#JuanitaReportera presenta: ¿Cómo fueron sus infancias, Raúl y Santiago Altolaguirre?
Juanita Lafalce tiene 12 años. Es alumna del colegio San Francisco de Asís. Un sábado vino a La Opinión y Sin Galera, se quedó toda la mañana y planificó una serie de entrevistas con adultos, para saber sobre su infancia y compararla con la de los chicos de hoy, como ella. En esta oportunidad entrevistó a dos generaciones de artistas, padre e hijo.
Por Juanita Lafalce
Estuve con parte de la familia Altolaguirre, Raúl y Santiago. Una familia de artistas: hay clown, magos, bailarinas. Raúl no solo ha trasmitido a sus hijos el amor por el arte, sino también el respeto por la familia; y a nosotros, los niños, nos pide que alcancemos la libertad de los pájaros.
Hoy Raúl tiene 61 años. Su hijo, Santiago, tiene 42. Quise saber si sentían diferencia entre sus infancias.
Raúl: Posiblemente, sí, hubo mucha diferencia y todo ha ido cambiando, el mundo va cambiando.
Santiago: Creo que sí, pero por lo que él me ha contado, que jugaba mucho, se divertía mucho, era travieso, en ese sentido tiene similitud con la mía, sobre todo en eso de jugar.
Juanita: ¿A qué jugaban?
Raúl: Lo mío tiene, como una nota de gracia, que a mí me gustaba jugar al futbol, porque todos los chicos jugaban. Había un campito que se llamaba Darío y estaba la cancha del tanque, pero yo era malo jugando al fútbol, era suplente de aguatero, no me ponían nunca. Por eso yo me dediqué a la magia. Fíjate que cuando uno no tiene habilidad para el deporte, tiene que elegir el arte. Elegí la magia y el humor, que es la reina de las artes.
Santiago: Jugué al futbol, me gusta mucho; jugué al básquet, no era bueno. Pero como él, desde los 9 años empecé a hacer teatro, una madre que me inculcó mucho la lectura. Empecé a jugar en los talleres de teatro. Mi primer taller de teatro profesional, porque venían de afuera, era gente muy preparada, fue a los 9 años, y de ahí me incliné sabiendo que me gustaba mucho, que en definitiva es jugar.
Juanita: ¿Tenían algún juguete favorito?
Santiago: Sí, la pelota. Teníamos una pelota muy linda que nos habían regalado, una pelota importante, y nos enseñaron que había que engrasarla para que nos durara más, porque era de cuero, así que, si había un juguete preferido, me quedo con la pelota.
Raúl: Las maderas, los recortes de madera que encontraba en la carpintería. Mi papá era carpintero y con los recortes que dejaba, agarraba madera y clavo y juguete que veía en otro chico trataba de confeccionarlo yo. No era muy bueno tampoco en la carpintería.
Juanita: Raúl, ¿trataste de trasmitirle algo de tu infancia?
Raúl: Sí, todo lo bueno de mi infancia, que no puedo pedir más, porque nací en un hogar con mucho amor, mucho trabajo. Siempre digo que las manos de mis padres eran sagradas, porque vi traer el pan en sus manos. Uno nació y vivió una infancia muy feliz, familiar, y eso es lo que yo trasmito, no solamente a mis hijos, sino que en todos los espectáculos hablo de la unidad familiar, del diálogo, inclusive a veces, entre todos, proponemos bajar el televisor para hablar en la mesa, que no se pierda eso.
Juanita: ¿Es muy diferente animar los cumpleaños de antes y los de ahora?
Raúl: Sí, la tecnología ha avasallado todo, todo el mundo puede ver todo por internet y ha cambiado el tema de la edad. Yo he animado fiestas de hasta 14, 15 años, que contrataban el payaso, y hoy una nena de 8 años ya no quiere el payaso ni el mago, prefieren un pijama party, es distinto.
Juanita: ¿Veían TV o escuchaban radio?
Raúl: Escuchaba radio más que televisión, porque en un principio no teníamos. Íbamos a la casa de un vecino, y sí, me gustaban Los Tres Chiflados, El Gordo y El Flaco o Tom y Jerry, todo ese tipo de cosas, muy sanas, pero lo veíamos en la casa de un vecino, hasta que nosotros llegamos a tener un televisor y fue una fiesta, ¡pero en blanco y negro!
Santiago: Con mi hermano escuchábamos mucho radio, nos gustaba, de hecho los partidos de Boca el domingo los escuchábamos por radio, y con mi abuelo. No me gusta mucho la televisión, miro alguna película.
Juanita: ¿Les hicieron bullying?
Santiago: Si me hicieron, no lo noté, o quizás no sabía lo que era. Recuerdo que mis padres, de un viaje, me trajeron un jogging naranja, me lo puse y en la escuela me cargaron durante un año. Imagínate yo, morochito, con un pantalón y buzo naranja. Todos me cargaban: “Naranjita, Naranjín”, pero nunca lo sentí como un burla, quizás existió, pero yo no lo tomé así, y además yo estaba muy contento con ese jogging, no me molestaba.
Juanita: ¿Cómo se llevan con la tecnología y las redes sociales?
Santiago: El celular lo tengo por una cuestión de trabajo, por los talleres y las contrataciones de las obras, tengo una computadora en casa y la uso para diagramar clases y obras que hago. Uso Facebook para las publicaciones de los talleres o trabajo, pero no soy mucho de las redes sociales. Me cuesta manejar la tecnología, me tienen que explicar mucho.
Raúl: Muy poco, me cuesta mucho, pero algo hay que saber, para trabajar, un poquito para recibir y enviar mail, fijarme precios y esas cosas. No me gusta mucho y no pongo entusiasmo por aprender
Cerré la nota pidiendo el mensaje para nosotros los niños de esta generación.
Raúl: Que depositen todo en lo que les guste, que se aferren mucho a lo que les gusta, que es la única manera para triunfar. Yo, con poco, soy feliz, porque así me enseñaron, a valorar, libre como los pájaros.
Santiago: Yo les diría, que nunca dejen de jugar. Es una especie de poder que tienen los niños, que es la capacidad de jugar, y esto también lo aprendí sintiéndome niño y lo importante que es sentirse niño, valorar mucho esa etapa, vivirla plenamente. Nunca dejen de jugar y sorprenderse, una de las fuentes de creación más importante está ahí, justamente, porque es donde se generan y pasan todos los registros. Un niño no actúa, es: espontáneo, fresco, no puede disimular, y es un poco lo que yo estudié después con el clown. El mundo es maravilloso porque tiene niños.