Grobocopatel presentó su proyecto para obtener una concesión en el puerto
La empresa que opera en Terminal Puerto San Pedro oficializó su propuesta de instalarse en el puerto propiamente dicho para recibir, acopiar y embarcar hacia el exterior cereal modificado genéticamente. Los técnicos del Consorcio ya comenzaron el análisis y en el directorio están dispuestos a avanzar con la concesión a 30 años que implica una inversión millonaria.
La semana pasada, la empresa Grobocopatel Hermanos presentó al Consorcio de Gestión del Puerto de San Pedro su propuesta para operar de manera privada en un sector del puerto local a través de una concesión a 30 años.
Como adelantó La Opinión a mediados de septiembre, la intención de la empresa que opera en Terminal Puerto San Pedro desde el año pasado es instalar una central de acopio para recibir cereal modificado genéticamente –en las instalaciones que posee barranca arriba trabajan con soja y maíz no transgénico– y exportarlo a través del puerto local.
El representante del Centro de Comercio en el Consorcio de Gestión, Néstor Casal, que además preside la Cámara de Comercio Exterior sampedrina, participó de reuniones que derivaron en la presentación del proyecto y expresó su entusiasmo respecto de lo que entiende como una nueva posibilidad de revitalizar la actividad portuaria luego del fracaso de la propuesta de Arcor.
“Independientemente de los gobiernos, el puerto ha estado relegado por todas las administraciones para cualquier plan de desarrollo, por eso está como está, hemos ido perdiendo cargas y oportunidades”, analizó Casal. Por eso, considera que la inversión de Grobocopatel es “una gran oportunidad” para “actvar el puerto”.
En el directorio del Consorcio, todos los actores involucrados coinciden en que este es quizás “el último vagón” de un tren de desarrollo de iniciativas privadas que hace 15 años, con el rechazo a la propuesta de Arcor, pasó a toda velocidad.
El plan de Grobocopatel es poder operar en los dos muelles de manera simultánea: por un lado con el cereal no transgénico que carga en la actualidad y, por el otro, con soja modificada genéticamente que se produce en el norte del país, en Paraguay y Bolivia que en la actualidad sale al exterior por Uruguay.
La propuesta no implica una “privatización” propiamente dicha, sino la concesión de un sector muy importante de la zona portuaria pero con la continuidad del Consorcio de Gestión como entidad administradora, lo que significa que será quien fije las tarifas, aunque en acuerdo con el privado, claro está.
“Los muelles seguirán siendo públicos”, adelantó el presidente del Consorcio, Eliseo Almada, quien consideró “muy interesante la propuesta” y explicó a La Opinión los pasos a seguir: “Los técnicos analizarán la factibilidad del proyecto y elevarán su dictamen al directorio, que hará su análisis y lo enviará al gobierno provincial para comenzar el proceso de preparación de los pliegos para el llamado a licitación”.
Néstor Casal describió la propuesta de Grobocopatel como una iniciativa para “administrar el puerto, darle valor, crecer en carga y pagar un canon por ello” y consideró que “no nos puede volver a pasar lo mismo que con Arcor, cuando perdimos la posibilidad de transformar la capacidad productiva”. El representante del Centro de Comercio pidió “dejar de discutir mezquindades particulares”.
Grobocopatel plantea dragado, balizamiento para que el puerto pueda operar de noche, la construcción de su central de acopio y una serie de reformas que incluyen el traslado de las areneras del lugar donde operan hoy. Se habla de una inversión que sería superior a los 20 millones de dólares.
Por supuesto, habrá licitación y competencia con otros oferentes, si es que aparecen. Hasta el momento, en el Consorcio hubo algunos contactos de otras empresas, pero nunca nada concreto y mucho menos de este tenor.
El 21 de septiembre por la mañana había tres automóviles en las oficinas del Consorcio. Uno era de Eliseo Almada, el presidente; el otro era del propio Daniel Grobocopatel, que llegó junto a su esposa; el tercero, del ingeniero Frene, cuyo estudio está a cargo del proyecto.