La cruzada contra las carreras de galgos avanza en toda la provincia
El intendente Giovanettoni las suspendió hasta que la provincia aclare los alcances de ley que las permite. En Baradero presentaron proyecto de ordenanza para prohibirlas y un Juez falló en contra de las competencias de ese tipo en Necochea. Como en Santa Fe, donde la ley impide que se desarrolle, el espectáculo que combina explotación animal y apuestas clandestinas está contra las cuerdas en territorio bonaerense.
Para algunos, deporte; para otros, espectáculo y salida dominguera; explotación animal para muchos, las carreras de galgos volvieron a estar en el debate público en San Pedro luego de que la ONG Proyecto Galgo sumara a la ciudad en sus denuncias que buscan evitar este tipo de competencias en diversos puntos del país.
La semana pasada se reunieron con el intendente Giovanettoni, quien instruyó a sus funcionarios para que contemplaran las cuestiones legales que les comunicaron los miembros de esa asociación, por lo que el Director de Rentas Cristian Rial les informó a los dos principales organizadores de esos eventos que por disposición municipal fueron suspendidos hasta nuevo aviso.
Además, en Baradero, el presidente del Concejo Deliberante Rodolfo Lacabanne presentó un proyecto de ordenanza para derogar la norma vigente en esa ciudad, porque “contradice la ley” provincial al habilitarlas sin mayores problemas. En esa ciudad hay un conocido stud de perros raza Greyhound, en el que habita Kaycar Larry”, un galgo estadounidense “hijo de Brett Lee y Greys Elegant”, dos famosísimos canes.
En Necochea, donde hay reconocidos hombres del sindicalismo y la política fanáticos de esta actividad, por orden judicial la policía suspendió una carrera y secuestró un botiquín con medicamentos que se presume eran utilizados para darle lo que en la jerga galguera llaman “el enchufe”, una inyección para potenciar las virtudes naturales de este tipo de perros.
Los reclamos de Proyecto Galgo dieron sus frutos en San Miguel del Monte, 25 de Mayo, Ramallo, Bragado, Colón, Vedia, Berisso y Carmen de Areco, todas en provincia de Buenos Aires.
Situación local
“Hay una ley que prohíbe la celebración de este tipo de carreras en predios que no estén habilitados para tal fin. En San Pedro no hay ninguno habilitado”, señaló Rial a La Opinión y explicó: “La ordenanza local es anterior a la ley. Elevamos una consulta a la Asesoría General de Gobierno por el tema”.
El Director de Rentas informó que uno de los particulares que organiza carreras de galgos comenzó el proceso de habilitación “y está bastante avanzado” pero que “”hasta que no se solucione el tema legal, lo mejor para todos es la suspensión”.
Para el funcionario, “si se van a hacer, debe ser en un marco de control”, por lo que en San Pedro no hay “prohibición” sino “suspensión”, por ahora.
Lo que no dijo Rial es que su área, que tiene a cargo la inspección de habilitaciones comerciales, nunca clausuró ninguno de esos eventos por no cumplir con la normativa vigente tanto en materia de habilitación como en la de declaración de espectáculo público, que prevé la ordenanza que habla de las carreras de galgos y establece que debe ceñirse a la que regla todo evento público, que debe cumplir con prerrogativas específicas, entre ellas la fundamental de contar con la autorización municipal correspondiente.
Décadas de carreras
Las competencias de galgos se desarrollan en la ciudad desde hace más de dos décadas. Históricamente, siempre hubo dos “canchas”, como denominan a los canódromos. Las recordadas del club América fueron suspendidas en medio de una polémica por las apuestas clandestinas, un fenómeno que nunca cesó.
El Galgo Club tiene la suya en la Ruta 1001 y la que supo funcionar en El Fortín se trasladó a inmediaciones de Gobernador Castro, donde surgió el conflicto tras la denuncia de Proyecto Galgo.
El dinero que mueven este tipo de eventos es evidente: autos y motos cero kilómetros de premios; apuestas que distribuyen en cada competencia lo que se recaude entre los apostadores; “largadores” que cobran por su buena performance o “arreglan” para favorecer a contrincantes; la entrada; la cantina; la foto que el “fotochart” toma a la llegada para coronar al ganador…
Los fanáticos galgueros recorren el país. Los santafesinos vienen mucho a la provincia de Buenos Aires porque en el territorio que gobierna el socialismo estos eventos están estrictamente prohibidos.
En la provincia de Buenos Aires está uno de los canódromos más famosos, el de Marcos Juárez, reconocido por su convocatoria, su gran organización y sus generosos premios. “Todos queremos llegar a ganar ahí”, repiten los dueños de perros atletas.
Cuando este semanario publicó un extenso informe sobre las carreras de galgos en 2009 (que puede leerse buscando “Amores galgos” en el buscador de La Opinión), los galgueros contaron que a los animales los quieren más que a sus esposas, que en algunos casos comen mejor que ellos o que son capaces de cualquier sacrificio para proteger a su can.
Quienes luchan contra este tipo de “deporte” son taxativos: ningún animal vino al mundo para ser divertimento de otros, para entrenar hasta la muerte para perseguir un trapo blanco que corre a toda velocidad gracias al “aparato”, como llaman a la bicicletas patas arriba que mueve una persona. Ningún perro nace para ser sacrificado, sostienen.
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