Desde que los docentes abusadores fueron detenidos y trasladados a Ramallo, familiares de las niñas pidieron a la Justicia que brinden las herramientas para proteger tanto la vivienda como los únicos elementos de valor que había en el interior. Nadie escuchó.
Desconocidos y no tanto, ingresaron en varias oportunidades a la casa de la que retiraron desde la ropa que se encontraba en los placares hasta los aires acondicionados. Un sillón que se encontraba en el living fue tajeado porque “buscaban plata”, dijeron a este semanario.
El olor que hay en las habitaciones es desagradable. Hay materia fecal humana y de animales, orina en toda la propiedad y comida podrida.
Familiares piden colaboración para retirar los pocos elementos que quedan, entre ellos un piano.