide el carnet de conducir, mi hijo se lo entrega; le pide la tarjeta verde, se la entrega y le pide la tarjeta azul y ahí intervengo. Le digo que me disculpara y le digo que no hace falta porque estoy yo, el auto es de mi propiedad. Me parece que la tarjeta azul en la ciudad no es necesaria”. “Cuando vio el apellido, me conoció. Me dijo: ‘Por qué no manejás vos’. Le respondí que era de mi propiedad y que yo lo dejaba manejar. Ahí me dice ‘qué te pasa, estás chapeando porque sos la mujer del Intendente’. Me molestó, porque yo no chapeo. Por eso uso mi apellido. Yo soy Patricia Velásquez”. “El episodio termina con él diciéndole a mi hijo que estaba mal estacionado y con una mirada desafiante continuamente, mirándome fijo. Yo le dije que me haga la boleta. Y que si no me la hacía no estaba haciendo bien su trabajo. No respondió, se subió a la camioneta y se fue. No me hizo la multa”. “Soy sanguínea, y la verdad no puedo estar pensando todo el tiempo que no le contesto nada a este señor porque después van a poner la mujer del intendente contestó tal o cual cosa”. Confirmó que Giovanettoni llamó a periodistas que publicaron la noticia y que lo mismo hizo con el sindicalista que apoyó la queja de su afiliado y la presentó por Mesa de Entrada de la Municipalidad. Dijo que lo hizo porque “le hubiese gustado que la llamen para que le digan qué había pasado” y poder contar su versión.