Juego clandestino: el denunciante debe ratificar para que no quede en la nada
El empleado de casas de apuestas ilegales envió telegrama a dos personas a las que sindica como sus empleadores. En estos días volvería al Ministerio de Trabajo para profundizar el tema. Además, el jueves vencen los días hábiles que le dio la Afip para no archivar el procedimiento impulsado. En una semana, pasó de todo en el oscuro ambiente de “las maquinitas”.
La tapa de La Opinión de la semana pasada hizo tambalear la silenciosa paz de la que gozaban los impulsores del juego clandestino en San Pedro y la zona, un negocio ilegal que mueve cientos de miles de pesos y que, según afirman en los ámbitos tribunalicios, no podría llevarse adelante sin connivencia política, policial, empresarial y/o judicial.
El ambiente se puso raro y tenso. Hubo cruces de llamadas, advertencias, persecuciones y hasta alguna que otra amenaza, en medio de duras reuniones entre las partes para saber quién filtró qué y quién hizo lo impensable: asesorar al denunciante.
El empleado envió un telegrama redactado en el Ministerio de Trabajo bajo asesoramiento profesional gratuito a dos “hombres del juego” a los que identificó con nombre y apellido.
Dos señores preocupados
Como publicó este semanario a modo de acertijo y ayuda, una de las personas en cuestión tiene la misma identidad que un prócer musical misionero que hasta ríos con su nombre lleva y el otro un apellido repetido, aunque una trayectoria pública más completa.
Este último, mandadero de un conocido abogado cuyo nombre coincide con el de la ciudad que una mañana de 1980 se vio repleta de perros muertos que acusaban al sucesor del lider chino Mao, Deng Xiaoping, de “traidor”, habría sido el más preocupado.
Tanta fue su preocupación que hasta habría manifestado sus intenciones de ser generoso para evitar que su nombre siga apareciendo en los procedimientos administrativos iniciados.
El otro habría sido menos diplomático. Joven y con bolsillo abultado en mínimo tiempo –accedió a un auto de alta gama en pocos meses en detrimento de cierto proverbio español relacionado con el calzado–, el viernes por la noche bailaba en un conocido boliche local, luego de mantener una discusión telefónica sobre el asunto.
El juego de palabras con que este semanario se reservó las identidades –por ahora y hasta tanto intervenga la Justicia–, provocó un divertimento entre ciertos lectores. Algunos más avezados, acertaron. Otros, por el contrario, hicieron un importante aporte, ya que nombraron a otros tantos actores de la enmarañada trama del juego clandestino.
Ratificar o archivar
El denunciante debe ratificar sus dichos. En el Ministerio de Trabajo, por un lado. Allí se verá si, como aseguran algunos, dejaría de lado a uno de los nombrados en el primer telegrama para sumar a otro, con sobrenombre igual al del jugador de la selección que lleva el apellido del otro implicado, pero este proveniente de una familia histórica de la ciudad.
Además, el texto de Afip que recibió es claro: debe enviar una nota para ratificar los términos de la relación laboral invocada en el telegrama y acompañar con una serie de datos suyos, de los hechos denunciados, aportar testigos y precisiones sobre los denunciados.
La carta del organismo público nacional señala que esos requerimientos deben ser cumplidos dentro de los diez días hábiles administrativos. Fue enviada el 26 de junio, por lo que el plazo vence el jueves. Si el denunciante no presenta los datos solicitados, “se archivarán las actuaciones originadas”. Aunque cueste creerlo es la misma Afip que intima o persigue pero ante una denuncia le pide a quien se atreve a hacerla a presentar pruebas concretas. La pregunta es ¿Qué sucedería si algún buen ciudadano apunta a una cueva de cambio de moneda extranjera?. También debería llevar las pruebas cuando anónimamente el organismo inicia de oficio investigaciones sobre contribuyentes registrados.