Fiestas de fin de año: aseguran que “hubo una demanda impresionante" de carne en San Pedro
Los cortes vacunos fueron la preferencia de la gente. El asado se convirtió en la vedette, con una alta demanda que en algunos casos se visualizó en las largas colas que había en ciertos negocios. No importó el aumento, sino darse el gusto de ver convertida una parrilla en la imagen más apetecible.
Si las ventas minoristas subieron el 17,7 % interanual como sostiene la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) durante diciembre, al menos en las carnicerías se vio reflejado durante las fiestas en San Pedro.
Habíamos adelantado que la venta de carne, especialmente la vacuna, asomaba como la de mayor volumen. Además, sostuvimos que el “asadito” era infaltable para la Navidad o el Año Nuevo.
Pese a que los aumentos previstos se concretaron y hoy el asado o vacío tiene un valor aproximado entre 10 y 12 mil pesos el kilo, nada impidió que se haya alcanzado un récord histórico de venta.
“No recuerdo que se haya vendido tanta carne. En décadas que tengo en el negocio, nunca viví una demanda semejante”, confesó a La Opinión un reconocido productor y mayorista.
“Hubo carnicerías donde la gente hacía largas colas por una tira de asado. Y en algunos de estos negocios, la provisión de medias reses se daba hasta tres veces al día”, agregó.

Si bien evitó dar cifras concretas -en algunos casos asombrosas-, no dudó en ratificar que en estas fiestas San Pedro estableció un récord, sin contar la comercialización de pollos, cerdos y corderos.
“Se podía ver que quedaban colgados de los rieles los cuartos traseros, donde están las pulpas como la nalga, cuadrada y bola de lomo, porque la preferencia de la gente era el vacío, matambre y la costilla”, explicó.
Cuando publicamos el segundo aumento que se aproximaba en diciembre, previo a las festividades, un lector, José, fue contundente con su apreciación: “Lo que pasa con el asado es que siempre en esta fecha hay mucha demanda en esos cortes y es normal que la aumenten. Siempre fue así. Nadie come puchero en las fiestas por más pobre que sea. Siempre nos acostumbramos a tirar unas tiras de costillas o vacío a la parrilla”.
Indudablemente, José tenía un panorama casi certero de la realidad.
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