JS Textil, otra empresa con vacaciones forzadas: tiene capacidad para 6000 prendas diarias y produce 800
La fábrica textil que fundaron Juan Carlos Scazzariello y Julia Solera, en la actualidad coordinada por sus hijos, le dio vacaciones anticipadas a los 88 empleados de la planta que produce prendas para importantes marcas, entre ellos Cheeky y Zara. Su fundador dialogó con Sin Galera y contó los pormenores de la situación. En septiembre de 2017, cobraban 105 pesos por producir un pantalón; ahora les pagan 91,50 por el mismo producto, aunque sus costos se triplicaron. La apertura de importaciones y los comercios que venden ropa falsifcada forman parte del combo.
Las empresas generadoras de empleo en San Pedro no atraviesan el mejor momento. La crisis estructural que afecta a la Argentina no pasa desapercibida a nivel local y ya son al menos dos las fábricas —de las pocas que hay— que tuvieron que otorgar vacaciones adelantadas forzadas a su personal.
Por un lado, Celupaper, la papelera de Mario Speranza a quien un desperfecto en otra planta, el sobrestock y los aumentos de tarifas obligaron a parar la producción por 30 días y a dejar activo en la panta sólo el sector de conversión y embalaje.
Por otro lado está el caso de JS Textil, la fábrica productora confección de prendas de vestir que Juan Carlos Scazzariello y Juia Edith Solera, su fallecida esposa fundaron en un pequeño taller y que llegó a emplear a más de 160 personas. Hoy, con la mitad de empleados, ante la incertidumbre por la próxima temporada, también tuvo que dar vacaciones obligatorias.
La fábrica, ubicada en Chivilcoy y Ruta 1001, estuvo 15 cerrada. En el interior de la planta descansan las máquinas que la familia Scazzariello fue adquiriendo para su emprendimiento y que tienen un 85 por ciento de su capacidad ociosa.
El dato es alarmante: de 6.000 prendas diarias que podría producir el equipamiento, funcionando las 24 horas, como otras textiles en el mundo, en la actualidad apenas producen 800. La planta, de todas maneras, nunca superó las 2.500, según contó su fundador.
Juan Carlos Scazzariello accedió a dialogar con La Opinión & Sin Galera acerca de la situación que atraviesa la fábrica que legó a sus hijos cuando su compañera de vida falleció. "Esto no es de ahora, hace seis, siete ocho años empezó una tendencia a menos que nos lleva a esta situación en la que estamos todos complicados, no sólo los textiles", aseguró.
El empresario sostuvo que hoy, en su compañía, la prioridad es "mantener los puestos de trabajo aun sin haber trabajo", aunque advirtió que no se sabe qué puede suceder en el corto plazo, de cara a la nueva temporada. Sencillamente no sabe si van a tener clientes ni cuánto están dispuestos a pagarles.
"Les dimos vacaciones porque hay poco trabajo", dijo sobre el personal y explicó: "Al regreso tenemos trabajo por 10, 12 días, por el momento no hay otra cosa". A principios de marzo habrá una reunión con Cheeky, una de las reconocidas marcas, como Zara, para las que trabajan.
Scazzariello refirió que esa marca líder en indumentaria infantil "tiene la producción, pero no tiene precios", por lo que todo es incertidumbre. En ese marco, contó que la situación de la relación comercial es desventajosa para su empresa desde hace tiempo.
La comparación que relató es sorprendente: En septiembre de 2017 facturábamos a Cheeky un pantalón clásico a 105 pesos. El pantalón ese, ahora, lo pagan $ 91,50", dijo y agregó: "Eso es lo que dicen que pueden pagar, hoy terminar ese pantalón nos cuesta alrededor de 100 y 110 pesos, pero la cuenta es que si yo no traigo ese trabajo, al personal le tengo que pagar lo mismo".
Esos 105 pesos son por el hilo, la mano de obra y los costos relacionados que tiene JS Textil. "Ellos entregan moldería y género, nosotros hacemos corte y confección, y ponemos el hilo. En ese momento (septiembre 2017), un cono costaba 48 pesos, hoy cuesta 132 pesos".
Para pagar aguinaldos y vacaciones hubo que vender dos camionetas. La empresa no tiene deudas de sueldos ni de impuestos, aunque está adherida a "todos los planes habidos y por haber", contó el emprendedor y agregó: "Tampoco tengo nada para comprar".
En ese sentido, relató: "En un momento tenía herramientas para 160 personas y ahora tengo para las 80 que hay, no había plata para comprar repuestos así que desarmábamos una para reparar otra. El otro día el mecánico decía que no había ninguna doble costura y no podíamos armar una con las 15 que tenemos, el otro día se rompió una maquina de ojal y la piecita vale 8.000 dólares".
Scazzariello aseguró que la apertura de importaciones fue un golpe duro para su industria. "Todo el mundo compró de más porque el dólar estaba barato. Yo no conozco bien ese tema, pero quien va a los comercios ve que todo tiene la estampillita, es importado", señaló.
Dijo, además, que "hay otras desventajas, como que muchos comercios se proveen de La Salada y esos lugares no muy santos". Los incremento de tarifas, como el de la electricidad, que fue del 300 por ciento, los afectó pero en menor medida.
"Al tener menos gente tenemos menos consumo y la incidencia no es tan grande en la prenda. No es lo mismo una boleta de 20.000 que de 100.000 pesos, pero en este rubro no es lo que nos mata, que es el precio que nos están pagando para confeccionar, porque todos los costos subieron a un ritmo acelerado pero el precio que nos pagan bajó", explicó.
En los últimos días tuvo un ofrecimiento del Centro de Comercio e Industria que preside Mauro Troilo para mantener una reunión con autoridades políticas, pero desitió. Descreído y desconfiado, ya ni siquiera pregunta por las gestiones relacionadas con el programa Repro que hicieron para su fábrica desde el Municipio.
Fuentes del gobierno aseguraron a este medio que esa gestión estaba "por salir". Se trata de un programa del Estado nacional que paga una suma fija mensual remunerativa de hasta un monto equivalente al salario mínimo, vital y móvil por trabajador durante un plazo de hasta un año, destinada a completar el sueldo de su categoría laboral en empesas con dificultades, que cobra directamente desde Anses.
Para acceder a ese beneficio las empresas deben acreditar la situación de crisis que atraviesan, detallando las acciones que piensan desarrollar para su recuperación, y comprometerse a no despedir personal y mantener la nómina total de trabajadores.
"Nunca nos dieron bolilla en el municipio, en ningún momento, para gestionar nada regalado sino para llegar a lugares donde nosotros no sabemos llegar", se quejó Scazzariello. Desencantado de todos los gobiernos, consideró que "te ponen palos, trabas, pedías algo y lo único que hacen es ver cómo pueden hacer para trabártelo. He tocado varias puertas para que gestionen, que creo que es lo único que tiene que hacer la gente que está en los gobiernos, para que se hagan las cosas más fáciles no más difíciles".
El empresario se mostró desanimado. "Yo estoy colgando los guantes, no voy a poner ningún esfuerzo más, todo esto te cansa. Nosotros empezamos de la nada y todo lo que se fue generando se invirtió, no es que me llevé la plata a ningún lado. Tengo 62 años y ponerme a renegar otra vez para ver cómo hago para volver a arrancar, ya volví a arrancar varias veces, desde Alfonsín", dijo.
Como advirtió, la responsabilidad de las decisiones empresariales en JS Textil corre por cuenta de sus hijos, que no dejan de consultarlo, por supuesto. Lo que suceda en el transcurso del próximo mes será clave para saber qué sucede con los 88 puestos de trabajo que sostiene esta fábrica.