Joaquín Gil recibió un botellazo y fue hospitalizado
En el segundo tiempo de la victoria parcial de Independiente de Chivilcoy frente a El Linqueño el árbitro sampedrino fue impactado en su frente por el proyectil proveniente de la tribuna visitante, sufrió un corte, se desvaneció y debió ser trasladado a un nosocomio. Sus asistentes Santiago Banegas y Damián Bertolini suspendieron el cotejo.
El árbitro Joaquín Gil fue agredido el domingo con una botella de plástico de medio litro de una reconocida marca de gaseosas mientras impartía justicia en la final de ida de la región Pampeana Norte del Torneo Regional Federal Amateur que organiza el Consejo Federal de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) entre Independiente de Chivilcoy y El Linqueño de Lincoln, sufrió un corte en su frente que lo desvaneció y debió ser asistido en un hospital donde horas después fue dado de alta y realizó la denuncia en la comisaría.
El cobarde ataque ocurrió en el minuto diez del segundo tiempo cuando el local ganaba 1 a 0 y tenía a favor un tiro de esquina sancionado correctamente por Gil. Antes de que se reanude el cotejo, el colegiado fue impactado en su cabeza por el proyectil lanzado por un inadaptado desde la tribuna donde estaba la hinchada visitante. Inmediatamente, notó que tenía sangre en su cara y se dirigió hasta el centro del campo de juego donde se acostó en el piso y fue asistido por médicos que estaban en la cancha.
Luego de algunos minutos, el juez fue retirado en camilla del rectángulo de juego y trasladado en ambulancia a un hospital de Chivilcoy donde permaneció por algunas horas en observación. Mientras tanto, sus asistentes Santiago Banegas y Damián Bertolini suspendieron el cotejo y el Tribunal de Disciplinas del órgano de la AFA que preside Pablo Toviggino determinará, en base al informe de Gil, cómo sigue la llave que estaba previsto se cierre el próximo fin de semana en Lincoln.
En la cancha de Independiente de Chivilcoy también fueron agredidos brutalmente con una piedra un simpatizante del local y efectivos policiales después de la acción que desencadenó el final del juego. Con los hechos consumados, es muy probable que el Tribunal de Penas le dé como ganada la serie al Rojo que avanzaría a la definición contra el mejor de la región Cuyo por un ascenso al Federal A debido a que el reglamento de Torneo Regional contempla que el club cuyos hinchas provoquen la suspensión de un partido perderá la serie. En la misma sintonía, el de Transgresiones y Penas de la AFA avala la expulsión, desafiliación y/o pérdida de división para el club que su hinchada agreda a alguna autoridad de un juego y el mismo no pudiese continuar.
Sus sensaciones
Un día después de la agresión, Joaquín Gil dialogó con La Opinión sobre lo sucedido en el campo de juego y explicó: “Siento el impacto en la sien, me agarro la cabeza con la mano y tenía sangre. Los jugadores me dijeron que tenía sangre también. Me empecé a marear, perdí la estabilidad, no veía bien y me senté en la cancha. Me atendieron dos médicos, uno de cada club, y no recuerdo entre que me senté en la cancha y me llevaron al hospital”.
Mientras Banegas y Bertolini suspendieron el cotejo, Gil fue sometido a diferentes estudios que constataron presentó, según señaló, “traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento”. “De a poco me fui recuperando y tuve que firma el alta voluntaria porque debía estar 24 horas en observación. Le pedí por favor a los médicos que me dejen ir porque el lunes tenía que trabajar”, agregó el joven quien arribó a San Pedro a las 4.00 del lunes y media hora después se subió a un colectivo que lo traslado a Zárate para cumplir con su labor en una fábrica.
En Chivilcoy, dirigentes de Independiente se acercaron a acompañarlo al hospital mientras que los de El Linqueño se comunicaron con él vía telefónica el domingo por la noche. Incluso, el vicepresidente le pidió “disculpas” porque la botella fue lanzada desde la tribuna donde estaban los hinchas de su club pero le admitió que será “imposible” reconocer a quien la tiró porque “había mucha gente”. Además, contó que se solidarizaron el Jefe del Departamento Arbitral del Consejo Federal, Gustavo Bassi, quien fue el que lo designó para impartir justicia en el cotejo al igual que otros colegas y el exréferi Sergio Pezzotta.
Por último, aseguró que en la previa el juego “estaba tranquilo” y que el visitante se “empezó a sentir perjudicado” luego de la correcta expulsión de Hugo Palmerola por agredir sin pelota a un rival. “Desde ahí protestaron todo con más vehemencia. En el momento previo me acerqué a asistir al arquero de El Linqueño porque me dijo que se acalambró y cuando llamé al personal de su equipo sentí el golpe”, cerró. Al momento de la suspensión, Independiente ganaba 1 a 0 con un tanto de Martín Gallo.