Alcaucil
Podríamos destacar las múltiples y antiguas evidencias que existen sobre sus estímulos en la digestión de las grasas, ya que mucho antes de la aparición de nuestra salvadora Hepatalgina se sabía que, por su contenido de cinarina, provoca un significativo aumento de la secreción biliar.
Pero quizás las historias más coloridas ligadas al alcaucil no tengan nada que ver con la medicina.
Una de ellas se remonta al auge de la mafia en Estados Unidos.
El Rey del Alcaucil, Ciro Terranova, era un gángster que compraba esta hortaliza a pequeños productores de California a precios miserables y la vendía en Nueva York, donde era muy demandada por la comunidad italiana, con ganancias escandalosas.
Haciendo gala de su fama de violento, mandaba a destruir las plantaciones de los agricultores que no querían venderle, causando terror y muerte.
Para desactivar el negocio, en diciembre de 1935, el reconocido alcalde Fiorello La Guardia, dictó una ordenanza que prohibió en toda la ciudad, no sólo la venta, sino también la exhibición y la posesión de alcauciles. Estuvo vigente por un año hasta que bajaron los precios.
Otra anécdota curiosa relacionada al alcaucil tiene como protagonista a la famosa Marylin Monroe. En 1948, siendo una jovencita en búsqueda de notoriedad, hizo una gira por Texas y California donde fue coronada como la primera Reina del Alcaucil, y la foto que se tomó con la banda que exhibe su título se utiliza todavía hoy en productos de la industria californiana del alcaucil.