Inseguridad, ineptitud y tragedia sobre el arroyo El Tala
La muerte de un pescador despertó la queja de los lugareños por los robos y la falta de control de quienes están abocados a la tarea de controlar la pesca indiscriminada. Dos días después quisieron sustraer animales de un campo cercano.
Una mezcla de irresponsabilidad, desidia e inseguridad puso de manifiesto una situación pocas veces tratadas pero que a raíz de un lamentable suceso generó la queja de quienes en otras circunstancias se ven afectados y no siempre tienen lugar para expresar sus reclamos.
La muerte de un pescador de 39 años, ocurrida durante el atardecer del sábado en el arroyo El Tala, reavivó diversas cuestiones que necesitan ser encauzadas de manera urgente.
Por un lado, los accesos que de manera indiscriminada se abren para llegar al agua sin respetar los carteles que en algún momento existieron, y por el otro, los hechos de inseguridad que constantemente se producen.
El corte de alambrados para acceder al río genera caminos utilizados para que desconocidos ingresen a los campos con fines de robo, sobre todo de ganado.
Sin ir más lejos, esta misma problemática quedó expuesta cuando en un bañado cercano al río Arrecifes, sobre la exruta 9, apareció asesinado el joven Nicolás Castillo.
Años atrás existía un área de control que se desarrollaba bajo el programa Cuidemos Nuestros Ríos, pero con el correr del tiempo, el recorte presupuestario hizo que quienes se dedicaban a esa tarea dejaran de hacerlo y actualmente cumplan horas en otras áreas municipales.
Descontrol
Miguel Peralta es un empleado municipal que, acreditado, se desempeñaba como guardaparques en Vuelta de Obligado y tenía como tarea controlar la flora y fauna del lugar, además de la recorrida preventiva por los ríos y arroyos circunscriptos en jurisdicción de San Pedro.
Su tarea dependía de Producción y Turismo, pero desde hace más de dos años ese control dejó de hacerse porque desde el Municipio dejaron de aportar los insumos necesarios. Luego, el empleado fue trasladado al exbalneario para trabajar en la forestación que se hizo en el lugar.
El trabajador contó a La Opinión que es una constante la presencia de pescadores, tanto en el arroyo El Tala como en el río Arrecifes, y que a su vez son muchas las personas de nacionalidad paraguaya que se acercan a ese lugar.
“Es una zona donde se pesca mucho la Tarucha, por eso vienen muchos paraguayos”, contó. De hecho, el fallecido el sábado es de nacionalidad guaraní, con domicilio en Capital Federal, y se ahogó cuando ingresó al agua a colocar una red.
La tarucha “es un pez que se encuentra en aguas tranquilas”, explicó Peralta. El descontrol sobre la costa del arroyo y el río Arrecifes es tal que aseguran que periódicamente llegan vehículos de distintos lugares, los cargan y se retiran sin que nadie registre absolutamente nada.
En Semana Santa pasada, este semanario informó sobre la depredación vía pesca indiscriminada en la zona, con redes cuya malla permite atrapar peces de tamaño inferior al permitido.
Presa fácil
No es novedad que el robo de ganado es una constante en esta zona, pero con lo sucedido el sábado recrudecieron las quejas de quienes ya no saben cómo impedirlo.
Debido a la rotura de alambrados que se advierte a menudo a la vera de la exruta 9, un productor rural fue víctima de un hecho que no llegó a ser consumado. Lo extraño es que se advirtió en plena tarde, cuando habitualmente este tipo de robos se producen de noche.
El personal policial perteneciente al Destacamento Río Tala fue alertado sobre la presencia de dos sospechosos que pretendían llevarse dos terneros de un campo ubicado sobre el arroyo El Tala y la exruta 9, el mismo lugar donde falleció el pescador. Se hallaban dentro del predio rural destinado al pastoreo de ganado vacuno y tenían como objetivo llevarse los animales.
La policía logró aprehender a los jóvenes, quienes fueron trasladados a la dependencia policial para labrar el acta correspondiente. Eran un joven mayor de edad que fue alojado hasta que la Fiscalía determine su situación penal y otro menor de edad, que fue entregado a sus padres.
La tragedia en el arroyo
En medio del dolor de familiares y amigos, el hecho que despertó las quejas de lo que habitualmente ocurre en el lugar sucedió el sábado, en horas del atardecer, en el arroyo El Tala y su intersección con la extuta 9.
César Genaro Ugarte Rodríguez, de 39 años, de nacionalidad paraguaya y domiciliado en Capital Federal, había llegado a pescar en compañía de unos amigos y se introdujo en el agua para retirar una red de pesca que habían colocado más temprano.
En determinado momento, perdió el equilibrio, cayó y fue arrastrado por la correntada hasta sumergirse por completo.
Ugarte Rodríguez llevaba una soga atada a la cintura, lo que permitió que sus propios amigos pudieron ubicarlo, hacerlo emerger y llevarlo hasta la costa, aunque ya se encontraba sin vida.
Bomberos Voluntarios, la Brigada de Buzos Tácticos, Policía y personal de la Sala de Emergencias Médicas de Río Tala trabajaron en el lugar. El cuerpo del joven fue rescatado y trasladado a la morgue para la correspondiente autopsia, que determinó que había fallecido ahogado por asfixia e inmersión.