Mientras escucho a Joan Manuel Serrat cantando aquella canción que recuerda al gran Antonio Machado con su “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, aun lejos del terruño que atesora los mejores años de mi vida, no puedo desprenderme de eso y por tanto es raro el día que no escucho La Radio y después de las noticias cuando aquí ya son la 17 hs. aparece en Radio Continental mi querido Fernando Bravo en compañía de Alfredo Leuco con sus más que atinados comentarios, y como para que se reafirme más mi
pertenencia a San Pedro, decido hacerme presente y por escrito comentar la actualidad, por aquello de que las palabras se las lleva el viento, en este caso Internet.
El título de esta nota obedece a que quienes gobiernan circunstancialmente nuestro país no hacen más que denunciar golpes y malas intenciones de una oposición que no atina a consolidarse porque… no hay vuelta que darle, somos argentinos y “verseadores”. Por si fuera poco Aníbal Fernández recurre al insulto. Siempre recuerdo cuando Borges vino a San Pedro a hablarnos sobre “Los sueños” ya opinaba que los peronistas no eran ni buenos ni malos, “son incorregibles” y siendo yo de aquellos tiempos presumo que salieron de las filas mayoritarias de los radicales que ya en vida de Yrigoyen cantaban aquello de que “Aunque el pueblo viva preso, / aunque el pueblo viva mal, / viva el queso, viva el queso, / viva el queso radical”. Y es que el queso tienta a todos, bueno, digamos que a la mayoría, y conforme se ha degradado la educación como para que el secundario sea un fracaso, no sólo en nuestro país, así va el mundo.
No sé si serán tantos los golpistas que pretenden desestabilizar el gobierno, pero lo cierto es que no faltan denuncias de enriquecimientos ilícitos por actos de aprovechamiento de información privilegiada que indudablemente tienen el ex presidente, la presidenta, y otros integrantes de los tres poderes, puesto que es llamativo que hasta algunos jueces desestimen las denuncias cuando no las cajonean esperando que pase la tormenta. Si un ex presidente compra dólares podría ser porque no se fía de la moneda de su país… pero si compra 800.000 litros de gasoil a casi el doble del precio de plaza, sin más licitación que un simple concurso de precios, si su chofer resulta ser un potentado (oligarca?), puede que ese capital sea tan suyo como el coche que manejaba para su patrón. Si mediante un DNU se pretende sustraer al BCRA las reservas que respaldan el valor de la moneda circulante y por no ser sumiso echan al presidente del propio Banco Central, mucho me temo que si los precios aumentan es porque le dan mucha manija a la máquina de imprimir billetes. Los argentinos tenemos experiencia en este aspecto pues con 30 horas de cátedra yo llegué a cobrar doce millones de pesos mensuales y en España el Director del Politécnico de Palma opinaba que era mucho dinero, pero era papel pintado, pues por 23 horas me ofreció, en pesetas, cuatro veces más. Hoy estaría jubilado con unos 2.000 euros, pero en pesos… no llego a esa cantidad.
Esta misma semana otro de mis brillantes ex alumnos Orlando Ferreres publicó una nota de LA NACIÓN indicando que estamos “perdiendo el tren”.
Le recordé aquellas líneas en que me sentía orgulloso de verlo en la función pública, cuando era viceministro de Don Miguel Roig, pero me sentiría mucho más orgulloso el día que la dejase. A los tres meses renunció. Hoy me respondió diciendo que era un honor para él mi orgullo manifiesto. Con Fernando Bravo estoy seguro que el viejo Pochulú se sentirá aún más orgulloso que yo, porque también fue alumno mío.
Espero que los argentinos despertemos del letargo.
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