Gustavo Segalat le puso su nombre a la cancha de básquet del gimnasio Eduardo Romairone
La Comisión Directiva la bautizó el sábado en el acto de reinauguración del gimnasio cubierto. Durante su presidencia, el socio vitalicio y referente del deporte de la pelota naranja en la institución y San Pedro tomó la decisión de instalar un campo de juego sintético de fútbol 5 para afrontar la difícil situación económica del país y el club pero, después, fue quien más luchó para sacarla y que se vuelva a los orígenes.
Quedaba casi nada en el cronograma que la Comisión Directiva de Paraná armó para el acto de reinauguración del gimnasio Eduardo Romairone y los organizadores, los propios dirigentes e integrantes de la Subcomisión de básquet, empezaron a ubicarse delante de una bandera albirroja, una más de las tantas que lucía sobre una de las paredes laterales.
A medida que la tropa se acomodaba y el conductor, Martín Pérez, describía la situación, cayeron algunas lágrimas de diferentes caras a las que el momento las sobrepasó porque cuando se sacó ese simple "trapo", que ellos mismos pusieron para dar la sorpresa, la cancha de básquet pasó a llamarse, para siempre, Gustavo Segalat.
Enseguida, sus hijos Samuel y Fausto junto a su esposa Andrea, que desconocían la iniciativa, se acercaron y, como pudieron, contuvieron la emoción ante tamaña situación al mismo tiempo en que el evento concluyó para darle lugar a los partidos de minibásquet.
La historia de Segalat con el Albirrojo empezó cuando era un niño, a los cinco años. Fue jugador, socio, presidente y hoy, a sus 51 años, socio vitalicio. Durante su mandato tomó, en 2000, la decisión de construir en el gimnasio una cancha de fútbol 5 con el objetivo de afrontar la crisis que atravesaba Argentina y la mala situación económica del club. Sin embargo, no lo hizo sin antes dejar asentado en acta que cuando la economía se acomode, el básquet debería volver a su lugar de origen, al recinto cubierto que se construyó en 1974 para el Provincial.
La institución resistió, se levantó y creció pero el básquet se mantuvo 19 años en el salón social. Entre medio, fue Gustavo el que alzó la voz un sinfín de veces para recuperar el gimnasio, con mucha oposición al principio y cada vez menos a través del tiempo hasta que a mediados de 2018, con Jorge Schallibaum en la presidencia, se tomó la difícil decisión.
Fue Gustavo Segalat el que le puso su nombre a la cancha de básquet del gimnasio Eduardo Romairone no sólo porque luchó para que vuelva a su lugar de origen sino también por su vigente trayectoria en el deporte como jugador, entrenador, dirigente e hincha. Las vueltas de la vida hicieron que se ausente porque está jugando el partido más duro de su vida, ese que buscará sacar adelante sin lanzar de triples sino penetrando hacia el cesto, asistiendo al compañero mejor ubicado para que defina y, en momentos cumbres, anotando él mismo.