La creciente preocupa a productores y el clima pone en riesgo algunos barrios
La lluvia que cayó la semana pasada desató la alarma por los cambios climáticos y diversos reclamos de vecinos de los barrios que quedaron anegados. Desde el municipio aseguran que se trató de un fenómeno aislado, pero los vecinos de diversos barrios piden obras en los desagües. Desde el INTA se informó que en lo que va del mes cayeron 449,2 mm. de agua, una cifra alarmante si se tiene en cuenta que la media anual de lluvias en esta región es de 1063,5 mm. Los pronósticos indican que durante Marzo y hasta promediar Abril continuarán las precipitaciones intensas. Los productores temen por el bajo rendimiento de las cosechas de soja y maíz, situación que podría tener un negativo impacto económico en toda la zona. La creciente del Paraná registra un crecimiento de 2,54 metros y sigue subiendo. La Sociedad Rural afirmó que el 70 % de los campos en las islas está bajo el agua y por eso convocó a profesionales del Instituto del Agua y del INTA para brindar una charla.
San Pedro se convirtió en pocas horas en una pequeña Venecia el jueves de la semana pasada, cuando la intensa lluvia inundó barrios enteros sin que los vecinos pudieran hacer nada para evitar que calles y casas quedaran anegadas.
La situación no fue particular porque en toda la región se registró un fenómeno similar. En Baradero, para citar un ejemplo, llovió en la misma jornada 142 milímetros según datos extraoficiales. Casi 40 más que en nuestra ciudad. Las localidades registraron marcas récord porque en el transcurso de unas pocas horas cayeron 130 milímetros en Santa Lucía, 125 en Río Tala, y 93 en Gobernador Castro.
Para ilustrar la velocidad del fenómeno meteorológico, vale decir que los registros indicaban que en el término de una hora había llovido más de 60 milímetros en San Pedro, en Santa Lucía 85 y otros 88 en Río Tala. Mediciones caseras de vecinos que igualmente permitían establecer un parámetro récord.
La información oficial que facilitó el área de Agrometeorología de la Estación Experimental del INTA, indicaron que cayeron en esa jornada 112 milímetros. Pero las comparaciones y promedios son los que permiten analizar un panorama algo complicado.
En lo que va de Marzo (hasta el día 12 inclusive), ya cayeron en esta zona 187,4 milímetros de lluvia, una cifra bastante más lejana que el promedio para esta temporada porque la media establecida para este período es de 131,6 mm. Fuentes del INTA explicaron que todavía no se alcanzó el récord histórico en cuanto a la jornada más lluviosa de los últimos 40 años, período en el que se cuentan registros oficiales. “El 11 de Marzo de 1988 llovió 265,2 mm y en todo ese mes 510 mm. Estableciendo una cifra que seguramente será difícil de alcanzar nuevamente”.
Igualmente este verano las precipitaciones se tornaron preocupantes por su frecuencia. En Febrero cayeron 135,6 mm, y en los últimos dos meses y medio un total de 449,2 mm. Si se tiene en cuenta que la media anual de lluvias en esta región es de 1063,5 mm es claro que ya se alcanzó la mitad de ese promedio en menos de tres meses.
Los pronósticos para el resto de este mes y parte del próximo tampoco son alentadores.
El campo, pasado de agua
Desde el Servicio Meteorológico Nacional, se informó que las lluvias continuarán. María de los Milagros Skansi, auxiliar del departamento de climatología de ese organismo, explicó a La Opinión que los pronósticos se evalúan en forma trimestral y por eso sólo se puede adelantar que para el resto de Marzo y hasta mediados de Abril existen altas probabilidades de precipitaciones intensas.
“Este verano, ha diferencia del año pasado, tenemos un panorama de precipitaciones que podían ser normales y con excesos normales. Esto quiere decir que en algunos sectores las lluvias pueden ser superiores a las normales, pero no se puede determinar con exactitud. Sí, se puede afirmar, según lo que se está viendo, que no serán inferiores al promedio de la temporada”. La especialista afirmó que “hasta buena parte de Abril se mantendrán las lluvias”, y que a partir de entonces, mediados o fines del próximo mes, “estaríamos entrando a un régimen más normal”. “Hay humedad disponible en el ambiente y se supone que con el calor que todavía puede registrarse en Marzo, se repetirán las lluvias”, adelantó.
La recomendación del organismo es que se consulte el pronóstico a corto plazo en forma constante, porque es sabido que es imposible predecir con demasiada anticipación temporales como el ocurrido la semana pasada.
Skansi aseguró que, si bien hay diversas teorías que se contraponen, se podría hablar de un cambio climático en esta región. Pero la tendencia a una transformación definitiva del clima templado a uno de tipo tropical está todavía en debate. “Lo que se está viendo, analizando las estadísticas de los últimos 40 años, es un aumento de las precipitaciones y de la temperatura mínima en Otoño. Hay distintas teorías. Las lluvias aumentaron en los últimos años, eso es cierto, pero muchos creen que puede llegar una temporada seca. Otros piensan que no”, dijo para ilustrar los puntos polémicos.
La preocupación es generalizada porque además de los problemas de anegación de barrios y calles en la ciudad, en el campo los productores temen por sus cosechas.
“Está complicado, yo creo que van a empezar a surgir inconvenientes sanitarios en cuanto a las cosechas, con el rendimiento de algunos cultivos. Pero bueno, este es el riesgo de producir a cielo abierto porque siempre se está a merced del clima”, opinó el presidente de la Sociedad Rural, Raúl Victores.
El representante de los productores en la zona, dijo que la mayoría está al tanto del pronóstico que indican que las lluvias continuarán, y por eso todo depende de la intensidad con la que se repitan para iniciar una evaluación seria. “Esto será un problema serio, como el crecimiento del Río Paraná, pero todavía no tenemos un cálculo de pérdidas, hay que ver día a día”, dijo. “Lo que sí podemos confirmar es que en el caso de la soja, el 50% de la cultivada en el partido es de primera calidad y por eso se van a minimizar los riesgos de baja productividad. Pero hay otras cuestiones, porque los productores de maíz están complicadísimos, el poco girasol que había no se pudo juntar. El paro del transporte es un inconveniente también”.
“Menos turismo y más obras”
Con o sin razón, la emergencia del jueves desató la indignación de muchos vecinos que apuntaron a la gestión municipal como responsable de las inundaciones en diversos barrios.
Los más afectados fueron Los Aromos y Los Aromitos, el Bajo Cementerio y Bajo Puerto donde la casa de una familia incluso estuvo en peligro por el riesgo de derrumbe de un sector de la barranca, las 150 y 291 viviendas, y Las Canaletas. En el primer tramo de la calle Lucio Mansilla, desde Belgrano hasta más allá de la Avenida 11 de Septiembre, la calzada se convirtió en un verdadero río. Lo mismo ocurrió en dirección contraria sobre la avenida Juan B. Justo hasta el inicio de la Ruta 1001. Las quejas se multiplicaron en el barrio Parque Sarmiento, en zonas puntuales como Caseros y Noseda en el sector conocido como barrio Villa Lolita, y en otras zonas más céntricas como Martín Fierro y Bottaro, o Alvear y 11 de Septiembre.
Casi sin excepción, los damnificados solicitaron a las autoridades una evaluación más seria de los desagües y un mantenimiento acorde a las necesidades de una ciudad siempre en expansión. Pero los funcionarios recordaron también la falta de conciencia de muchos vecinos que suelen tirar basura en bocas de tormenta o alcantarillas provocando obstrucciones severas. Los responsables de las áreas más involucradas, como Martín Noseda desde la Dirección de Servicios Públicos o el propio Secretario de Obras Públicas Heriberto Bennazar, aseguraron que se trató de una tormenta aislada en cuanto a su intensidad y por eso la ciudad, aunque cuenta con la infraestructura suficiente, se vio desbordada por el agua. Las explicaciones no fueron suficientes para quienes resultaron más afectados y la mayoría reclamó que la comuna ponga menos atención al crecimiento turístico, para volcar la mirada sobre la población sampedrina. Las opiniones se dividieron entre quienes opinaban que el gobierno municipal se volcó en los últimos años sólo al crecimiento en la costa y en las zonas “ricas”, haciendo alusión a quienes allí viven. Otros simplemente solicitaron no politizar todos los temas, algo casi imposible en un año de elecciones.
La cuestión que queda pendiente, es qué ocurrirá si las tormentas persisten y se registren nuevos desbordes que aumenten el descontento. Será difícil contener entonces los reclamos, y la respuesta deberá tener al menos una proyección diferente hacia el futuro.
“El 70% de los campos de la isla están bajo el agua”
Al cierre de esta edición tenía lugar en la agencia del INTA una importante reunión informativa, destinada a productores ganaderos y apícolas, sobre la proyección de la creciente del Río Paraná y su impacto en las islas de San Pedro, Baradero y Lechiguanas, a cargo de profesionales del INTA y del Instituto Nacional del Agua (INA).
De acuerdo a las proyecciones, el pico de la creciente del Paraná estará llegando a nuestras costas la semana próxima y de acuerdo a estos pronósticos, no superaría los 3.10 metros. Claro, que una sudestada podría complicar la situación y poner en estado de alerta de evacuación de los moradores de la isla, si las mediciones comienzan a elevarse sobre los 3.40 metros. Al cierre de esta edición, se registraban 2,54 metros y el dato no es menor porque la media normal es de 1,70 metros.
Los informes elevados por el INA indican que el agua descenderá a los 3 metros en la última semana de Marzo y que irá descendiendo paulatinamente durante Abril.
El Presidente de la Sociedad Rural, Raúl Victores indicó a nuestro medio que el agua ya afectó el 70% de los campos más bajo donde se encuentra el ganado. Mientras que no se posee registros de cómo está repercutiendo la creciente en los sembrados de maíz y soja, que, aunque se trata de poca la extensión sembrada, por lo general, son sectores más altos.
“Esta creciente va a ser seria pero no dramática”, vaticinó Victores indicando además que el mayor problema se registra en zonas donde aún existen muchas cabezas de ganado que no pudieron ser sacadas y donde el agua supera los 40 cm del nivel del suelo.
Según se estima el total de ganado en la isla asciende a 25.000 y hasta ayer no se había podido sacar ni la mitad. Las pocas barcazas disponibles para el traslado de los animales dificulta que rápidamente se relocalicen en los campos de la zona. Actualmente solamente dos barcos están trabajando intensamente con viajes hacia la costa, pero la capacidad no supera al embarque de 35 animales.
Victores indicó que un dato que favorece es que el agua está pasando rápidamente, pero lógicamente una sudestada podría revertir este panorama.
“Todo es riesgoso en la producción y los productores sabíamos que en cualquier momento el agua podía llegar, pero hay gente que esta resignada”, comentó Victores señalando además que por el momento el ganado no correría riego de muerte, siempre y cuando queden sectores secos donde puedan desplazarse.
El trabajo de Defensa Civil
La emergencia del jueves puso a prueba nuevamente al grupo de Defensa Civil sampedrino. Con la base de operaciones establecida en el cuartel de los Bomberos Voluntarios, los integrantes recorrieron barrios y evacuaron a un total de 19 personas.
Estas familias que provenían del Bajo Cementerio, el barrio San Miguel ó 150 viviendas, y de Banfield, fueron trasladados al gimnasio del Estadio Municipal que comenzó a funcionar como un centro de evacuación oficial.
En Río Tala también se brindó asistencia a ocho personas damnificadas en las instalaciones de la Biblioteca Popular de esa localidad y en la guardería de niños.
“En el barrio El Sapito el agua creció hasta los 40 centímetros pero hubo mucha gente que eligió quedarse en sus casas y se negó a evacuar”, comentó un integrante de Defensa Civil.
La tarea fundamental de este grupo, fue minimizar el riesgo en zonas peligrosas como algunos barrios carenciados donde a la inundación se suman problemas eléctricos por instalaciones en precarias condiciones o cableados dañados en la vía pública. Por eso, desde la Coopser se tomó la decisión de cortar el suministro de energía en sectores puntuales y de esta manera se evitaron accidentes. “Las medidas se tomaron y creemos que todo funcionó bien, pero es cierto que podríamos haber evacuado mucha más gente que se negó a salir de sus casas”, informaron desde el grupo.
Una de las situaciones más complejas se vivió en el Bajo Puerto. Una madre con tres niños de 11, 8 y 5 años se encontraba en riesgo por el posible desmoronamiento de un sector de la barranca. Aunque desde Defensa Civil se le aseguraron todas las condiciones para que pudieran ser evacuados –incluso se destinó un camión para trasladar los muebles y la totalidad de las pertenencias a un galpón-, la mujer y su pareja se negaron a abandonar la precaria vivienda. En este caso sólo los niños fueron trasladados al gimnasio del estadio para ser asistidos.
Las tareas alcanzaron también al Coordinador Vial Domingo Bronce que tomó algunas medidas en torno a caminos rurales en mal estado. Se decidió por ejemplo, clausurar el camino de tierra que conduce al Barrio La Tosquera al producirse el derrumbe de un puente de paso y otras vías de la zona rural tuvieron que ser cortadas para la circulación por encontrarse anegadas.
A pesar de las críticas generales, la tarea de Defensa Civil resultó positiva. Pero para los miembros de la comisión la respuesta de los damnificados fue algo ingrata. Y como era de esperar, el temporal se convirtió en una excusa perfecta para que desde algunos sectores se solicite una asistencia hacia la comuna que excede en gran medida la emergencia.