“LA DULCE ESPERA”
Entre 2 y 3 horas es lo mínimo que podemos destinar cuando necesitamos ver a un especialista. Obviamente, estas consultas no son plancenteras para nadie y está probado que en materia de demoras, la salud privada ya no tiene nada que envidiarle al Hospital. “Tiene el turno 8:30hs. para la odontóloga”. “Numerito 5, el Dr. Comienza atender a las 17:00 hs.” Estas y otras frases son las que, generalmente, se escuchan de boca de las distintas secretarias de médicos, odontólogos y otros especialistas. Pero en general, cada vez que se llega al horario indicado, la tortura se convierte aventura, máxime cuando el enfermo es un niño. En general el especialista aparece entre 30 y 40 minutos más tarde de la cita con una sonrisa, como si el paciente recién llegara. Todos los pacientes acomodan sus horarios de trabajo, de acuerdo a los números. Si la atención comienza 16:30 y tengo el Nº 5, “si va rápido en media hora me atiende”, entonces convencido, se presenta a las 17 pero resulta que a la hora que uno planeaba “entrar” a la consulta, el médico “llega” al consultorio, entonces lo más probable es que termine no menos de otros 40 minutos “clavado” en la sala de espera, eso siempre y cuando “vaya rápido” o no tenga una urgencia. Algo que se contrapone con el deseo del paciente, ya que 10 minutos no resultan suficientes para un diagnóstico responsable. No todos los profesionales actúan del mismo modo, pero son pocos, aquellos que respetan el tiempo de sus pacientes. En contraposición, aunque son los menos, algunos profesionales cuando presumen que su retraso será importante, avisan para que uno pueda optar y decidir. Todos necesitamos imperiosamente de médicos y dentistas, pero al igual que el de ellos el tiempo del paciente también cuenta y es por eso que se reclama sólo RESPETO. ¿Será tan difícil?