Jubilación por tareas de cuidado: la experiencia de una de las primeras beneficiarias del programa
Desde el mes pasado, en Anses local se puede tramitar el beneficio jubilatorio bajo la modalidad que permite contabilizar años de aporte a mujeres por cuidado de hijos. Noemí fue unas de las primeras sampedrinas que accedió al derecho a que se les reconozcan las tareas hogareñas para obtener su jubilación.
Desde el mes pasado en San Pedro se puede tramitar el reconocimiento de aportes de tareas de cuidado de hijos. Mujeres que estén en edad de jubilarse pueden contabilizar un año de aporte por cada hijo o hija para alcanzar la posibilidad de acceder al beneficio jubilatorio.
Las oficinas de ANSES San Pedro dispusieron personal específicamente dedicado a esa tarea, para que en el horario de 13.00 a 17.00 la UDAI local funcione exclusivamente para este tipo de trámites.
Este lunes en Radio Cuarentena, una de las primeras beneficiarias en la ciudad contó su experiencia. Noemí tiene 63 años. “Trabajé de todo, desde los 9 años”, aseguró.
La historia de Noemí forma parte de la realidad de muchas mujeres que diariamente encuentran inconvenientes al momento de jubilarse. Sin embargo, con la ayuda de sus hijos, Noemí logró tramitar su jubilación en Anses.
En cuanto al trámite, la mujer aconsejó a aquellas personas que se encuentran en su misma situación que “si se puede, traten de conectarse”, a fin de conseguir un turno en la página de ANSES.
“Por lo menos voy a tener PAMI. Aunque sea es algo”
consideró Noemí en Radio Cuarentena
La vida ha llevado a Noemí por caminos no tan simples, puesto que desde chica acompañó a su madre que trabajaba en casas de familias. Colaboró con ella y “ganaba la monedita”, mientras asistía a la Escuela Nº1.
Conforme pasaron los años, Noemí debió encargarse de la crianza de sus tres hijos y el trabajo, lo cual le impuso otros desafíos: “Siempre tuve que luchar para poderlos cuidar. Básicamente los crié sola, con la ayuda de mi familia, fue muy difícil”.
“Nací en San Pedro, vivíamos en el campo. Cuando viene a la ciudad mi madre consiguió trabajo en la casa de una maestra muy conocida, Alcorta-Mantovani, lo de Amelita”, recordó Noemí con cariño esos tiempos. Había logrado conseguir otros trabajos y asistir al secundario.
“Fui creciendo, ayudando a mi mamá a trabajar en la misma casa. De más grande me llamaban de una casa, de otra, y me fui haciendo”
Noemí
Sin embargo, algunos tragos amargos —como haber confiado en que una empleadora estaba aportando cuando en realidad esto no sucedía— llevó a que Noemí debiera buscar nuevos empleos. Limpió casas, cortó el pasto y arregló los jardines: “La descarga con la naturaleza para mí es una hermosura, a pesar de que sea mi trabajo”.
Hoy Noemí reconoció que espera con ansias cobrar su jubilación para recompensar a algunas personas que colaboraron e hicieron posible que se tramitara su jubilación. “Viajar sería uno de los tantos gustos”, agregó sobre su lista de pendientes.
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