La columna de Américo Piccagli: “Junio debería llamarse ‘Mes de la educación'”
En este mes de un nuevo aniversario de la muerte del general Belgrano sería muy oportuno declararlo como el Mes de la Educación, por haber sido no solo el creador de la Bandera sino porque además fue quien promovió la educación, desde el inicio mismo de nuestra lucha para crear una nueva Nación.
Podríamos muy bien llamarlo así porque después de la victoria de Salta lograda luego del triunfo de Tucumán la Asamblea del año XIII resolvió otorgar al general Belgrano la suma de 40.000 pesos oro, que Belgrano respondió que era “propio de su honor y de los deseos que me inflaman por la prosperidad de mi patria, destinar los expresados 40.000 pesos para la dotación de cuatro escuelas públicas de primeras letras en las que se enseñe a leer y a escribir, la doctrina cristiana, y los primeros rudimentos y obligaciones del hombre en sociedad”.
Informado Belgrano de la decisión de la Asamblea resolvió donar la suma de 40.000 pesos para la construcción de cuatro escuelas una en Tarja y las otras en Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero, para que los niños aprendan las primeras letras y los conocimientos básicos de las matemáticas.
Belgrano es el primer también en preocuparse por los habitantes de la campaña, que viven en “miserables ranchos sonde se ven multitud de criaturas, que llegan a la edad de la pubertad, sin haberse ejercitado en otra cosa que la ociosidad,” razón por la cual con gran fundamento se puede afirmar que fue el primero de ocuparse no solo de la educación sino impulsar escuelas gratuitas para su instrucción, a fin de evitar la miseria y el decaimiento del comercio, que a él siempre le preocupó.
De allí que comparte el pensamiento de Antonino Salvadores, al afirmar que Belgrano, “es el verdadero propulsor de la educación, el verdadero padre de la escuela primaria argentina”.
Las provincias mantienen son responsables de la gran deuda que el Estado tiene con el interior del país, donde el caudillaje político no ha sido capaz de cumplir, con el pensamiento de Manuel Belgrano y el contenido de la Constitución Nacional de 1953, que estableció como una responsabilidad atribuida a los gobiernos provinciales el derecho el derecho a educar y enseñar.
Según Felipe Pigna: “La provincia de Jujuy fue la que mejor cumplió con el legado de Belgrano, las obras comenzaron en 1813, pero a los pocos meses debieron suspenderse ante el avance de los ejércitos españoles, que bajaban del alto Perú, con la intención de recuperar los territorios perdidos".
El 3 de enero de 1825, el Cabildo jujeño agradeció el gesto de Belgrano y declaró en un documento oficial: "será eterna la gratitud de las generaciones venideras, con el tiempo dará buenos padres de familia, ciudadanos a la República e ilustres defensores de la Patria". Pudo funcionar apenas tres años, debió cerrarse en 1828.
En 1949, Evita y Juan Domingo Perón, pusieron la piedra fundamental de la Escuela de Tarija, en Bolivia, pero ahí quedó por los siguientes veinte años.
La Escuela de Santiago del Estero, fue inaugurada por el gobernador Felipe Ibarra, con fondos propios, en mayo de 1882, y funcionó hasta 1926.
En 1998, el gobierno jujeño le adjudicó a una empresa constructora 700.000 dólares, para completar la obra, que demoró 6 años en construirse, y fue inaugurada el 7 de julio de 2004, tras apenas 191 años de la donación. Es la Escuela Nº 452 de Jujuy, en el barrio Campo Verde.
Es curioso lo de la provincia de Tucumán, la más amada por Belgrano, que según Felipe Peña, en 1976, el Gobernador de Tucumán quiso crear la Escuela de la Patria, se formó una comisión para cumplir con la memoria del prócer. Todavía en 1981, el predio ubicado en la calle La Rioja al 600 e inaugurado con pompa por el Gobernador, con una piedra fundamental y así quedó. La piedra ya no estuvo, y el presidente Menem, récord Guiñes de promesas incumplidas, retomó el tema, encargándole al Ministerio de Educación que se construyera alguna de las escuelas soñadas por el prócer.
Con los años la Escuela se construyó, pero claro, más chica y más cara que lo previsto en el presupuesto. No se sabe qué pasó con los $ 299.033, que quedaron de diferencia entre el monto remitido y el que pagó la Provincia” razón por la que con gran fundamento podemos afirmar que fue el primero en ocuparse de la educación, actitud que lo distingue desde su labor como secretario del Consulado en 1794, por fomentar la agricultura, la industria y el comercio, como puntos esenciales para el desarrollo de la patria.