Limón
Se podrían aportar datos curiosos, como que Colón plantó los primeros limoneros de América en Haití, o que la limonada nació en el Antiguo Egipto, o que la costumbre de servir pescado con limón viene de la Edad Media, cuando la gente creía que su jugo podía disolver las espinas.
Pero quizás la anécdota más desconocida del limón sea la que se refiere a su uso como tinta.
Si con un pincel o con la punta de una lapicera pluma escribimos con jugo de limón, cuando se seque quedará prácticamente invisible, y más aún si el papel es amarillento.
Este experimento era muy común en las clases de Química de hace unas décadas y se basa en que el ácido cítrico debilita la celulosa. Cuando se calienta la hoja acercándola a una lamparita o pasándole una plancha, el texto se vuelve marrón.
Aprovechando esta propiedad, durante la Iª Guerra Mundial, surgieron los espías del jugo de limón.
Eran agentes alemanes que operaban en Inglaterra.
El gobierno británico había intensificado su censura y abría todas las cartas, pero los agregados en limón pasaron inadvertidos durante un buen tiempo.
Hasta que una empleada, no se sabe bien por qué, comenzó a arrimar las cartas a un mechero y así logró desenmascarar a 3 hombres que, luego de un juicio que fue muy famoso en esa época, terminaron ejecutados en la Torre de Londres en 1915.