Galati y Di Mayo, las contradicciones de una historia de dinero y campaña política
La declaración del constructor, también imputado en la causa por estafa a raíz de la compra de materiales con órdenes robadas y firma falsificada, acusa una vez más a la exdirectora del Hospital. La odontóloga dice que él era “puntero” de Guacone durante la campaña 2011, en la que ella también tuvo participación activa. Los temores de quienes oficiaron de “recaudadores para la campaña”.
La exdirectora del Hospital Marina Galati enfrenta una causa por estafa en perjuicio de la administración pública municipal, en la que está imputada junto a Pedro Alberto Di Mayo, uno de los socios de la empresa que construyó las salas de Pediatría y Oncología del nosocomio, sindicado como el que retiró materiales de diversos comercios sampedrinos con órdenes de pago robadas que tenían la firma falsificada del exsubsecretario de Salud, Julio Caraballo.
La semana pasada, La Opinión detalló la declaración de la exfuncionaria y parte de una entrevista que ofreció. En ambas oportunidades, deslizó sospechas sobre Di Mayo, quién también declaró ante el Fiscal Hernán Granda el pasado 11 de abril y volvió a apuntar contra ella.
Ambos testimonios son contradictorios y tienden a socavar el discurso del otro. No hay que perder de vista que los dos corresponden a personas imputadas en la causa. Galati cuenta con la defensa particular del Dr. Benito Aldazábal y Di Mayo con la Oficial de la Dra. Carla Sgarbi.
Galati contra todos
Sentada en La Opinión, Marina Lorena Galati quiso hablar luego de declarar ante el Fiscal. Es que había muchas cosas que ella deslizó tangencialmente en la causa y que si bien no contribuyen a dirimir qué sucedió en el caso que investiga la Justicia, sí ayudan a desentrañar parte de esa red que se teje cada vez que hay elecciones.
A esa red vinculó a Pedro Di Mayo, un joven de 31 años, socio del constructor oriundo de Río Tala Ariel Franzoia y hombre vinculado al fútbol en el Club Defensores Unidos, donde compartía amistad con el sindicalista de los patovicas, Pablo Casas, con quien también tiene ahora sus serias diferencias.
Si él dijo en su declaración que tenía buena relación con la odontóloga, ella negó todo vínculo y aseguró: “Obras Públicas licitó y ellos (Di Mayo y Franzoia) ganaron la licitación para hacer las obras de Oncología y Pediatría, pero no tenían relación con nosotros, nos reuníamos con los pediatras para ver lo del diseño, no mucho más”.
Sin embargo, no sólo se vieron las caras en el Hospital. “Trabajaron para la campaña política de Guacone, eran punteros de él”, sostuvo Galati y disparó: “Las reuniones de gabinete, en tiempos políticos no son sólo de gabinete, hay gente que no corresponde y está. Este chico estaba”, por Di Mayo.
Como en cada año electoral, los favores están a la orden del día y en todas las dependencias municipales no dejan de suceder cosas extrañas. “Se ponía gente a trabajar que eran favores políticos, que no se podía cuestionar porque era así y punto”, dijo Galati.
En ese marco, conoció a José Franzoia, hermano del constructor socio de Di Mayo, quien “estaba en la parte de mantenimiento y duró trabajando lo que duró la campaña. Le habían prometido trabajo y demás, le dejaron de pagar porque le pagaban a través de facturas que hacía Di Mayo”.
Esto lo confirmó a La Opinión el administrador del Hospital, Roberto Borgo, aunque desde otra perspectiva: “Nosotros teníamos como servicio un personal adicional de mantenimiento, que facturaba Ariel Franzoia. Tenía turnos, estuvo un par de meses y se lo discontinuó tras las denuncias. Ella dice que estaba en negro, a mí no me consta; estaba en relación de dependencia con Franzoia”, aunque nada adujo sobre su condición de “empleado de un monotributista de la menor categoría”.
Una campaña generosa
Galati dijo que Borgo pedía “facturas truchas” y que eran “para la campaña de Pablo Guacone”. Una campaña de la que ella fue miembro activo, junto a Néstor “Yayi” Chaves, por ejemplo. El día de las elecciones, su tarea en el bunker guaconista fue fundamental.
Sin embargo, recién ahora, más de un año después de esa campaña, llegan sus denuncias, plasmadas en la declaración indagatoria, lo que habilita la apertura de una causa penal que investigue ese presunto desvío de fondos.
Ante La Opinión, fue más allá: “Sé que hubo un problema con una factura. Cuando (Di Mayo y Franzoia) terminan la obra de Pediatría, piden una factura de 9 mil pesos. No se los veía más y faltaba terminar. Dijeron que habían cobrado, pero no entregaron la plata, la usaron para la campaña y frenaron la obra”, aseguró.
En ese sentido, relató que “había un montón de irregularidades”. Entre ellas, recordó: “Gente a la que le pagaban por títulos y eran pibes que no tenían ni la primaria”.
Cosas que, dijo, pasaban “hace muchísimo tiempo”, como el caso de la Jefa de Mucamas: “Le pagaban 100 horas al 50 y otras 100 al 100 por ciento, cobraba más que yo, que era la Directora. No le alcanzaba el tiempo para cumplir esas horas”, contó.
Galati dijo saber que desde el Ejecutivo la “querían sacar del medio a toda costa”. No sabe por qué, pero sospecha: “No sé si tendrían miedo de que hable de algo”. Es que su relación con el partido de Gobierno siempre fue muy estrecha. Al punto de que accedió a que le descontaran un porcentaje de su sueldo para el sostenimiento político.
Ese descuento, que va al partido Acción por San Pedro, lo siguen haciendo efectivo. “Yo ni siquiera voto en San Pedro, estoy empadronada en Capital, yo ya no soy funcionaria, soy empleada, esa plata a dónde va”, se preguntó y se quejó: “Es una irregularidad, durante más de un año me siguieron descontando”.
El relato de Di Mayo
Pedro Alberto Di Mayo también brindó su declaración indagatoria como imputado. Dijo más o menos lo mismo que ante La Opinión hace más de un año, aunque fue más preciso. En cada oración, involucró directamente a Marina Galati con el caso de las órdenes de compra robadas.
Durante la indagatoria le preguntaron si en alguna oportunidad recibió órdenes para la entrega de materiales. Dijo que fue a Casa Botta y Electricidad San Pedro, junto a su socio Ariel Alejandro Franzoia y que “dicha mercadería la llevaron a la casa en construcción que tenía la Dra. Galati en un barrio privado llamado Arco de Oro, situado por calle 3 de Febrero cerca del puerto”, según consta en la declaración.
Allí también dijo que llevaron al Hospital “cables y otras cosas de electricidad”, que coincidirían con la factura de Electricidad San Pedro, tal como los inodoros y cerámicos coinciden con los de Casa Botta que figuran en el expediente.
La Defensora oficial le preguntó quién le dio la orden para entregar la mercadería en la casa en construcción. Respondió que fue Galati. Aclaró que antes de retirar la mercadería, la odontóloga le dio “las órdenes de compra con el logo del Hospital y firmadas, no recuerda por quién”. Señaló que las órdenes de compra que recibió en esa época provinieron de tres fuentes: Borgo o Caraballo cuando se trataba de elementos para tareas de mantenimiento; la arquitecta de Obras Públicas Elina Gaitán cuando era para la construcción de las áreas de Oncología o Pediatría; y “lo de la casa en construcción, la orden recibida fue de parte de la Dra. Galati”.
En esa parte de su declaración dijo algo que Caraballo y Borgo negaron varias veces: que el primero firmaba órdenes de compra. De todas maneras, las pericias caligráficas practicadas sobre los documentos que forman parte de la investigación dieron cuenta de que no se trata de la firma del exfuncionario.