Huertas comunitarias: Una respuesta al desempleo con planes sociales
Una huerta comunitaria que genera trabajo y alimentos libres de tóxicos a vecinos de nuestra ciudad que participan del Movimiento por la Dignidad fue parte del recorrido de La Opinión sobre calle Mateo Sbert. A la cabeza del proyecto está Joaquín, un joven de 27 años que le dedica aproximadamente ocho horas por día a una hectárea de campo que desde hace cinco meses se transformó en un medio de vida para un grupo de beneficiarios de planes sociales.
En horas del medio día de un sábado soleado, en pleno otoño y en medio de una pandemia mundial, Joaquín junto a otros 6 compañeros, trabaja en la huerta comunitaria de Mateo Sbert 850, al lado de "la canchita de Independencia". Mientras él nos explica cómo surge la idea, el resto prepara plantines para la venta y un "amigo de la otra huerta" trae algunas verduras para intercambiar.
En una charla con La Opinión y Sin Galera, Joaquín se demostró agradecido y a su vez entusiasmado con este trabajo: "Nosotros empezamos hace cinco meses más o menos, había otros chicos que hoy por ahí no están porque por motivos personales o de trabajo no pudieron seguir viniendo, pero hoy somos entre 7 y 8 personas que venimos todos los días, algunos cobran un plan además de venir, pero acá básicamente lo que hacemos es cultivar las verduras, cuidarlas, venderlas para tener nuestra ganancia y además llevarnos para comer sano".
El predio solo esta explotado a un 50% pero la idea de los vecinos es continuar creciendo y poder invertir para hacer más plantaciones. "Nosotros estamos muy agradecidos, con el movimiento y con Juancho Correa que es quien nos está dando una mano todo el tiempo y también el INTA que nos dona las semillas y el ingeniero que nos vino a enseñar y a explicar un poco", detalló el joven y añadió: "Es nuestra manera de ganarnos la vida y venimos bien, nos gusta, le dedicamos más o menos tres horas por la mañana y cuatro por la tarde".
Allí también se encontraba trabajando una vecina de 39 años preparando algunos plantines que tenían encargados. Actualmente era desocupada, aunque recordó que sus últimas remuneraciones fueron las que obtuvo cuidando niños. Ella también tiene la posibilidad de llevarse verduras a su casa y aseguró que ya lo hizo en varias oportunidades y "qué mejor que llevártelo directo de acá, que no tiene agrotóxicos ni nada", expresó.
Si bien el emprendimiento recién comienza, ya es la segunda oportunidad en cinco meses, que tienen verduras listas para la venta, y aunque continúan trabajando para obtener un sistema de riego y no tener que utilizar una manguera, y esperan poder conseguir las herramientas que les faltan, le ponen entusiasmo y cariño a "su huerta comunitaria".
De la huerta a la mesa:
En todo momento, productos de mejor calidad y en mayor cantidad donde existe la eficiencia del trabajo y el empleo del tiempo. Las huertas comunitarias constituyen un medio que les permite a las familias cierta independencia económica y a su vez el alimento que va directo de la tierra, cultivada por ellos mismos, a la mesa de la familia.
En momentos tan difíciles gran parte de la población se encuentra desocupada, posee empleo precario y / o cuentan con planes sociales, pero ellos eligen ir más allá y aprovechar el "terrenito que les prestaron" para trabajar. Lejos de romantizar situaciones complejas, mostramos una realidad en la que los vecinos intentan y pueden salir adelante. Para comprar pueden contactarse al 3329-554460.