San Pedro, 25 de Julio de 2009. ¿Qué sentido podría tener celebrar los 102 años de la Declaración de San Pedro como ciudad? ¿Cómo brindarle entidad a una celebración que necesariamente se comparará con las Fiestas del Centenario, tan próximo en la memoria en momentos tan distintos a aquellos? Hoy, con un país que no se encamina, con la crisis económica por la cabeza y con la gripe A en las puertas, sin dudas no es festivo el ánimo. De todas maneras, las respuestas a los interrogantes podrán ser muchas. En forma arbitraria, tal como se elige un centenario —nada hace que 100 signifique más que 99 o que 101—, creo que podemos tomar la fecha para ver y rever algunos temas que hacen a la ciudad, y que están en el presente, y tienen historia.
Un libro breve, aunque enorme, es el que publicó Alejandro Maino en 1964 por la Imprenta Montero, en nuestra ciudad Se llama: “San Pedro – SU HISTORIA”. Este hombre radical y de San Pedro no prologa su obra pero curiosamente destaca en su currículum haber estado preso en el estado de sitio de 1909-1910 y detenido en 1932 y 1956. Fue Presidente de la UCR, Concejal, Intendente, Diputado Nacional y autor de libros y folletos entre muchas cosas más.
De su obra, abrevo 3 citas: página 29 parágrafo XXXVII “Epidemias”; página 22 parágrafo XXIV “Aguas Corrientes” y página 49 parágrafo LX “La fruticultura en San Pedro: su creador”. El libro está en la Biblioteca Popular.
Comprender el pasado por el presente, y el presente por el pasado, parece un juego de palabras, pero es una propuesta respetable.
Para entender la significación de la historia, los esfuerzos que fueron hechos por los hombres y la sociedad de nuestra ciudad en el pasado, hasta no hace mucho, teníamos el relato de las familias, de los abuelos que de manera oral y asistemática nos daban tradición. Creo que esto está en crisis.
Y también están los libros que, habiendo tenido quién los escriba, debieran ser más leídos. Tenemos un enorme reservóreo de la memoria en los escritores de nuestra ciudad. Deberían ser objeto de estudio local en los cursos. Entenderíamos un poco más de lo que nos pasa y de lo que tenemos, de lo se luchó, lo que se obtuvo y qué nos resta conseguir. Esto, sin dudas, está en crisis también.
Pasado y presente tienen una ida y vuelta constante, pero la historia no se repite, creo, es un devenir intervenido por el hombre. Vayan los ejemplos que Maino supo destacar.
Cuenta, el radical, del cólera desatado en 1867 y en 1887 y de cómo vacunaba contra la viruela en 1894 (“por ser maestro varón”), pero reserva párrafo aparte para la fiebre tifoidea que “causaba estragos en este pueblo, ocasionada por el uso del agua de los pozos comunes, infectada por los de las letrinas”. Esto se solucionó en 1914 con la construcción de la “usina” de aguas corrientes. La Ordenanza que la instauró databa de 1905 impulsada por el entonces Intendente Eduardo González Bonorino.
Hoy se impulsa la construcción de una Planta de Tratamiento de Efluentes Cloacales, por problemas similares.
Nótese que la distancia entre escribir la solución y obtenerla fueron 9 nueve años de postergación.
Y un tema también actual: se discutía que era arbitrario tarifar por superficie de terreno y no por el consumo. Algo que hoy recién comienza a la práctica.
Más profundo en la discusión es de suponer la escasez de recursos propiamente municipales para una tarea tan necesaria para una ciudad que se avecinaba y crecía.
Otra “perla” de Maino es haber consignado la historia personal de Henry Garret, agrónomo francés que había venido como empleado de una fábrica de alcohol que debió cerrar por establecerse un impuesto a la actividad. Garret encaró la agricultura y fundamentalmente el durazno. Importó yemas de Francia y lo que maduraba en marzo lo hizo ocurrir en diciembre, y luego en forma sucesiva. Miguel Porta, a su vez, mejoró la naranja temprana, e incluso Hermanos Zunino cultivaron vides e intentaron la producción de vino.
El pasado que pervive… por un tema de impuestos el privado se abocó a la producción cítrica. Por un problema de impuestos, el corrimiento de la frontera sojera y la denodada lucha de la Mesa Multisectorial del Noreste de la Provincia de Buenos (creación de San Pedro) para defender la última cuenca fruti-flori hortícola que tiene epicentro en nuestro Partido. Para que se promueva la diversidad productiva y se sostenga así la mano de obra que emplea.
Todo comenzó con un estado que aranceló una actividad (alcohol) y que no termina de aceptar que debe promover y fomentar las actividades productivas que San Pedro posee.
Finalmente, un denominador común en las historias que perviven, la lucha por la autonomía de los municipios bonaerenses, la verdadera defensa del territorio, de las sociedades que viven en las ciudades que nuclean los partidos de la campaña bonaerense. Todo se produce aquí, se genera la riqueza del país ante nuestros ojos, pero sólo vemos un delgado hilo de devolución que casi siempre podrá ser más grueso sólo si se cuenta con el favor político de las burocracias unitarias de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación. Calidad Institucional: 0. El bastardeo constante de la Constitución.
Estas luchas están vigentes y se están lidiando, por eso también tiene sentido celebrar cada año en nuestra ciudad desde que obtuvo esta declaración, por la realidad que fue reconocida y por el combate del presente.
Facundo Vellón, DNI: 18.192.345
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