Hay otras versiones sobre el parricidio
Pese a las rápidas explicaciones que ofreció la policía, el parricidio que terminó con la vida de Federico Castroborda, tiene entretelones que apuntan al centro de una complicada situación social familiar. Su actual pareja, explicó con lujo de detalles la situación que la llevó a usurpar una casa en el Barrio San Francisco y protagonizar episodios confusos con el menor.
A pocas horas de cometido el crimen, la madre del menor que asesinó a su padre, decidió entregarlo en dependencias de Ramallo, para ser juzgado por el Tribunal de Menores. La situación y el curso de la investigación, están hoy sobre los escritorios de quienes deberán decidir la suerte que correrán los protagonistas.
La particular historia de la pareja, comenzó cuando Carina Aranda tenía 12 años. En Gobernador Castro, juntando frutas conoció a quien después, sería durante 10 años su pareja. Hoy tiene 25 años y tres hijos fruto de su unión con el fallecido.
Cuando ella cumplió 14, decidieron vivir juntos. Todos describen al hombre como una buena persona, honesta y trabajadora, pero con serias dificultades con este menor que vivía alternativamente con su madre biológica como con la pareja, presentando distintos trastornos de conducta, con los que su padre no estaba de acuerdo.
Aunque las autoridades dicen que no tiene antecedentes, fueron varias las oportunidades en las que estuvo en conflicto con la ley, por su creciente acercamiento a las drogas.
Desde hace unos años, Carina y Federico, comenzaron a vivir en el establecimiento Blue Berry Farm, en la zona de la Buena Moza.
En el mes de Diciembre, habían tomado la decisión de separarse, motivo por el cual y animada por una amiga, decidió tomar una de las casas del Barrio San Francisco de Asís. “La casa la ocupaba una chica que no estaba nunca y yo le dije que se viniera”, sostuvo la mujer que la acompañó a La Opinión. Con cierta ingenuidad Carina comenzó a contar las circunstancias que la llevaron a establecerse en el lugar con la ayuda de su ex pareja con quien seguía en permanente contacto.
“No me podía sacar de encima a este chico”, dijo como apertura de una larga charla e indicando que el menor venía de manera constante a su vivienda con pretensiones de formar con ella una nueva pareja. “Se me declaró adelante del padre”, contó la mujer señalando que el problema era de vieja data, ya que el episodio tuvo lugar hace al menos cuatro años. “XXX se había enamorado de mí y no me dejaba en paz, como no tengo ventana entraba por ahí y ese día me había traído ropa para lavar”.
A la hora del crimen
Según Carina, Castroborda la llamó minutos antes del crimen desde un taller de motos, donde ella había realizado el service del flamante rodado que le había regalado su ex pareja. Ante ese llamado dice haber acudido a buscar su vehículo, cuando a pocos metros, se encontró con una chica que le dijo que “el XXX mató a Federico”. Decidió volver de inmediato y dijo haber encontrado el cuerpo herido sobre el frente de la vivienda que ocupaba. El menor ya había desaparecido.
Carina tiene vendado su brazo y varias lastimaduras en su mano, que ante la pregunta de La Opinión, atribuye a un vaso que arrojó al menor para ahuyentarlo del lugar en medio de una discusión.
Con sus ojos llenos de lágrimas, procede a justificar su actitud al intentar ayudar a Castroborda acompañándolo al Hospital y desmintiendo a quienes dijeron que “ella no había hecho nada” frente a la situación. Se queja porque no la dejaron ingresar a la sala velatoria y atribuye a la familia del occiso, una gran animosidad hacia su persona.
Describe el momento del crimen, como “esos dos minutos que me fui para buscar la moto… y no se cómo el se vino para la casa, si me dijo que me esperaba allá”.
Todo demasiado confuso si se presta atención a las declaraciones que obran en manos de la Justicia.
Detenido
Al cierre de esta edición el menor permanecía detenido y a disposición de la Justicia. Su familia biológica sostiene que los hechos aún no se han esclarecido y que si bien el menor tenía conflictos graves con su padre, no escatimaba esfuerzos para trabajar en el campo y colaborar con sus tareas. El asesinato, varía en mucho según las versiones que ofrecen anónimos testigos. Quienes observaban los movimientos en la casa usurpada, dicen que era absolutamente habitual que el menor se quedara en el lugar dónde, además, estaba su propia cama.
En los últimos días Carina y Federico habían hablado de una reconciliación, incluso ella permaneció en la casa del campo durante el último fin de semana (según sus propias declaraciones), sin inconvenientes, hasta el lunes cuando decidió regresar a San Pedro con sus hijos y se encontró con el menor aguardándola.
En las próximas horas, podrían conocerse mayores detalles de la declaración del joven, que esclarecerían como mínimo cuál era la relación que presuntamente lo unía a su madrastra, pese a que ésta niega rotundamente haber tenido relaciones con su hijastro.
Carina Aranda, ya ha buscado a una abogada para intentar recuperar las pertenencias que aún están en el establecimiento rural.
Compañeros de trabajo
A poco más de 48 horas de producido el deceso, se recibió la siguiente carta en la Redacción de La Opinión. Reproducimos algunos de los párrafos más importantes:
“Para un amigo que ya no está
Querido FEDE, yo quiero despedirte con unas palabras, me hubiese gustado decírtelo personalmente, pero así es la vida… fuiste un excelente hombre, un excelente papá y un excelente encargado.
Vamos a extrañar de vos cuando nos decías “a mover las manitos” o cuando llegaba la hora de ir a comer nos decías “vamos”. Querido Fede fuiste un poco de todos nosotros y a la vez de nadie, vos eras vos, a tu manera.
Fuiste muy compañero, amigo y quiero que sepas que siempre vas a estar en mi corazón y en el de las trabajadoras de arándanos de San Pedro Blueberry Farm S.A….
…“Fede sos un grande por eso y por muchas cosas más gracias muchas gracias. Ojalá haya en esta tierra muchos como vos, pero bueno…, ya no estás entre nosotros físicamente, pero siempre en nuestros corazones y en nuestra mente quedará “a mover las manitos” o el “vamos…”
Zulma. C. D. N.I: 16.918.020
(simplemente un trabajadora y una juntadota de arándanos)
Carta Final
Ayer, a primera hora de la tarde, Carina Aranda entregó la siguiente carta a La Opinión, bajo el título “Aprender a ser justos”, dice:
“Que injusta es la vida. En las personas que yo creía que eran mis amigas ahora cuando más las necesito me dan la espada sin saber realmente los hechos de la realidad. Yo me pregunto si ellas antes de juzgarme a mi no se miraron en el espejo y pensaron un momento también en su pasado y que el único que me puede juzgar es Dios. No importa que me den la espalda porque ahora veo que aquellas que decían ser realmente mis amigas no lo eran pero así y todo lo que hablen de mí yo voy a salir adelante y porque tengo realmente algunas amigas que saben perdonar que también como yo me equivoqué, ellas también se pueden equivocar”.
Miriam Carina Aranda
29.723.899