Hasta “Aquí Santa Lucía”
De septiembre del 92’ a la fecha muchas cosas han pasado. Si hasta parece una canción melancólica de Cacho Castaña. Pero no, 18 años fueron los que pasaron desde que un adolescente con apenas 17 años empezó a mostrar la realidad desde un medio escrito. Ahí nació “Aquí, Santa Lucía”, en este semanario que hoy tienen en sus manos.
De septiembre del 92’ a la fecha muchas cosas han pasado. Si hasta parece una canción melancólica de Cacho Castaña. Pero no, 18 años fueron los que pasaron desde que un adolescente con apenas 17 años empezó a mostrar la realidad desde un medio escrito. Ahí nació “Aquí, Santa Lucía”, en este semanario que hoy tienen en sus manos. Éramos jóvenes, nos queríamos comer el mundo y veíamos que todo estaba por hacerse y había que arrancar de alguna manera.
Desde el comienzo trabajamos por un pueblo mejor, nos quejamos de lo que no estaba bien, dimos derecho a réplica a los que no apoyaban nuestras ideas y tratamos de dejar una huella por aquella ruta poceada que nunca logramos que se hiciera de nuevo, en casi dos décadas de pedidos. Hicimos y posiblemente obviamos, involuntariamente, muchas cosas pero siempre, siempre, intentamos mirar hacia adelante creyendo que Santa Lucía lo merecía.
Y poco a poco el tiempo fue pasando, como va pasando la vida pasaron elecciones, presidentes, delegados, concejales, comisarios, pozos en el acceso, pintadas, semanas de la juventud, partidos, pozos en las calles, llegadas, ascensos, egresos, instituciones, chicos que ya son grandes, grandes que lo son más, plaza de colores, carteles con errores, trenes, autos, tractores, vías vacías, sembradoras, vagones, veredas, podas, caminos de tierra, miedos, robos, alegrías, emoción, ganas, indignación, drogas, peleas, alcohol, sueños, libros, árboles, rosales, trigos, semillas, granizo, tormenta, nieve, campeonatos, lobos, médicos, herreros, almaceneros, empleados, comerciantes, curas, santos, pozos, paredes, taperas, ladrillos, cuentos, estafas, ilusiones, errores, aciertos y siempre, pero siempre, la esperanza de que juntos podíamos crecer y dar más.
Nos fuimos realizando, vimos a Santa Lucía desde adentro y desde afuera. Viajamos, nos especializamos y nos realizamos desde la distancia pero con un pie, un oído y una mano dispuesta a plasmar cada detalle de lo que en el pago estaba pasando. Porque uno, lejos, en las noches frías, puede que le pasen muchas cosas por la cabeza pero jamás olvida el lugar que lo vio nacer, el terruño que tiene ese olor a tierra mojada, a mate recién cebado y a historias por contar detrás de cada árbol de la plaza, a la vuelta de la esquina o la sombra de aquella enredadera que, como la vida, se entrelaza y se expande para seguir diciendo presente.
Llegó el momento de dar un paso al costado en esta columna que tantas historias escribió y tantas cosas seguramente seguirá diciendo desde otras manos pero, como aquellos niños que en las primeras columnas anunciábamos su nacimiento y hoy están cumpliendo la mayoría de edad, como ellos, nosotros consideramos que este es un ciclo cumplido.
Los dejamos con la añoranza de no estar, por lo pronto, cada semana con ustedes, y agradeciendo sobremanera a cada uno de los suscriptores, lectores, colaboradores y vecinos con los que compartimos esta locura de informar lo que nos pasa a los santalucenses y que hoy, desde cualquier parte del mundo nos pueden leer. Gracias al Semanario, a los que estuvieron en el principio, a los de ahora, y a Lili, que siempre nos dio la libertad de expresarnos según nuestras convicciones cuando éramos apenas unos adolescentes y hoy que hemos madurado y la vida nos fue golpeando como a todos.
Como en la película “Quisiera ser grande”, hoy el niño hecho hombre va caminando por la calle feliz de lo vivido, con un puñado de recuerdos y el sueño de que su pueblo será el mejor del mundo y se merece lo mejor….
Hasta pronto, hasta cualquier momento, hasta dentro de un rato, hasta el próximo periódico, la próxima historia, o el próximo tren que algún día veremos llegar.
Buena vida Santa Lucía, y como les digo siempre: “No olvides que una vez tu fuiste sol”…
Antes de dar por terminada mi labor en este periódico quiero publicar un poema que le hizo un amigo a Oscar Biain, el ex carnicero del barrio, el ex Delegado Municipal, una buena persona con todas las letras, que perdurará en la mente de todos los que tuvimos la suerte de conocerlo.
1
Voy a pelearle el bozal
al flete del pensamiento
y al potrero del sentimiento
voy a soltar mi bagual
como el canto de un zorzal
aquí en mi pecho hizo nido
largo mis trinos sentidos
para que lleguen al fin
recordando a Oscar Biain
un amigo que se ha ido.
2
Recuerdo sabia contar
que en los tiempos de su infancia
juntando maíz por las estancia
de chico tuvo que andar
y nunca pudo olvidar
como enseñanza primera
esas heladas fulera
cuando no había pa’ bota
salir de alpargata rota
y con los dedos afuera.
3
El tuvo una infancia dura
lo que siempre resaltó
cuando su padre faltó
fueron mucha amarguras
alejado de la ternura
fue aguantando los cimbrones
la pobreza en ocasiones
no le hizo temblar la mano
y se crió junto a sus hermanos
dos mujeres y dos varones.
4
Y como el amor a su manera
suele cambiar las cosa
conoció a Lita su esposa
que fue su gran compañera
y llegaron sin espera
como fruto de ese amor
más bonita que una flor
que a la belleza la achica
Araceli la más chica
y Graciela la mayor.
5
Y entre América y Sarmiento
Oscar con mucha alegría
plantó su carnicería
sin pereza ni argumento
pucha qué lindo momento
como recuerdo sincero
cuando un pobre sin dinero
llegó a pedirle una mano
Oscar como buen paisano
no le negaba un puchero.
6
Y sus dos perros compañeros
como acero que no se mella
por el Martín y por la Estrella
sintió un orgullo sincero
y como todo campero
la fue peliando hasta el fin
cuando en un duro trajín
que ya mismo le detallo
le habían robau su caballo
y los encontró por Junín.
7
Para hacer una gauchada
nunca anduvo con amago
y para la fiesta del pago
le tuzó a la paisanada
una humildad valorada
que hoy mi memoria desata
cuando aquella ocasión tan grata
que asumió de Delegado
por él, se hubiera presentado
de bombacha y alpargata.
8
Las bochas y la paleta
deporte que le gustaba
donde Oscar demostraba
que el hombre no era maleta
pa’ las cartas no era yeta
tampoco lerdo y chambón
por un Tuti o un chin chon
jugando las horas pasa
y el club su segunda casa
como sana diversión.
9
Y como el destino no amaga
cuando tiene que llegar
la vida se entra a achicar
como un candil que se apaga
igual que filosa daga
la muerte en esa ocasión
se la llevó sin razón
entre llanto y desconsuelo
así Lita partió pal cielo
por culpa del corazón.
10
Y Oscar la siguió peleando
tratando de no amargar
mejor no se pudo estar
solía andar comentando
enero venía avanzando
y Oscar empezó a aflojar
él ya no podía montar
pa’ salir al recorrer
y sin más nada que hacer
se fue en marzo a descansar.
11
Todo paisano tristón
de a caballo en su cortejo
y a más de un gaucho viejo
se le escapó un lagrimón
una sentida emoción
se hizo presente en su partida
de una manera sentida
sus dos perros imaginaron
y como dos chicos lloraron
dándole la despedida.
12
Hoy andarás tuzando
en el cielo un mancarrón
mientras Lita un cimarrón
seguro te anda alcanzando
aquí en la tierra extrañando
tus dos hijas hasta el fin
llevarán como un paladín
pa’ defender donde cuadre
ese orgullo por su padre
y su apellido: BIAIN.
Iván Marich
N. de la R.
Nuestro profundo agradecimiento a la familia Marich por habernos acompañado durante todos estos años en este camino por contar lo que pasa en todo el partido de San Pedro. Su labor durante todo este tiempo ha sido encomiable, esforzada, digna de ser destacada.
La columna de Santa Lucía ha sido cada semana un espacio para que desde esa localidad pudieran estar al tanto de su realidad, llevada con empeño por quienes durante casi 18 años estuvieron en cada edición junto a nosotros.
La Opinión los saluda hasta pronto y no deja de agradecer la pasión compartida por llevar a los lectores la versión original de los hechos.