Historias de la huerta y del jardín
Su origen es incierto, se cree que proviene de la India, y aunque ya era cultivada por las civilizaciones primitivas, gran parte de su historia está ligada a los italianos, particularmente a los romanos.
Los primeros trabajos de mejoramiento de la especie se realizaron durante la época del Imperio, con el objetivo de obtener lechugas más dulces, llegando hasta nuestros días la llamada lechuga romana, de hojas gruesas y oscuras.
Por entonces la lechuga tenía mucho protagonismo en la cocina, se servía en las cenas y especialmente como postre, pues el látex de las variedades antiguas contenía altas proporciones de principios activos que inducían el sueño.
El emperador Cesar Augusto se curó de una grave afección hepática haciendo una dieta a base de lechuga, por lo que ordenó construir una gran estatua en su honor.
Fue un italiano, aunque posiblemente genovés, Cristóbal Colón, quien introdujo la lechuga en América, ya que en su primer viaje trajo semillas que prosperaron en las primeras huertas americanas.
La famosa ensalada Cesar, en la que la lechuga romana es protagonista, contrariamente a los que muchos creen, no debe su nombre al emperador, sino a Cesare Cardini, un inmigrante romano dueño de un restaurante en Tijuana, Baja California. El 4 de julio de 1924 recibió tantos clientes que se quedó sin provisiones, y preparó por primera vez esta ensalada con los ingredientes que le quedaban en la despensa: lechuga, trocitos de pan tostado, anchoas, queso parmesano y salsa blanca con ajo.