Investigan si una banda de paraguayos es la que asaltó y robó a Oscar Andreani
Si bien no abundan los datos en torno al hecho delictivo acontecido en el establecimiento La Santina algunos de los detalles obtenidos hacen suponer que la banda que actuó no es la misma de los ilícitos anteriores pero sí que actuaron bajo la misma modalidad. Quiénes son y cómo se comportaron.
A medida que pasan las horas la instrucción a cargo de la fiscala María del Valle Viviani va sumando argumentos como para orientar la investigación y esclarecer el robo al establecimiento La Santina en Río Tala.
Si bien no son muchos, algunos detalles obtenidos son hasta llamativos y hacen pensar que se trata de una banda que no venía actuando en la región.
A medida que las autoridades se fueron entrevistando con las víctimas consiguieron establecer algunos puntos que ya fueron volcados a la causa y que será materia de las averiguaciones, y no solo tienen que ver con el comportamiento que tuvieron los delincuentes a la hora de actuar sino también quiénes son.
En principio todo invitaba a suponer que se trataba de los mismos delincuentes que tienen a mal traer a la zona rural pero luego de escuchar los testimonios de quienes estaban en el lugar al momento de cometido el hecho las sospechas son otras. Una de las empleadas del establecimiento de nacionalidad paraguaya contó que cuando los delincuentes advirtieron de su presencia hubo al menos uno que se dirigió a ella hablando en guaraní, y allí se dieron cuenta que la mayoría de los malvivientes que los estaban asaltando también tenían la tradicional tonada paraguaya. Es decir que estarían ante una banda compuesta por personas de origen paraguayo y que no coinciden con las características de los otros hechos.
Y el otro tema que hace suponer que en realidad sabían a la perfección de quién se trataba y que la persona que estaba en el casco principal del lugar era Oscar Andreani, fue que cometieron el hecho justo el día en que el empresario estaba en el lugar cuando realidad no es de venir muy seguido y menos aun un día puntual. De todos modos el trato no fue agresivo y solo les requerían que cumplieran con lo que les estaban pidiendo.
Por otra parte se pudo constatar que a la hora de huir no se llevaron los celulares, solo se apoderaron del teléfono del propio Andreani pero conocedores del tema el mismo habría sido arrojado en el campo mientras escapaban porque cuando se quiso hacer el rastreo del móvil la señal marcaba que estaba en el mismo predio y allí se truncó la posibilidad de ubicar a la persona que se lo había llevado.
Según pudo reconstruir La Opinión en base a las averiguaciones realizadas, el hecho se perpetró entre las 23 y 23.30 horas cuando los delincuentes redujeron a uno de los caseros del establecimiento. A partir de allí comenzó una odisea que duró algo más de media hora pero alcanzó para sembrar temor entre las personas que resultaron víctimas.
La banda se dirigió a la casa principal de La Santina en donde se encontraba el empresario Oscar Andreani y otra persona, a ellos también los redujeron y exigieron que les entreguen sus pertenencias. Desde allí se fueron a otra de las dependencias de donde también se llevaron diversos elementos de valor.
El hecho terminó allí, con los delincuentes huyendo con rumbo desconocido y las víctimas shokeadas por el momento que les tocó atravesar. La sospecha es que podrían haber dejado estacionado un vehículo a pocos metros tanto para el lado del ingreso a Río Tala como para el lado del río Arrecifes, siempre amparados por la oscuridad. Eso sí, de haber sido así deberían haber pasado por el destacamento de Policía Vial que se encuentra a escasos metros del ingreso a La Santina.
La investigación avanzará hasta donde los datos que se puedan obtener se lo permitan, por el momento no abundan pero hay expectativas de que con el paso de las horas algo nuevo pueda surgir.
Si bien las sospechas de que se trató de otra banda son reales, los delincuentes actuaron bajo la misma modalidad que el resto de los hechos cometidos en los últimos meses en la zona rural. Lo hicieron entre cinco y siete personas, armadas y con sus rostros cubiertos, se manejaron con cierta tranquilidad y solo buscaban dinero. Eligieron una propiedad cerca de la ruta como para poder tener varias vías por donde escapar, no se pudo determinar en qué llegaron, por dónde ingresaron, en qué se fueron y tampoco fueron tomados por las cámaras de seguridad , es decir que prácticamente no dejaron rastros.
En su huida dejaron abandonada una mochila fácil de identificar por sus características, se llevaron las pertenencias de una menor que estaba en el lugar, “para mi hija”, expresó el asaltante, y además les comieron la comida que una de las víctimas tenía preparada, similar a lo que le sucedió a las personas asaltadas en el barrio Drivin Golf cuando los ladrones les comieron el asado antes de retirarse.
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