Hantavirus: un caso confirmado, otro descartado y una alerta vigente
De los cinco casos positivos registrados en la provincia, uno es sampedrino: Armando Espíndola, de 41 años, se contagió trabajando en Entre Ríos antes de fin de año y ya está en su casa, de reposo. Además, hubo otra sospecha, que fue descartada. El gobierno extremó precauciones y activó el control en terrenos baldíos.
El brote de hantavirus mantiene en vilo al país luego de que se registrara más de una decena de muerte en el sur del país, donde la cepa que afecta a la población es distinta a la del resto del territorio. Aunque no es la primera vez que esta enfermedad afecta a pacientes de la zona, la alarma creció y la tarea de las autoridades es, por estas horas, prevenir y llevar tranquilidad a la comunidad.
La propia gobernadora María Eugenia Vidal aseguró que “no hay ninguna situación de crisis ni de alerta” y graficó: “El año pasado tuvimos 25 en la provincia, el anterior 44”.
Si bien es cierto que suele haber casos en esta época del año, la situación del sur provocó alarma y la necesidad de extremar precauciones. Sobre todo luego de que el sábado se confirmara el quinto caso positivo: una mujer de Castelli, de 33 años e hija de un concejal, que falleció en La Plata, donde estaba internada.
Entre esos cinco casos positivos, uno es sampedrino: Armando Espíndola, de 41 años, que ya fue dado de alta médica en la clínica Constituyentes de Morón, donde fue derivado desde el sanatorio Coopser, y permanece en su casa, de reposo absoluto y en proceso de recuperación.
Las autoridades sanitarias de San Pedro confirmaron el miércoles pasado que se trataba del primer caso de hantavirus en un paciente local. El jueves, en tanto, informaron que el otro paciente sospechoso finalmente no padecía esa enfermedad, según los análisis remitidos por el Ministerio de Salud provincial.
El caso sampedrino
Armando Espíndola fue trasladado lúcido tras permanecer, durante cuatro días internado en el área de terapia intensiva de la clínica de la cooperativa, donde ingresó tras cinco jornadas de fiebre muy alta.
Espíndola refirió a los médicos que “trabajaba en Entre Ríos en una tarea de cableado y que estuvo revolviendo un galpón, entre cables viejos”, donde podría haber inhalado polvillo u orina de roedores que transmiten la enfermedad.
En diálogo con La Opinión, la jefa del servicio de Terapia Intensiva del sanatorio Coopser, Romina Savoy, señaló que “llevaba dos horas internado y le hicimos las preguntas habituales para estos casos, dijo que había empezado con fiebre hacía cinco días, con 40 grados, lo que es alarmante”, agregó.
El viernes fue dado de alta y el sábado recibió a La Opinión en su casa, donde vive junto a su esposa y sus cuatro pequeños hijos. “Me empezó a dar vómitos, dolor de cabeza, mucha fiebre, dolor de cuerpo y quería estar en la cama nomás, no tenía hambre, estuve un montón de días sin comer”, contó el paciente.
“Fui al hospital y me dijeron que tenía dolor de garganta, me mandaron a mi casa. Después no aguanté más y me interné en la clínica, y me trasladaron”, relató y agregó: “No aguantaba más. A Morón llegué peor, grave, después me enteré que era esta enfermedad, yo pensé que era neumonía”.
En su trabajo, el paciente no está registrado, por lo que no goza de licencia médica paga. Es decir que en su hogar no hay ingresos de ningún tipo desde que él está convaleciente, ya que su pareja no trabaja puesto que los niños son muy pequeños.
“Yo quería pedir si nos podía ayudar para acomodar mi casa, yo quedé sin trabajar y se hace más difícil todavía, mi señora no trabaja porque los chicos son chiquitos, nos están ayudando familiares y eso”, dijo Espíndola.
Refaccionar la vivienda.
En su casa, antes del sábado, estuvieron los empleados del área de Bromatología. El equipo de Saverio Gutiérrez informó a la familia que hay que tener precaución porque en esa zona de barrancas suele haber roedores. “Dijo que hay que acomodar toda la casa. Nos dijeron que limpiemos todo los días con lavandina, por todos lados”, contó Armando.
Verónica, su suegra, agregó: “Nos dijeron que había que hacer las cargas de los techos y revocar, porque está lleno de ratones, de ratas, limpiamos todo y sacamos meada de laucha y caca de laucha”.
Por ello, pidió colaboración. “Necesitamos que nos den una mano con los materiales, porque él tiene que estar tres meses sin hacer nada. Acá hay mucha humedad, se llueve todo, él tiene problemas en los pulmones”.
El gobierno envió representantes a su casa para relevar la situación. Personal de Desarrollo Humano, por un lado, y representantes directos del intendente Cecilio Salazar, por el otro, estuvieron en su domicilio.
El personal de Desarrollo Humano recorrió la vivienda y registró las necesidades habitacionales para hacer un informe que permita la entrega de materiales para refaccionar y mejorar las instalaciones, con el objetivo de que Espíndola y su familia estén seguros.
Además, su esposa informó a La Opinión que les entregaron mercadería y un vale por 500 pesos para hace compras en un comercio local. También les dejaron lavandina para el aseo de las habitaciones de la pequeña casa en la que residen.
“Tengo que presentarme en Desarrollo Humano para ver si les dieron la autorización y si ya está el tema de los materiales”, dijo la joven, que para llegar hasta la dependencia municipal deberá dejar solo al paciente en la vivienda.
“Me tomaron los datos, preguntaron cosas a Armando y miraron la casa. Ahora esperamos a ver si nos ayudan con los materiales”, señaló la esposa del afectado.
Por otra parte, la familia Espíndola recibió la visita de dos personas que llegaron a su casa en nombre del intendente Cecilio Salazar para entregar tres bidones de cinco litros de lavandina cada uno y 200 pesos, un billete de 100 y el resto en billetes de denominación menor.