La ciudad no está preparada para ser víctima de un derrame tóxico
La pregunta surgió tras el derrame de ácido acético en la Clínica San Martín. En ese momento la intervención de bomberos fue rápida pero la población debe saber qué hacer en caso de un accidente similar. “No estamos preparados para una catástrofe” es la conclusión.
En una muy importante empresa de San Pedro usan Gas Cloro”, detalló a La Opinión Luis Silva uno de los instructores de Restec Argentina, una empresa dedicada al manejo de materiales tóxicos. Explicó que se trata de uno de los gases empleados en la Primera Guerra Mundial considerado en ese entonces, como el primer caso de uso de armas químicas.
Ante la posibilidada de una catástrofe, la respuesta es contundente: “Muere todo lo que toca”. Ahora bien, San Pedro está preparado para afrontar el desastre provocado por un derrame tóxico: “No”, respondió de inmediato el referente de la firma.
La ciudad no tiene infraestructura, equipamiento ni conocimiento, aseguró quien estudia y conoce qué elementos ingresan y egresan a la ciudad en camiones sin que nadie sospeche que puede estar cargado de Hexano, una sustancia que suele ser utilizada como disolvente para algunas pinturas y procesos químicos, aunque se desconoce con qué frecuencia llegan al casco urbano y si lo hacen en horas pico de movimiento laboral o escolar.
“La problemática de los materiales peligrosos es multicausal. Por un lado es responsabilidad del Estado hacer cumplir la normativa vigente y por otro lado la amenaza que representa no conocer los riesgos que tenemos a nuestro alrededor en el ámbito local, ya sean estos riesgos fijos y/o itinerantes”, remarcó Silva y agregó: “Si se realiza un análisis global de San Pedro se observa que no se está en condiciones de responder a un hecho de magnitud donde el desencadenante sea un material peligroso, ya que no hay elaborado un mapa de riesgo que contemple las múltiples situaciones que se presentan cotidianamente”.
Los ejemplos son muchos y causan temor, más cuando se toma conocimiento de la presencia de elementos y líquidos tóxicos en cualquier parte. “Hay materiales peligrosos en pinturerías y ferreterías”, indican y agregan que en San Pedro hay lugares donde trabajan con “líquidos que si se mezclan con agua se convierten en explosivos”.
Desgraciadamente contar con un equipo completo para poder intervenir en cualquier caso de estas características cuesta demasiado dinero. Un traje, por citar al más barato, tiene un valor de 1800 dólares y una bomba de muestreo de gases cuesta 7800 dólares aproximadamente, “sumas prohibitivas para la realidad de San Pedro”, sostuvo Silva.
Un accidente con suerte
La semana pasada a una de las profesionales que trabaja en el laboratorio de la Clínica San Martín se le cayó un frasco que contenía Acido Acético lo que provocó una rápida intervención de Bomberos Voluntarios que acudió al lugar de manera inmediata.
Una dotación a cargo de Julián Alemis llegó al lugar, retiró a empleados y pacientes, ventiló la zona afectada y limpió el líquido derramado. Alemis relató lo sucedido: “Accidentalmente al personal que estaba trabajando en el laboratorio se le cayó una botella de ácido acético lo cual produjo vapores ácidos y tuvieron que evacuar el laboratorio”.
Afortunadamente no hubo heridos pero sí recomendaron al personal que consulte a un oftalmólogo ya que muchos de ellos presentaban irritación en los ojos.
En cuanto a cómo trabajan habitualmente Alemis detalló: “Tratamos de minimizar lo que pasó, ver si se puede remediar de alguna manera para salvaguardar las vidas de quienes trabajan en este lugar”.
Se define como material peligroso a cualquier sustancia “capaz de presentar un riesgo no razonable para la salud, la seguridad, la propiedad y el medio ambiente” cuando es transportado comercialmente. Los peligros que presentan estos materiales pueden ser amenazas inmediatas a la salud, a la seguridad o a la propiedad (explosión, incendio, fuga de gas, nubes de vapor tóxico, escape de radiación, etc.). También pueden ser amenazas más extensas y de largo plazo para la salud y daños a la propiedad, por contaminación del medio ambiente.