“Fui agredida por patovicas y la policía sin hacer nada”

Elsa Romero, una de las mujeres detenidas el anterior fin de semana tras protagonizar un disturbio en la puerta del boliche Quillash, ofreció una versión diferente de lo ocurrido.
El informe policial ofrecido con posterioridad a este hecho, indicaba que esta mujer había rasguñado a tres agentes de la policía al resistirse a ser detenida. Junto a Romero, estaba su hija, el novio y otra joven.
Todos fueron trasladados a la Comisaría, y recién durante la mañana, recuperaron la libertad.
Según Romero, primero los guardias de seguridad del boliche los atacaron.
“El patovica Morrison me pegó un empujón diciendo que no podía entrar. Una de mis hijas, Tamara, preguntó por qué no nos dejaban y recibió una trompada en el oído”, explicó Romero a este medio.
El suceso se complicó con la llegada de la policía. Romero reconoció que se resistieron a subir al patrullero porque consideraban que la detención era injusta. “Nos pegó el patovica y encima nos llevan presas”, dijo. La tercera joven involucrada llegaba en ese momento al lugar y al percibir la situación también quiso intervenir, pero como respuesta fue también trasladada a la Comisaría.
En la dependencia policial, la tiraron al suelo y le pusieron esposas mientras la insultaban: “vieja gorda, trola, puta”. Una policía joven a la que no pudo identificar, fue la que la golpeó a puntapiés mientras estaba en el suelo, en el patio de la Comisaría. Según dijo la mujer, mientras era agredida “todos los policías nuevos estaban viendo cómo me pegaban”. Mientras tanto, su hija y el novio estaban dentro de las oficinas, en el caso del joven también esposado. “Nos detuvieron a las 5 y 30 y estuvimos hasta las 8 de la mañana”, dijo la mujer.
“Estaban re agresivos, sacados. Tenemos las marcas en las muñecas, en los brazos, en los codos. El Dr. Dubini vino, pero miró y dijo que estaba todo bien aunque el novio de mi hija estaba todo golpeado. Le pegaron con el garrote en el pecho, y se fue con un gran moretón”, explicó Romero confirmando que ella había pedido la presencia del médico de policía.
Romero aseguró que es la primera vez que concurría a Quillash a bailar. Esa noche, era especial porque despedía a su hija y su novio que estaban a punto de iniciar un viaje.
“No había hecho nada. Salí en el diario mil veces, pero es la primera vez que vengo a hablar porque fue injusto”, dijo a La Opinión.
Romero reconoció que en variadas oportunidades fue protagonista de disturbios, producto de su adicción al alcohol. Pero aseguró estar en tratamiento para superar esta enfermedad y por eso hacía más de ocho meses que no concurría a locales nocturnos.
“Estaba bien, hasta que pasó esto”, dijo confirmando que asistió al grupo de Alcohólicos Anónimos, inició un tratamiento con un psicólogo y un psiquiatra, además de realizar otras actividades que ayudan a superar su adicción como por ejemplo la lectura de textos de metafísica.
“Yo reconozco que la bebida es mi peor enemigo. Pero toqué fondo. Ahora quiero vivir mejor con mis hijas”, dijo.
Para dejar constancia de estos apremios, Romero firmó las actas policiales agregando su disconformidad e indicando en ese mismo documento una leyenda en la que explicaba que había sido “golpeada y agredida por Ustedes”. Una versión que se repite en los últimos tiempos, señalando los abusos que se cometen puertas adentro de las dependencia y una vez que los presuntos responsables están inmovilizados y a disposición de la justicia.