Julián necesita un corazón que no llega
Tiene 14 años y está en emergencia nacional porque necesita un trasplante producto de una enfermedad cardíaca poco convencional. Julián Chiorazo fue operado con éxito ayer, cuando lo conectaron a un corazón artificial. Familiares y amigos aguardan con ansias una resolución feliz que le permita llevar una vida normal.
Julián Chiorazo tiene 14 años “pero parece de 8”, dicen quienes lo conocen de cerca. “Sos un guerrero”, le escriben en las redes sociales. Lo es. Julián convive con una enfermedad cardíaca poco convencional que lo mantiene primero en el listado de emergencia nacional del Incucai porque necesita nada menos que un trasplante de corazón. Ayer lo operaron para colocarle un órgano artificial, porque, como dijo su padre, “su corazoncito ya no aguantaba”.
El niño sufre una miocardiopatía restrictiva que es la menos convencional de ese tipo de enfermedades y de las que sólo hay otro registro en toda Latinoamérica, caracterizada por rigidez en el miocardio y una limitación en la capacidad del corazón de estirarse y llenarse adecuadamente de sangre.
La semana pasada, una trombosis complicó su ya delicado cuadro y obligó a su internación en terapia intensiva. Pocos días después de pasar a una habitación común del hospital Garrahan, su corazón avisó que ya no resistiría, por lo que llegó la intervención quirúrgica.
Siempre de buen ánimo, Julián se sometió a una operación riesgosa de la que al cierre de esta edición había salido airoso aunque su familia y los médicos consideraban fundamental observar con atención su evolución ya que horas antes sufrió complicaciones renales.
Es que la intervención consistió nada menos que en reemplazar su delicado corazoncito por un órgano artificial, a la espera de un trasplante que le permita salir del sinuoso camino que atraviesa.
Hasta el momento, los tres operativos para reemplazar su corazón por otro quedaron truncos. Cada vez que apareció un donante, la evaluación de las condiciones anatómicas para la compatibilidad no arrojó resultados positivos. Julián necesita el corazón de una persona que pese entre 60 y 70 kilogramos.
La operación de ayer no fue sencilla. Julián entró a quirófano alrededor de las 09.00 de la mañana y salió casi a las 15.00. Si bien la conexión a un órgano artificial se practica con frecuencia, su caso representaba severos riesgos.
Sus familiares, amigos, docentes y compañeros de la escuela Normal, donde cursa la secundaria, difundieron el caso en los medios nacionales con el fin de contribuir a la aparición de un donante.
“El corazón está trabajando muy bien”
Así se refirió ante la consulta de La Opinión Mariano Chiorazo, padre de Julián, emocionado el martes por la tarde cuando el niño fue trasladado desde el quirófano a terapia intensiva; agradeció a Dios y confirmó que la intervención había finalizado “bien”.
“Mañana (por hoy miércoles) cuando estemos nosotros comenzarán a despertarlo”, contó el papá y pidó que a través de este medio se agradezca a todos y cada uno de los sampedrinos que se solidarizaron con él.
“Estuvimos todo este tiempo rodeado de familiares, amigos y compañeros de trabajo”, sostuvo y completó: “Ahora hay que esperar, pero estamos contentos y emocionados porque todo salió bien”.