Fiestas electrónicas: una polémica en la que se mezclan requisitos municipales y sospechas de venta de drogas
El fin de semana estaba previsto el desarrollo de una fiesta electrónica en una quinta. Era una nueva edición de un evento que ya tuvo lugar en varias ocasiones en los últimos cuatro años. Esta vez, les informaron que necesitaban habilitación municipal y autorización policial para llevarlo a cabo. Trasladaron el encuentro a un boliche, que fue clausurado por presencia de menores. En la previa, hubo debates sobre la venta y el cosumo de drogas, un prejuicio que persigue a este tipo de actividades.
La organización de una fiesta electrónica en una quinta y su fallido desarrollo a raíz de las advertencias relacionadas con la falta de habilitación para la concreción de un evento de esas características en el sitio elegido tuvo otras aristas que rodearon a la situación.
La denominada “The Lemon Party” fue planificada como una fiesta electrónica en la que tocarían los DJ’s Mathy KL, Nico Card, Nehuén, Sachi B2B Agus Akawa y RGA. Algunos de ellos son reconocidos en el ambiente de la música techno. "Traé un alimento no perecedero, colaborá con Caritas Felices y tenés un descuento en tu entrada", decía el flyer que circuló por Instagram.
En el gobierno municipal se ocuparon del tema y hubo quienes estaban dispuestos a escuchar la propuesta pero otros que se opusieron a rajatabla. En el debate sobrevoló, como en muchos eventos de este tipo, la sospecha de los vínculos de las fiestas electrónicas con la venta de drogas sintéticas como el LSD. Aunque se desconoce si el temor era fundado o parte del prejuicio que existe alrededor de la música techno.
“La Municipalidad y la policía no nos permitieron hacer la fiesta” dijo a La Opinión Lucas, un joven rosarino que produce este tipo de eventos y se asoció con un sampedrino para la Lemon Party. Contó que hace alrededor de dos meses que venían trabajando el tema y que, de todas maneras, la quinta donde pensaban desarrollarla no estaba habilitada.
El responsable local de la organización, Jorge “Mono” Cardozo, informó que hace cuatro años que hace este tipo de fiestas en una quinta local, pero que esta vez el dueño lo llamó para decirle que la policía le había informado que no podrían llevarlaa cabo.
“Nunca habíamos tenido problemas y otras vece ha ido la policía para reclamar por la música fuerte, que bajamos la música. Esta vez me dijeron que no se podía hacer por el tema de la habilitación municipal”, señaló Cardozo.
La fiesta se trasladó al boliche Club Zero. “Me di cuenta que la fiesta no se podía hacer por la habilitación, entonces hablé con los del boliche, que armaron un sector, ahí llevamos nuestra bebida, cobramos entrada, cuando empezó a entrar gente fueron a clausurar”, contó el organizador.
En efecto, domingo por la madrugada, personal de la Dirección de Seguridad, Tránsito y Nocturnidad y de la Policía clausuraron Club Zero por “presencia de menores”. No faltaron las voces que señalaron que el operativo estaría relacionado con la fallida fiesta y el temor que sobrevoló el tema en la última semana, relacionado con el consumo y venta de drogas sintéticas en este tipo de eventos en todo el mundo.
“Alrededor de las fiestas electrónicas siempre está ese mito de las drogas, siempre en todo ambiente hay pelotudos que venden droga o consumen, yo no voy a permitir que nuestra productora venda falopa, nosotros hacemos eventos y recaudamos de ahí”, aseguró Lucas, el rosarino organizador.
“Es como que está mal visto, que se dice que corre droga; no sé, droga se ve en todos lados: se vende en los barrios, en los boliches, en los festivales, es lamentable, hacía mucho que no se hacían fiestas en San Pedro y queríamos probar, pero bueno, no se pudo”, agregó.
Cardozo dijo a La Opinión que su intención es seguir organizando este tipo de fiestas y que espera mantener una reunión con la Dirección de Cultura para que, al igual que otros eventos artísticos y musicales, pueda desarrollarse con los requisitos de ley y acaso el respaldo municipal.