El domingo integrantes de la familia Mastroiani pescaron un surubí que pesaba 40 kilogramos y medía 1,65 de largo. El “logro” fue reproducido por los medios locales y repudiado por decenas de vecinos que consideraban que el pez debía ser fotografiado y devuelto al río y no “asesinado” para “hacer milanesas” como se animaron a escribir aquellos que vieron mal el accionar de los pescadores.
“¿Y por qué no lo soltaron?”, preguntó Sergio Padilla al tiempo que remarcó: “Me extraña de la gente de Vuelta de Obligado, que muchos viven de la pesca deportiva y de sacar gente a pescar”. Otro de los comentarios en contra de lo sucedido fue el de Mariano Giglio: “Un acto de herejía absoluta haber matado ese animal. A veces acto propio del desconocimiento, otras veces no… una lástima”.
La Opinión consultó a especialistas en el tema quienes consideraron que para aquellos que viven de la venta del pescado “no hay vuelta para ningún pez” y en ese sentido reconocieron que sólo los que realizan esta actividad de manera deportiva lo hubiesen devuelto al agua tras tomar alguna imagen que acredite peso y tamaño.
De todos modos remarcaron que la falta de leyes en la provincia de Buenos Aires hace que estos hechos se repitan provocando la depredación de la especie.
Respecto al surubí pescado el fin de semana pescadores profesionales calcularon que tenía unos 60 años.