Investigan el origen de cuerpos de N.N.aparecidos en San Pedro durante la dictadura
La tarea forma parte de la reapertura de causas judiciales vinculadas con el terrorismo de estado entre 1976 y 1982. La Fiscalía Federal de San Nicolás solicitó a todos los registros civiles de su jurisdicción copias de las actas de defunción de cuerpos N.N. hallados en diferentes circunstancias durante esos años. En San Pedro, los datos son espeluznantes porque aparecen algunos cadáveres en el Río Paraná con signos de haber sido maniatados, torturados, y hasta arrojados en las vías del ferrocarril que fueron enterrados en el cementerio local. Lo llamativo es que siempre intervino el mismo profesional forense. De constatarse alguna correlación entre esos datos y los denunciados por familiares de desaparecidos se podrían desarchivar causas judiciales importantes. “Es un trabajo minucioso y delicado que lleva mucho tiempo”, aclaran los responsables. La Opinión accedió a los detalles de estos hallazgos tras una investigación especial, cuyo extenso informe se publica en una primer parte que continuará en la próxima edición.
Unos diez días atrás, los medios nacionales anunciaban la certificación de los restos de Leonie Reneé Duquet, una de las dos monjas francesas secuestradas durante la dictadura. Habían sido hallados en el cementerio de Gral. Lavalle junto a otros siete esqueletos N.N. sepultados allí.
El trabajo técnico fue realizado por el Equipo Argentino de Antropología Forense, el mismo grupo que en el año 2000 confirmó el hallazgo de los restos del sampedrino Rubén Reynoso en el cementerio de la Chacarita. Pero la investigación le corresponde en realidad a la justicia, la Cámara Federal Porteña y a los organismos de defensa de los Derechos Humanos que están trabajando en forma más intensa por un evidente impulso del actual gobierno, en la reapertura de las causas judiciales vinculadas con el terrorismo de estado instalado entre 1976 y 1982.
Aunque recién trasciende, la ciudad de San Pedro no es ajena a estas investigaciones. Es que la Fiscalía Federal de San Nicolás a cargo del Dr. Patricio Murray está trabajando desde hace tiempo en este tipo de causas vinculadas con denuncias de personas desaparecidas durante la última dictadura, cuyos restos jamás fueron hallados. Con él colaboran además, miembros de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, quienes están encargados ahora de evaluar una serie de documentación clave para determinar el paradero de estos cadáveres.
Por ese motivo, Murray solicitó a todas las oficinas del Registro Civil de la jurisdicción de San Nicolás la remisión de copias de las actas de defunción de cuerpos N.N. que figuran durante esos años. Y los resultados son más que sorprendentes.
La Opinión accedió a información exclusiva sobre el contenido de estas actas que ahora están siendo evaluadas y tras una investigación especial y exhaustiva, se elaboró este informe que por su extensión, tendrá una segunda entrega en la próxima edición.
Tarea ingrata
“Nosotros tenemos varias causas que estamos investigando desde hace tiempo y otras de las que estamos procurando la reapertura siempre por delitos relacionados con el terrorismo de estado de la dictadura militar. Dentro de esa actividad, hemos requerido a los registros civiles que nos remitan copias de la aparición de cadáveres N.N. que nunca fueron identificados”, explicó el Dr. Patricio Murray.
El trabajo consiste en evaluar si existiera alguna posible sospecha o coincidencia entre estos casos y las denuncias por desaparecidos, y si así fuera, se puede entonces pedir el desarchivo de las causas.
“Es un trabajo faraónico, muy minucioso, y hasta poco agradable. Pero sobre todo eminentemente técnico”, explicó Murray aclarando que en caso de que se encuentren coincidencias recién en ese punto se podría solicitar la intervención del Equipo de Antropología Forense para exhumar restos de un determinado cementerio y continuar la tarea de reconocimiento.
En cuanto a los datos que surgen de esas actas, el fiscal confirmó que “nos llaman la atención muchísimas cosas”, y que efectivamente “en San Pedro en su momento aparecieron cadáveres N.N. en el Río Paraná, maniatados, con signos de haber sido torturados, hemos rescatado esas causas y se está tratando de ver qué pasó con esos cuerpos que fueron identificados. Algunos fueron pasados a un osario común”.
En algunas de esas causas se cuenta con fotografías, en otros con huellas dactilares, y en otros con la descripción fisonómica del cadáver, pero el chequeo de estas características es muy lento. “Nosotros tenemos que actuar con muchísima seguridad para no abrir falsas expectativas. Si tenemos elementos fundados para presumir que ese cadáver se corresponde con la identidad de algún desaparecido se podría pedir al juzgado una exhumación y así cumplir con los estudios antropológicos para verificar si es o no esa persona. Pero sería en una segunda etapa”, explicó el fiscal.
Por este motivo, la mayoría de los detalles y los pasos de la investigación se mantienen en reserva. “No queremos tampoco hacer un circo de esto, es un tema demasiado serio…”, opinó el fiscal.
Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, se aclaró que su función es “colaborar con el fiscal de San Nicolás en esto”. “Se reciben denuncias o causas judiciales vinculadas con el terrorismo de estado y buscamos esclarecerlo en los distintos foros provinciales, en juzgados federales o en otro tipos de acciones”, explicó uno de los responsables, Eduardo Resez.
A pesar de que la Secretaría que depende directamente del Gobernador Solá fue creada en 2002, esta “búsqueda de la verdad” es impulsada por este organismo con más fuerza desde el año 2003, cuando asumió Remo Carloto porque forma parte de su política de Derechos Humanos, lograr esclarecer este tipo de casos. Algunas presentaciones que ha hecho están actualmente en Juzgados de Morón, Azul y Campana, por supuesto siempre relacionado al tema terrorismo de estado.
“Estamos estudiando, por ejemplo, los libros de los cementerios de la provincia de Buenos Aires, para encontrar restos como en el caso de Gral. Lavalle. Es un trabajo que tarda años y es realmente titánico”, explicó Resez.
Por otra parte, la Secretaría lleva adelante un trabajo documental sobre los casos denunciados, analizando testimonios y comparando datos para comprobar que las historias concuerdan. “Hay muchos mitos en este tema, y son muchísimas las denuncias, por lo que es imprescindible establecer la veracidad de las mismas”, dicen desde el organismo provincial.
N.N. sampedrinos
Las copias de las actas de defunción que fueron remitidas desde San Pedro hacia la fiscalía de San Nicolás muestran una importante cantidad de casos que al menos resultan sospechosos no sólo por su descripción sino también por la recurrencia de las causales de muerte. Algunos aparecen antes del inicio de la dictadura, en el año 1974, pero con más frecuencia en los años posteriores y hasta 1982.
Por ejemplo, muchos fueron hallados en inmediaciones de las vías del tren, con diagnósticos como “traumatismo de cráneo” o “muerte natural”, o en las aguas del río por lo que la causa del deceso se consideró solamente como “muerte por asfixia”. Y lo más llamativo es que siempre es el mismo médico de policía el que firma las actas durante todo el período. Las víctimas tienen desde 20 a 50 o más años de edad, de ambos sexos, y algunas estaban en notable estado de descomposición porque fueron hallados muchos días después de muertos.
[estilo=H3][align=center]DOS CADAVERES, DOS CRUELES EVIDENCIAS[/align][/estilo]
La Opinión tuvo acceso a algunas copias de esas actas que resultan en algunos casos espeluznantes.
Dos de ellas, específicamente, son reveladoras por cómo fueron hallados los cuerpos y datan de 1976.
1º de Octubre de 1976
Se registra un N.N. bajo el diagnóstico “asfixia por sofocación”. Se trata de un cuerpo femenino y en el caso interviene la Prefectura Naval que constata que el cadáver fue hallado en el Río Paraná.
El acta descriptiva que acompaña la defunción, dice que: “en el Paraje Vuelta de Obligado, a los 28 días de Septiembre de 1976, siendo las dos y treinta horas, la instrucción se constituye a la altura del kilómetro 303 del Río Paraná, margen derecha, juntamente con (se mencionan dos empleados municipales), en calidad de testigos, a efectos de practicar una inspección ocular del cadáver hallado con el siguiente resultado: que se trata de una persona femenina, de unos 30 años de edad aproximadamente, de 1,70 metros de estatura, cuerpo mediano, cutis blanco, cabellos largos y abundantes color castaño, pómulos un tanto salientes, frente mediana, boca mediana; las particularidades de ojos y nariz no pueden ser determinados dado el irregular estado que presenta, cejas depiladas, dentadura completa, orejas medianas, llevando en las mismas colgando aros pequeños de diseño en forma de corazón de metal dorado, la occisa viste pantalón tipo vaquero color azul con cierre relámpago y botón de metal dorado con la siguiente inscripción: Levis Strauss…, camisa verde, mangas largas a cuadros blancos chicos con botones blancos, calzando botas caña corta de cuero gamuzado color marrón oscuro acordonados, medias zoquetes tipo “streecht” color bordó. Presenta la cabeza vendada con gasas blancas de diez centímetros de ancho y sujeta a la cintura con doble vuelta de alambre de fardo que se prolonga desde adelante casi un metro. Verificadas las vestimentas, no se hallan documentos y objetos de ninguna especie. No se observa en apariencia golpes y/o lesiones visibles. Se aclara que las uñas de los pies se hallan pintadas de color rosa fuerte. El cadáver en cuestión fue hallado sobre la costa, en el lugar en que se practica la inspección ocular. Se deja constancia que debido a la imposibilidad técnica de extraer las huellas digitales por el estado de la epidermis, se procedió a seccionar las falanges de los diez dedos de las manos, a efectos de ser remitidos a la División Técnica de Investigaciones de Prefectura…”
4 de Octubre de 1976
Se asienta otro N.N. hallado en el Río Paraná, sexo masculino de un 1,75 metros de estatura, “cabellos pelirrojos, patillas anchas, desnudo, en total estado de descomposición…”. El causal de muerte se asienta como “asfixia por sofocación”, e interviene también la Prefectura. El acta descriptiva indica que: “a los dos días del mes de Octubre de 1976, siendo las horas 17,15, la instrucción se constituye en el puerto de San Pedro a efectos de efectuar una inspección ocular de un cadáver conducido al lugar por personal de esta dependencia embarcado a bordo de la lancha “LP-uno-seis-seis” y el que fuera hallado por el mismo en el Río Paraná, altura km. 304,500, sobre la costa margen derecha en circunstancias de hallarse patrullando la zona, hecho ocurrido a horas catorce, luego de haberse recibido una comunicación por parte de un vecino de Vuelta de Obligado. La inspección ocular, realizada en presencia de los testigos (se mencionan dos empleados municipales sampedrinos), arroja el siguiente resultado: se trata de un cadáver sexo masculino, de una edad que oscila en los treinta y treinta y cinco años, de aproximadamente un metro setenta y cinco de estatura, cuerpo mediano, cutis blanco, cabellos pelirrojos, rostro mediano, ojos celestes, cejas abundantes, nariz pequeña, boca mediana, orejas medianas, frente mediana, patillas anchas y hasta la altura del extremo de los lóbulos, dentadura aparentemente completa.
El cadáver se halla totalmente desnudo, estando su rostro cubierto con una tela al parecer de color blanca anudada a la cabeza, descubierta ésta se observa un tapón de tela al parecer blanca introducida en la cavidad bucal. Presenta signos de ataduras alrededor de la cintura, presumiblemente por un alambre al igual que en el brazo derecho, el que aparentemente se halla fracturado a la altura del codo.
Se observa que ha perdido gran parte del cabello, presumiblemente por la acción del agua. Se constata que los sacos de testículos se hallan cortados burdamente, siendo éstos extraídos aparentemente. Presenta signos de violencia en el orificio anal.
En el resto del cuerpo no se observan en apariencia otros golpes. No se constatan señas particulares y deformaciones. Se deja constancia que debido a la imposibilidad de extraer las huellas digitales por el estado de la epidermis, se procede a seccionar las falanges de los diez dedos de las manos, a efectos de ser remitidos a la División Técnica de Investigaciones de la Prefectura…”
La investigación realizada por La Opinión en base a los expedientes que se revisan minuciosamente en la Fiscalía, permite adelantar que en la segunda entrega, a publicarse el próximo miércoles se trandrá cabal idea de la cantidad de cuerpos encontrados en situaciones similares y la particular “coincidencia” en la firma de certificados de defunción que se tramitaban en el más profundo de los silencios y en muchos casos evitando que la información trascendiera para que los familiares pudieran encontrar a sus “desaparecidos”.
Quedan pocas pruebas, pero… nunca es tarde para encontrar la verdad y en todo caso saber que en la patria chica, también hubo responsables o cómplices.