Increíble: entró al Hospital con un tiro en el testículo, lo operaron y está fuera de peligro
Se trata de un joven de 21 años que ingresó por la guardia de emergencias. Cuando los médicos certificaron la herida de arma y que no presentaba riesgo de vida, decidieron operarlo y dar parte a la policía. Dice que se disparó solo pero la Fiscal Ramos investigará en qué circunstancias se produjo el hecho.
Disputas, agresiones, discusiones y situaciones violentas entre dos familias muy conocidas de distintos barrios por sus constantes conflictos fueron la antesala de la situación que terminó con un joven que por sus propios medios ingresó al Hospital con una herida de bala en un testículo.
“Siempre dicen que se dispararon ellos”, indicaron quienes mantuvieron los primeros contactos con el herido. “Se disparó sólo”, argüían en su entorno, pero hay que esperar a que pueda declarar ante el agente fiscal para saber si va a mantener esa tesitura o relatará quién le apuntó a los testículos.
El herido identificado como Genaro Farías tiene 21 años y llegó al la guardia para ser asistido sin proporcionar detalles. Según reportaron los médicos que lo asistieron y de inmediato lo evaluaron, no presentaba riesgo de vida pero la situación ameritaba una investigación que quedó a cargo de la Unidad Fiscal N° 11 de la Dra. Viviana Ramos.
El fin de semana pasado se habían registrado incidentes en otro barrio con personas que dicen no tener vinculación alguna con este hecho pero hay dudas. Desde siempre problemas de excesos de consumo de alcohol u otras sustancias suele ser el principio de un hecho violento. También la semana pasada uno robó a otro una billetera y una campera, por lo que el resto de los presentes decidieron golpear al que se quedaba con lo ajeno y así sucede cada vez que pierden el control. Eso fue entre varios integrantes de dos clanes familiares y una semana después otros miembros que han formado pareja con una familia rival también quisieron hacer justicia. Esta síntesis es una muestra de varios sucesos pero no coincide con lo que pretende aclarar el círculo más estrecho de la víctima que dice estar ajeno a esos episodios.
Ese es el único relato al que La Opinión accede, porque en cada guardia periodística se reciben llamados o pedidos de auxilio para que la policía intervenga y cuando esto sucede terminan con patrulleros apedreados e incluso con algún o alguna efectiva herida. La vinculación de parejas y apellidos lleva a concluir en la existencia de dos bandos que aleatoriamente generan este tipo de episodios aunque estén en diferentes barrios.
Lo cierto es que alguna vez una mujer policía terminó herida cuando la golpearon con un objeto contundente en la cabeza; otra, una mujer con una puñalada en el pecho y también se recuerda a otra que fue asistida en la guardia de emergencias porque llegó con una perdigonada en el cuero cabelludo.
Las denuncias y contradenuncias son constantes, al punto de haber incluso efectuado allanamientos para secuestrar armas que en todo caso impidan que las disputas pasen a mayores.
En relación a la instrucción judicial, las primeras medidas de rutina fueron las de consultar al grupo conviviente para saber en que circunstancias pudo haberse disparado el arma de fuego. Nadie vio nada, nadie dijo nada, ni siquiera sus vínculos más estrecho aportaron detalles.
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